La alimentación exporta un 5% más impulsada por las ventas a China

La industria agroalimentaria española sigue pisando fuerte en el exterior, especialmente gracias a las ventas de porcino a China. El peso de este país en las ventas de alimentos y bebidas se ha duplicado entre 2018 y 2019, pasando del 3,5% al 6,5% de nuestras ventas fuera. Y este año sigue creciendo.

La industria agroalimentaria española sigue mostrando resiliencia ante la crisis causada por el coronavirus. Un informe realizado por CaixaBank Research pone de manifiesto que el sector es un pilar esencial de la economía española, y que sigue siendo uno de los menos afectados por la crisis. El sector primario ganó peso en el conjunto de la economía española en el segundo trimestre de 2020, aportando el 3,8% del PIB, en comparación con la contribución del 2,7% que registró en 2019. Y de manera similar, la evolución de su mercado laboral ha sido relativamente favorable y ha registrado una menor destrucción de empleo, con una menor proporción de trabajadores afectados por Erte, quedando apenas 10.000 personas, según los últimos datos de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab) sobre un total de 460.000 trabajadores.

El buen desempeño del sector agroalimentario durante la crisis sanitaria tiene, en parte, relación con la evolución de las exportaciones durante este período, ya que gran parte de la producción del sector, aproximadamente 50.000 millones de euros, se destina a la venta internacional, convirtiéndose así en la cuarta economía exportadora del sector en la Unión Europea y la séptima a nivel mundial, según el estudio. Lejos, además, de frenarse, durante los siete primeros meses del año las exportaciones del sector se incrementaron un 4,9% interanual. Y eso a pesar de estar en un contexto en el que el comercio internacional ha sufrido con especial dureza el impacto de la crisis.

En este sentido, productos como la carne de porcino, cuyas ventas fuera crecen un 36%, las frutas y algunas verduras frescas han sido los productos con mayor demanda, destacando el repunte de las exportaciones de cítricos en Europa y de carne en Asia, debido a la crisis sufrida en China, que le ha obligado a importar de forma masiva. En cuanto a las regiones que presentan un mayor incremento de exportaciones, entre enero y julio de 2020, destacan Aragón y El País Vasco con un 33,8% y un 13,3% respectivamente, más que el año anterior durante el mismo período. El peso de China para la exportación alimentaria española se duplicó ya el año pasado, según los datos de la patronal Fiab, pasando de suponer el 3,5% del total a representar el 6,5%. El país asiático compró productos por de 2.000 millones respecto a los más de 32.000 que ingresó España por la venta de alimentos.

El estudio elaborado por CaixaBank Research destaca, por otro lado, que la crisis sanitaria y el confinamiento vivido durante el primer semestre del año han generado un cambio radical en los patrones de consumo alimentario de las familias españolas en los que ha ganado peso el consumo en el hogar. Por el contrario, durante los meses de confinamiento el consumo fuera, en establecimientos como hoteles, restaurantes y cafeterías se desplomó. El gasto en este caso registró caídas superiores al 90% entre la segunda quincena de marzo y finales de abril, mientras que en mayo el gasto en restauración con tarjetas españolas empezó a recuperarse de forma relativamente rápida y repuntó notablemente en los meses de verano.

En la patronal de la industria alimentaria, Fiab, alertan, no obstante, de que la segunda oleada ha provocado un nuevo y fuerte descenso en la hostelería, que está pasando ya factura. Así, en términos de facturación, la industria de alimentación y bebidas ha sufrido una disminución estimada de 3.680 millones de euros desde el inicio de la pandemia el pasado mes de marzo. La pervivencia de las restricciones para controlar la pandemia hace prever que la producción seguirá esta línea hasta final de año y Fiab estima que, para el conjunto de 2020, el valor de la producción alcanzará aproximadamente los 116.700 millones, un 3,6% inferior a la cifra de 2019.

A consecuencia de este retroceso, en octubre el tejido empresarial del sector ha contabilizado 1.800 empresas menos en comparación con el mes de febrero, una disminución del 6,8%.“Teniendo en cuenta la presencia del sector en todo el país, su especial contribución en las zonas con menores índices de renta por habitante, y el efecto arrastre sobre el resto de actividades productivas, el retroceso en la producción supone un importante revés para la competitividad de la industria, especialmente para las empresas de pequeño tamaño, orientadas principalmente al mercado local y regional”, señala Mauricio García de Quevedo, director general de la patronal Fiab.