Barcelona dedica 2400 millones a luchar contra el déficit hídrico

La metrópolis aprueba el ‘Plan Estratégico del Ciclo Integral del Agua’ que incluye 74 actuaciones destinadas a paliar las consecuencias del cambio climático en los próximos 30 años.

Una situación inédita que amenaza con ser mucho más crítica en apenas unos años. Cataluña enfrenta la peor sequía de las últimas décadas y el Govern de la Generalitat se ha visto obligado a aprobar un decreto de medidas urgentes para, al menos, preservar los depauperados recursos que conservan sus pantanos. Desplegado sobre 224 municipios, Barcelona incluida, el decreto afecta a seis millones de catalanes (siendo siete y medio la población total del territorio) y apela a la reducción de las precipitaciones en el distrito de cuenca fluvial de Cataluña, que “han experimentado una reducción en los últimos años que se ha acentuado a partir del año 2021 y profundizado durante 2022, y que persiste en las primeras semanas del año 2023”.

La media pluviométrica de los años 2021 y 2022 ha sido inferior a los 350 mm/anuales, cuando suele situarse en 600 mm/año. A esta realidad, que no ha quedado nunca reflejada en los registros (elaborados desde 1915) se suma, además, el trascurrir de un ejercicio anormalmente cálido que se ha cerrado con la temperatura más alta de toda la serie de datos registrados superando en 2,5 grados la media climática.

Por el momento, las restricciones suponen una reducción de un 40% en el uso del agua para actividades agrícolas y un 15% para la industria en las zonas afectadas. Se prohíbe el riego de parques y jardines públicos y privados y se veta, también, la limpieza de las calles con agua potable. Sobre el consumo, se recorta de los 250 litros por habitante al día a los 230 litros.

“No es previsible que esta situación mejore a corto plazo, ya que la sequía se ha ido prolongando y agravando de forma generalizada”, avanza el decreto de la Generalitat, y completa: “Se puede afirmar que se ha entrado en un estado persistente y extendido de insuficiencia de lluvias”.

Así, y concentrándose en el mayor núcleo de población de la Comunidad, la ciudad de Barcelona, las autoridades proyectan ya el hipotético escenario que se desplegará en 2050, si se cumplen los peores pronósticos: en ese año, podría existir un déficit hídrico de agua potable de, aproximadamente, 130 hectómetros cúbicos al año.

Más infraestructuras y nuevos recursos

El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha aprobado el Plan Estratégico del Ciclo Integral del Agua (PECIA), un proyecto para reducir el déficit hídrico adelantándose a las posibles consecuencias que el cambio climático puede acarrear en tan sólo 27 años.

Las medidas planteadas son complementarias a las que plantea la Directiva Marco del Agua, el Plan Hidrológico Nacional y el Plan de gestión del distrito de cuenca fluvial de Catalunya 2022-2027 y han sido diseñadas con el fin de buscar mecanismos que permitan obtener recursos de fuentes alternativas. En esta línea, plantea cinco retos principales: aumentar la garantía de abastecimiento y de la eficiencia de los sistemas, fortalecer la resiliencia del ciclo del agua, contribuir a la mejora de la calidad de las masas de agua, una adecuación de los sistemas actuales a los requerimientos futuros y, por último, la mejora de la gobernanza y la gestión del ciclo.

Los cinco retos se ramifican en 74 actuaciones concretas, que comprenden desde la reducción de consumos y la obtención de nuevos recursos hasta la reutilización de agua mediante su regeneración en estaciones. En la actualidad, la ciudad de Barcelona maneja un volumen de 56 hectómetros cúbicos, un volumen 15 veces superior al de 2018.

Con un presupuesto total que por el momento oscila entre los 2.100 y los 2.400 millones de euros, el Plan contempla dedicar 132 millones de euros a la construcción de nuevas infraestructuras como una planta potabilizadora con la que aprovechar más el río Besòs o una nueva estación de regeneración de aguas junto a este río similar a la que ya está operativa en El Prat de Llobregat, procurando así obtener agua de calidad manteniendo los caudales ecológicos.

Por otro lado, se procurará también construir una red de distribución de aguas regeneradas al polígono de la Zona Franca de Barcelona y al barrio de la Marina del Prat Vermell, así como el suministro a los municipios de Sant Cugat del Vallès y Cerdanyola, entre otros, y a la Universitat Autònoma.