La fortaleza de la estructura empresarial del supermercado en tiempos de pandemia

El gran hecho que se ha puesto de manifiesto durante el tiempo comprendido entre las semanas del 9 de marzo de 2020 y la actualidad, es la fortaleza del sistema de distribución de proximidad que se desarrolló en España desde mediados de la década de los ochenta. Durante los meses pasados hemos sido conscientes de la fortaleza del conjunto de la cadena de valor agroalimentaria, pero quizá se ha analizado poco la estructura empresarial que lo sustenta.

Ésta ha permitido que la alimentación no fuera un problema para una población sometida a una gran incertidumbre. Además, ha estado disponible para permitir a las autoridades limitar la movilidad de la población, cuando esta medida ha sido indispensable, gracias a que encuentra a muy pocos metros de sus casas -en sus barrios y en sus municipios- un surtido completo de productos de gran consumo a un precio muy competitivo.

La distribución con base alimentaria en España presenta un factor importante y diferenciador, con características específicas de nuestro país e incluso entre comunidades autónomas. Se trata de la gran variedad de empresas, muchas de ellas de carácter regional, que conviven y compiten en igualdad de condiciones con las grandes cadenas nacionales e internacionales. Todas ellas aportan una enorme pluralidad de modelos de tiendas y surtidos, que ayudan a conformar una oferta en proximidad muy rica, diferenciadora y competitiva.

Variedad de establecimientos y surtidos

La competencia es, precisamente, un elemento que incide directamente en beneficio del consumidor, al permitirle elegir, a pocos metros de sus casas o trabajos, entre una variedad de establecimientos y surtidos en función de su conveniencia. Otro factor estructural que fomenta este hecho es que España presenta uno de los mayores equilibrios entre formatos -tiendas especializadas de alimentación, supermercados e hipermercados- de Europa.

A partir de los años noventa, cuando el formato del supermercado comenzó a cobrar importancia, gracias a su capacidad para incrementar su tamaño y poder ofrecer un amplio abanico de productos en proximidad a precios muy competitivos. En respuesta a la demanda del consumidor y a la fuerte competencia de otros formatos emergentes, se sentaron las bases de una estructura como la actual, que tiene un mayor equilibrio entre distintos formatos que otros países europeos.

La importancia de las centrales de compras

El tamaño de la empresa era una condición necesaria para competir en precio y, por ello, el papel de las centrales de compra ha sido fundamental para permitir competir a las compañías más pequeñas, representadas a menudo por autoservicios y pequeños supermercados distribuidos en zonas rurales. Hoy, este tipo de supermercados aseguran que los consumidores españoles, vivan donde vivan, tengan un surtido de alimentación a menos de 15 minutos de sus casas, siendo un factor fundamental de desarrollo rural y fijación de la población.

Y todo esto ha sido posible gracias a una evolución de las empresas y cambios organizativos, que han aportado al supermercado la capacidad para mantener una estructura financiera adecuada, cuidar la atención y el servicio al cliente, optimizar la estructura logística, crear relaciones estables con los productores y, por último, una fuerza de trabajo extensa, estable y motivada. Todos han sido elementos que han intervenido para superar con éxito las enormes dificultades que se han encontrado durante esta pandemia, en la que los empleados merecen una mención aparte por su altísima profesionalidad y su gran conciencia de servicio público.

También la tecnología ha tenido una gran importancia en esta escalada hacia la eficiencia, especialmente en cuestiones logísticas y de organización de surtido. Además de una gran cantidad de “tecnología oculta” que optimiza cada vez más la gestión interna del supermercado, en esta segunda década del siglo XXI -como también ha puesto de manifiesto la pandemia- el comercio electrónico en alimentación es una de las grandes líneas de crecimiento que tenemos por delante.

En este sentido, detectamos el gran protagonismo del llamado consumidor mixto. Aquel que realiza sus compras en ambos canales en función de su conveniencia y que no quiere renunciar a las ventajas diferentes que le aporta cada uno de ellos. Una vez más, el gran valor de tener una tienda cerca de las casas de los consumidores se presenta de una vigencia difícilmente reemplazable, que se ve complementada por las ventajas que ofrece el canal digital, en lo que llamamos la proximidad digital.

En esta segunda oleada de la pandemia Covid-19, como ya ocurrió durante la primera, la distribución con base alimentaria está preparada para continuar dando servicio a la población para que la alimentación, de nuevo, no sea un problema añadido a todos los demás. Con una estructura empresarial sólida, el futuro inmediato pasa por la defensa de este modelo abordando cuestiones que pueden ponerla en peligro.

Podemos subrayar tres: posibles subidas impositivas que afecten al consumo, el problema de hurto multirreincidente y el absentismo laboral, que preocupa mucho a empresarios y trabajadores. Es labor de todos establecer las condiciones para la defensa de un modelo que es muy intensivo en empleo, que aporta riqueza en las zonas en las que se opera y que es capaz de llevar la alimentación a la población urbana y rural aún en las condiciones más difíciles.