La India enfrenta el mayor pico de estrés hídrico de su historia

Se acaba de convertir en el país más poblado del mundo y se posiciona como una de las principales economías a nivel global, pero ese ritmo acelerado de crecimiento poblacional y económico se encuentra lastrado por el deficiente acceso al agua potable y las altísimas cotas de contaminación.

Un país tradicionalmente relegado a un plano secundario en el orden global, pero espoleado por los recientes cambios geopolíticos y económicos internacionales para sentirse relevante y, además, orgulloso. La India acaba de convertirse, según las estimaciones del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, en el país más poblado del mundo; en algún punto de la enorme extensión de tierra que ocupa, durante el mes de marzo habrá nacido el habitante número 1.425.775.850, siendo sin saberlo quien ha conferido a su país ese primer puesto por delante de China.

Más allá, el porcentaje de indios menores de 30 años es inmenso, así que todo hace pensar que ese hito se seguirá consolidando como una realidad no puntual. Y aunque la India es ya una superpotencia, un estudio de Goldman Sachs apunta que será la tercera economía del mundo en 2050, y la segunda en 2075 sólo por detrás, en este caso sí, de China.

No obstante, ese ritmo acelerado de crecimiento poblacional y económico no hace sino presionar la disponibilidad de recursos, empezando por los básicos: el acceso al agua potable y las altísimas cotas de contaminación son dos de las principales problemáticas que enfrenta la India del siglo XXI.

El país enfrenta actualmente la peor crisis de agua potable de su historia. El gobierno de Madhya Pradesh prometió que en 2024 todos los pueblos tendrían suministro de agua del grifo, pero a día de hoy 600 millones de personas siguen teniendo problemas para acceder a los recursos hídricos, según un informe del centro de estudios gubernamental NITI Aayog. El documento señala que la situación empeorará en un futuro cercano, ya que para 2030 la demanda de agua doblará la oferta disponible.

La situación de los acuíferos también se revela crítica. Más del 60% del agua para regadío es de origen subterráneo y el porcentaje sigue aumentando respecto al uso de agua procedente de ríos y lagos. De hecho, India está considerado el mayor extractor de agua subterránea del mundo. Cada año extrae más agua subterránea que EEUU y China juntos y a un nivel mucho más rápido del que las lluvias pueden reponer. Según datos de la Junta Central de Aguas Subterráneas de la India, un 17% de los acuíferos están sobreexplotados y se estima que 21 ciudades importantes, incluidas Delhi, Bengaluru, Chennai y Hyderabad, alcanzarán pronto niveles cero de agua subterránea.

Los cada vez más escasos recursos se encuentran, además, altamente afectados por la contaminación procedente de las aguas residuales domésticas y los desechos industriales. El 70% de las aguas fecales que genera el país no recibe tratamiento, lo que implica que la gran mayoría de aguas residuales se vierten sin tratar. Cada día, miles de camiones sépticos llenos de lodos se lanzan al Ganges, que se ha convertido en uno de los diez sistemas fluviales más contaminados del mundo.

Esta realidad, unida al exponencial crecimiento de la población y el impacto cada vez más evidente del cambio climático, abre importantes oportunidades para las empresas internacionales especializadas en el sector del tratamiento del agua y también en el ámbito de la desalación, que está experimentado un aumento de popularidad entre los estados y empresas del país.

No obstante, la reciente visita del secretario de Asuntos Exteriores, Ignacio Ybáñez, a Nueva Delhi, se ha leído como un movimiento estratégico del Gobierno español para procurar una relación más estrecha con el, ahora, país más poblado del planeta. Nuestro país ocupa hoy el décimo quinto puesto en el ranking de inversores en la India a escala mundial, y el séptimo de la Unión Europea.