La CHG retoma el proyecto para regenerar el río Cabra

El Gobierno espera licitar en un plazo máximo de seis meses este demandado proyecto que se encuentra paralizado desde 2019. Se prevén recuperar 4,5 kilómetros de cauce enormemente deteriorados en el municipio homónimo que provocan continuos desbordamientos e inundaciones en las zonas cercanas.

Las extracciones ilegales de agua para abastecer a los agricultores de la zona, los vertidos incontrolados de las industrias, así como la creciente acumulación de escombros y basuras han convertido al río Cabra en uno de los más contaminados del sur de Europa. Además de generar malos olores, los niveles de contaminación y la degradación del cauce que desde hace años sufre esta corriente natural de 80 kilómetros que nace en el paraje de la Fuente del río Cabra (Córdoba) provocan continuos desbordamientos e inundaciones en las zonas cercanas causando importantes daños en áreas agrícolas, zonas industriales, viviendas o negocios.

El tramo alto del Cabra cuenta desde 2019 con un plan de restauración ambiental e integración urbana y paisajística que quedó paralizado en el verano de 2020 debido a los problemas que encontró la empresa adjudicataria, la Compañía General de Construcciones Abaldo, con algunos propietarios de las fincas por el importe de las expropiaciones.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se vio entonces obligada a resolver el contrato, pero recientemente se ha comprometido a impulsar el inicio de las obras. Es más, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció hace pocas semanas que el Gobierno espera licitar en “un plazo máximo de seis meses” este proyecto, que prevé la regeneración del río y su ecosistema, así como la reestructuración del encauzamiento.

Según explicó Ribera, “más de la mitad de los expedientes de expropiación han sido remitidos al jurado provincial, que ya ha definido las cuantías a pagar”. Ahora, la empresa Tragsa está revisando las actuaciones que no se ejecutaron en el anterior contrato y actualizando la situación de las expropiaciones llevadas a cabo para sacar a licitación este proyecto histórico y poder así recuperar 4,5 kilómetros de cauce enormemente deteriorados para evitar que este espacio fluvial se siga degradando.

El plan, que contempla un plazo de ejecución de 20 meses y 16 de conservación adicionales, pasa por llevar a cabo trabajos que contribuyan a mejorar la continuidad longitudinal y transversal del río, ampliando la anchura de las riberas y creando un corredor fluvial. Además, se realizarán tareas de limpieza y acondicionamiento en el cauce y la ribera que permitirán, no solo detener la contaminación y los fenómenos erosivos que actualmente sufre, sino también la conservación de los tramos fluviales existentes y la recuperación ecológica de los más degradados e inestables.

Estas obras se completarán con la construcción de senderos, áreas recreativas y pasarelas, para mejorar su integración en el entorno, potenciando su relación con el patrimonio medioambiental, y el uso público y la educación ambiental de la población.

El presupuesto estimado supera los tres millones de euros, que se suman a los 1,3 ya invertidos, con un millón destinado a expropiaciones y 300.000 euros comprometidos o ejecutados por el contratista anterior.

Un plan integral de recuperación

El río Cabra atraviesa el término municipal de Cabra al sur de la población y en dirección este-oeste. En su tramo alto sufre problemas de diverso tipo debido a una fuerte presión agrícola y urbana con el paisaje muy fragmentado. El tramo de actuación se sitúa a unos 200 metros de su nacimiento, ya que hasta ese punto sus aguas discurren libres de contaminación. Sin embargo, los municipios aledaños de Monturque, Montilla, Aguilar de la Frontera, Montalbán y Santaella se han unido para pedir a la Confederación que diseñe un Plan Integral de Recuperación para todo el rio y no solo la parte alta, ya que la erosión, el transporte y la sedimentación, ocasionados por la acusada necesidad de superficie cultivable provocan la desestabilización del cauce y de los taludes. Este último efecto, explican, facilita el desbordamiento y las anegaciones cuando aparecen las precipitaciones de cierto vigor.