Cambiar para asegurar un mejor resultado

Más de una década ha transcurrido desde la crisis que comenzó en 2008, se alargó durante varios años, y modificó el escenario económico mundial. Más de diez años en los que las empresas tuvieron que volver a construir su negocio, sus marcas y la relación entre éstas y los clientes. Lo más importante cuando se atraviesa una crisis, ya sea personal o profesional, es no dejar pasar la oportunidad para aprender. En estos 12 años se han convertido en habituales siglas como ‘RSC’ o palabras como ‘propósito’. Las empresas han entendido los conceptos que se escondían detrás de ellas, pero quizá hacía falta una prueba de fuego como la que hoy tristemente enfrentamos para también ver su consistencia. Y esta emergencia que vivimos está siendo la oportunidad perfecta para demostrar que las empresas aprendieron entonces, y mucho.

Desde aquel fatídico 2008, que ya casi habíamos olvidado, el tejido empresarial ha ido sembrando para construir un vínculo auténtico entre personas y marcas, y hoy esta relación quizá sea más fuerte que nunca. La humanización de las empresas es una realidad, ya nadie puede poner en duda el papel fundamental que juegan los empresarios, ya sean de grandes multinacionales, pymes o autónomos, en el bienestar de la comunidad donde desarrollan su actividad. La emergencia del coronavirus, que comenzó siendo sanitaria pero ahora también es social, económica y financiera, está demostrando que las compañías hace tiempo decidieron ser parte de la solución y no del problema.

Lo cierto es que prácticamente todas las empresas del país están aportando soluciones, cada una dentro de sus posibilidades y ámbito de actuación. Tras incontables horas de trabajo y esfuerzos para garantizar la protección y bienestar de los trabajadores -prioridad absoluta, como no podía ser de otra manera- en el sector del dulce y en la industria alimentaria en general el compromiso no se ha quedado en seguir produciendo y alimentando a todo un país, algo ya de por sí heroico en estas circunstancias. Vemos cómo nuestros asociados donan cualquier mínimo remanente de material sanitario a las autoridades, una vez garantizada la seguridad de sus empleados. O cómo se colabora con bancos de alimentos para hacer llegar lo necesario a las personas más vulnerables en estos momentos. También haciendo llegar estos productos a quienes luchan en primera línea -fuerzas de seguridad, hospitales- intentando darles energía e incluso arrancarles una sonrisa en estos momentos tan difíciles. Pero sobre todo hacerles sentir que no están solos.

A pesar de todo esto, no deja de haber quien, lamentablemente, prefiere seguir arremetiendo contra el sector empresarial y continuar viéndolo, como dijera Winston Churchill, como el lobo al que abatir o la vaca a la que ordeñar, y no como el caballo que tira del carro. Estoy seguro de que tenemos mucho por hacer, y lo haremos. Pero para obtener los mejores resultados para la sociedad en su conjunto necesitamos la compañía leal y el convencimiento de todas las administraciones, sector público y ciudadanos en general de que las empresas son y quieren ser un actor crucial en la búsqueda y hallazgo de soluciones ante esta enorme crisis que enfrentamos. La recuperación solo será posible si vamos todos a una, o simplemente no será.

Creo que la sociedad siempre acaba juzgando con lucidez y que la figura del empresario saldrá consolidada después de este shock. No me atrevo a vaticinar ni cómo ni cuándo saldremos de esta crisis, pero sí a mirar al futuro con mucho más optimismo que en anteriores ocasiones, porque cuando recuperemos nuestra ansiada normalidad, creo que habremos marcado una nueva senda sobre la que seguir construyendo todos juntos como sociedad. Sin duda habremos de enfrentarnos a muchas incógnitas. La más preocupante será saber cómo evolucionará el mercado laboral una vez finalice este estado de emergencia, y por tanto conocer el estado de las economías familiares y la cohesión social. Este será el dato que marque el ritmo de la recuperación.

Mientras esto llega, estos días vemos cómo los productos de nuestros asociados van ganando peso en la cesta de la compra de los españoles, porque incluso en las situaciones más dramáticas, la humildad de las pequeñas cosas que nos dan un momento de evasión, de placer, se convierte involuntariamente en algo más significativo que una galleta, una onza de chocolate o un caramelo.

En una primera aproximación tras el primer mes de confinamiento, observamos que el sector en su conjunto ha aumentado sus ventas en tienda física respecto a 2019 por encima del 20%. Con productos que formaron parte de las primeras compras de aprovisionamiento -como panadería, bollería o galletas- y otros que, tras afianzarse la confianza del consumidor en la industria alimentaria, también han ido entrando en su cesta de la compra y proporcionándole pequeños momentos de placer en medio de este confinamiento, como los chocolates y las golosinas.

Pero también hemos visto cómo algunos canales donde vendíamos nuestros productos -pequeño comercio- están sufriendo una situación muy dura. No obstante, confiamos en que, con el esfuerzo de todos y el apoyo de nuestras administraciones, muy pronto volveremos a estos quioscos y pequeñas tiendas a por nuestros chicles, caramelos y gominolas favoritos y revitalizaremos un canal que es seña de identidad de nuestra cultura y costumbres, además de empleo y sustento de millones de personas en nuestro país.

Nuestros productos nos aportan energía para comenzar el día y ese momento de placer que muchas veces necesitamos. No podemos dejar de reconocer y agradecer a todos los empleados del sector el esfuerzo, compromiso y responsabilidad que están demostrando, así como a los consumidores; y es que el mero hecho de que nuestros productos, junto al resto de alimentos, sigan formando parte de nuestro día a día nos infunde confianza y nos invita a mirar al futuro con optimismo.

Termino recordando a otro gran pensador, Albert Einstein, que decía que “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Parece que las empresas de este país lo están aplicando. Su humanización es ya una realidad, como ha quedado demostrado. ¿Podremos seguir cambiando todos juntos? Confío plenamente en que sí y que, con este cambio, el resultado será muy diferente.