Toledo traza su hoja de ruta para vetar los vertidos al Tajo

El Ayuntamiento ha constatado que el río, en Toledo, tiene un punto de vertido por kilómetro y que, de los 26 totales, sólo 10 están autorizados por la Confederación

El renovado Ayuntamiento de Toledo ha anunciado la puesta en marcha de un Plan de Vertidos Contaminantes Cero en el Tajo a su paso por la ciudad para, en el plazo de los cuatro años que se va a extender la legislatura, eliminar todo vertido no autorizado.

El alcalde de la capital castellano-manchega, Carlos Velázquez (PP), se ha comprometido a dotar de los medios necesarios para lograrlo a su Concejalía del Río Tajo, creada bajo su mando y cumpliendo así uno de sus compromisos de campaña.

En este sentido, Rubén Lozano, el responsable de este nuevo departamento del consistorio toledano, ha remarcado que el proyecto se ejecutará independientemente de si hay o no apoyo económico de la Unión Europea, del Gobierno central o de la Junta de Comunidades.

El alcalde Velázquez ha acudido, para justificar su determinación, a las conclusiones del informe firmado por la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss, que ha detectado que 16 de los 26 puntos de vertido al río en su tránsito por Toledo no tienen autorización oficial de la Confederación Hidrográfica y, por tanto, son ilegales.

El responsable de este estudio, que es también uno de los investigadores principales de la Cátedra, Raúl Urquiaga, explica que ha sido inventariado un tramo de 23 kilómetros entre la depuradora de Santa María de Benquerencia hasta la de Estiviel, con un total de 90 presiones.

Así, lo primero que se ha podido constatar es que hay más de un punto de vertido por kilómetro. Más allá, y cruzando sus datos con los de la CHT, se ha llegado a la conclusión de que más de la mitad son irregulares.

Urquiaga ha puesto como ejemplo el del Polígono industrial, una infraestructura “bastante grande” de hormigón no inventariada y cuyos sedimentos se han ido acumulando hasta formar una isla que no existía en el cauce hace apenas dos décadas.

Por otro lado, el estudio ha detectado otro bajo el hotel Los Cigarrales; es continuo y de olor y aspecto “muy desagradable”, según Urquiaga.

Otros vertidos son fruto de roturas en la red de saneamiento que va a la depuradora de Estiviel, situada además en una zona de la senda ecológica protegida.

“El río Tajo está más sucio que nunca, y nos prometieron que nos bañaríamos en sus aguas”, proclamaba el hoy alcalde Carlos Velázquez durante la campaña electoral. Ahora, ya con el bastón de mando en la mano, pretende que “en cuatro años no haya ni un solo vertido a su paso por la ciudad”.

Velázquez ha instado también al resto de instituciones a hacer uso de sus competencias para colaborar en la recuperación y protección a una masa de agua que, para los toledanos, “es mucho más que un cauce de agua”.

Más de 3.400 incidencias en la cuenca

La Cátedra del Tajo UCLM-Soliss ha recopilado, más allá de los problemas en Toledo, hasta 3.421 en toda la cuenca del Tajo, constatando una “degradación clara” en sus ríos fruto de actuaciones urbanas o agrícolas y por la presencia de especies invasoras.

De todas las causas, casi mil tienen que ver con explotaciones agrícolas o áreas recreativas y se encuentran a menos de 100 metros de la orilla. Hasta 814 son fruto de presiones sobre la calidad del agua en forma de vertidos y residuos y más de 400 están relacionadas con alteraciones morfológicas, como presas y azudes, muchos no inventariados por la CHT.