Félix Parra, CEO de Aqualia y presidente de la alianza StepbyWater: “El sector ha perdido millones por la subida de la energía y la falta de medidas para compensarla”

Evitar una crisis hídrica y aprender a lidiar con sus incipientes efectos. Éste es, según Félix Parra, el gran desafío que afronta España desde el punto de vista hídrico. El CEO de Aqualia repasa en ‘elEconomista.es’ las principales cuestiones que acechan al sector en un escenario marcado por la sequía.

¿Qué opina acerca de la polémica que se ha generado en torno al tercer ciclo de planificación hidrológica y al trasvase Tajo-Segura?

Sería necesario alcanzar un acuerdo a nivel estatal en este ámbito, porque sin una planificación hidrológica adecuada es difícil afrontar todos los desafíos que se nos presentan. Es complicado evaluar, desde nuestra posición de gestores del ciclo urbano del agua, si la cantidad de agua que se ha establecido ahora como caudal ecológico para el río Tajo, y las restricciones que pueda representar para el trasvase, es la adecuada o no, pero hay que señalar que el Tajo era el único río que no disponía de un caudal ecológico fijado. Por tanto, entiendo que, de algún modo era una medida necesaria desde el punto de vista medioambiental. La aprobación de los planes hidrológicos del tercer ciclo conlleva inversiones muy relevantes en la calidad de agua depurada en la ciudad de Madrid, en la zona del alto Tajo, en desalación en el Levante, y en la mejora de regadíos, que contribuyen al objetivo futuro de buscar al máximo la autosuficiencia de las cuencas, sin renunciar a los trasvases existentes. En cualquier caso, la disponibilidad de agua en los términos conocidos va a ser cada vez más reducida y tenemos que ir adaptándonos a esta nueva situación. Todo indica que los caudales para uso agrícola y otro tipo de actividades, aunque estén concedidos, estarán cada vez menos disponibles en el futuro debido a la escasez de agua que cada vez es más evidente.

¿Hay nuevas oportunidades de negocio para las empresas en desalación?

La principal aportación que las empresas pueden hacer en este campo son la innovación y la capacidad de inversión. En el primer caso, el hecho de que nuestro país sufra un permanente déficit hídrico ha generado que contemos con empresas de muy alto nivel, reconocidas internacionalmente. Por otro lado, muchas empresas pueden llegar a tener una capacidad de inversión mayor que las Administraciones Públicas en determinados momentos, especialmente en coyunturas de restricciones presupuestarias. Los Next Generation van a suponer un gran avance, pero están destinados a transición energética y a digitalización y, por lo tanto, no van a servir para mejorar las infraestructuras, la red de distribución o los sistemas de tratamiento terciario.

Por todo ello se precisa de un marco adecuado que permita recuperar la inversión a largo plazo, para que las empresas puedan aportar capital y realizar actuaciones cuando sea preciso. En este sentido, las inversiones en instalaciones fotovoltaicas y eólicas, asociadas a plantas desaladoras, deben ser un vector de inversión muy relevante en el futuro.

La inversión en el ciclo del agua urbano arrastra un déficit anual de 2.500 millones desde 2008. ¿Es ya un mal endémico?

Este déficit se produce porque no hay tradición de que los ayuntamientos, especialmente los pequeños, inviertan en sus redes o instalaciones de tratamiento, ya que la inversión se realizaba a través de fondos de las diputaciones provinciales, los gobiernos autonómicos o Europa. Con la nueva Directiva del Agua, que establece que todos los costes del servicio urbano tienen que repercutirse en la tarifa, cada vez más ayuntamientos se ven obligados a invertir en este ámbito y es aquí donde las empresas desempeñan un importante papel. Yo creo profundamente que la colaboración público-privada es la vía más eficiente para facilitar que esas inversiones las hagan las empresas y, así, reducir o eliminar ese déficit.

Usted ha señalado que para conseguir los objetivos marcados por Europa en cuanto a generación de hidrógeno verde van a hacer falta 100 hectómetros cúbicos de agua. ¿Se está sobreestimando este mercado?

La guerra de Ucrania ha dejado patente que Europa tiene que ganar autonomía energética y ésta solo puede venir de la nuclear, que ya está catalogada como verde, o de las fuentes renovables como el hidrógeno. Impulsar esta última tecnología resulta fundamental. La dificultad está en la producción, almacenamiento y distribución del hidrógeno. Además, se calcula que para producir una tonelada de hidrógeno hacen falta de 9 a 10 toneladas de agua. Las previsiones hablan de que Europa producirá cerca de 10 toneladas de hidrógeno en 2030 y para eso se necesitan 100 hectómetros cúbicos de agua. No es una cantidad muy elevada, pero sí un elemento más a tener en cuenta en un escenario de gestión global del agua.

En este ámbito, Aqualia participa en varios proyectos innovadores...

La producción de hidrógeno verde requiere de agua ultrapura y, en este sentido, estamos trabajando en varios proyectos en España y un proyecto ubicado en Portugal donde se suministrará este tipo de agua. Además, Aqualia forma parte del consorcio investigador de los proyectos ‘Zeppelin’ y ‘Eclosion’. Son iniciativas que buscan nuevos modelos de producción de hidrógeno verde, complementarios a la electrólisis con energías renovables y desvinculados del uso de agua de alta calidad, bajo los principios de la economía circular y la digitalización.

¿Está la compañía interesada en entrar en el suministro de gas a la red?

Hace ya tiempo nos dimos cuenta de que las depuradoras de aguas residuales podían dejar de ser meros centros de consumo energético para convertirse en plantas de generación productiva donde obtener diferentes productos como fertilizantes, bioplásticos y también gas, utilizando el agua residual como materia prima. Con tecnología de microalgas hemos reducido en plantas de depuración los consumos energéticos a un 20% respecto a los consumos de tecnologías convencionales.

En principio, el gas que se obtenía durante la depuración lo utilizábamos internamente para cubrir las necesidades de la planta y, en ocasiones, para generar electricidad mediante un moto-generador conectado a la red. Últimamente estamos cambiando el concepto, de modo que el gas pueda inyectarse directamente a la red. Tenemos la tecnología propia patentada que permite dar a ese biogás las características necesarias para poder inyectarlo a la red de gas natural. Es una iniciativa que ya se lleva a cabo en otros países como Alemania, donde un porcentaje importante de la red transporta gas producido en las depuradoras o los vertederos. Se trataría de una cantidad insuficiente para suplir al gas natural, pero que sí podría complementarlo de manera importante.

Tenemos proyectos muy interesantes con diferentes grupos industriales. Por ejemplo, las plantas de Jerez de la Frontera y Denia ya suministran biogás para la movilidad de vehículos municipales, y en las instalaciones de Guijuelo y el Consorcio de Louro, en Pontevedra, se mezclan lodos urbanos con industriales para producir más gas. Estamos trabajando en iniciativas junto al sector agroalimentario y ganadero, en la reutilización de residuos de esos sectores, con el objetivo de mejorar la calidad de los vertidos provenientes de las depuradoras industriales y de la inyección del gas en red, producida en la digestión de los mismos.

En las depuradoras, entonces, ¿el gas ya no se usará para consumo propio y éste se hará mediante el uso de renovables?

Es muy difícil pensar que plantas depuradoras de grandes dimensiones en nuestras ciudades puedan generar suficiente energía renovable para ser neutras en consumo de energía, incluso aprovechando al máximo las capacidades de instalación de paneles fotovoltaicos, y menos aún en las desaladoras. No obstante, en Aqualia tenemos ya un 36% del consumo energético procedente de renovables gracias a contratos de tipo PPA y a nuestras propias instalaciones fotovoltaicas, algunas, como la que estamos construyendo en Almería para la desaladora Mar de Alborán, permitirá operar a la desaladora con el 100% de energía renovable durante el día.

En base a su experiencia, ¿qué márgenes de

mejora ofrece el mercado español?

El modelo español de colaboración público-privada es bastante bueno y cuenta con una cultura de gestión del agua tradicionalmente muy eficaz. También es adecuado el nivel de regulación de embalses y esto nos permite mitigar la escasez en periodos de precipitaciones insuficientes. Lo que sí es mejorable es el marco que permita a la Administración Pública facilitar las inversiones privadas para mejorar los sistemas hídricos. Tenemos una buena tecnología, operadores de tamaño importante, capacidad para gestionar inversiones y también talento. No hay razón para que Europa nos sancione por no disponer de las infraestructuras adecuadas en la gestión eficiente del agua.

¿Cómo está impactando la subida del precio de la electricidad en el sector del agua?

El consumo energético está muy ligado a la producción y distribución de agua, sobre todo en el caso de las plantas depuradores y las desaladoras. Los fuertes incrementos en los costes energéticos que se han registrado durante los últimos meses han provocado una situación catastrófica para aquellos contratos en los que no se revisan los precios, que son básicamente los de operación y mantenimiento. El sector ha perdido millones de euros debido a la subida de la energía y a la falta de una normativa legal que permita compensarla. En el ámbito de la construcción, a través de Seopan, se han conseguido medidas especiales para hacer frente al sobrecoste, pero no ha ocurrido lo mismo en el caso de los sistemas de agua. Estamos intentando que se reconozca y se comparta el esfuerzo que las empresas han hecho, y siguen haciendo, porque en las operaciones intensivas en consumo de energía los costes asociados han llegado a triplicarse. El incremento se ha registrado en todo el mundo, pero en España ha sido especialmente significativo.

¿Está Aqualia interesada en adquirir alguna empresa próximamente?

Podríamos decir que nuestro sector podría mejorar aún más en eficiencia con una mayor concentración. Las economías de escala y concentración geográfica incrementan la eficiencia.Nuestro crecimiento está basado en adjudicaciones y nuevos contratos, pero cuando aparece una oportunidad, la analizamos. En el ámbito internacional sí hemos realizado adquisiciones para entrar en mercados como Colombia o Francia, pero a nivel nacional no veo que se vayan a dar movimientos importantes a corto plazo.

¿La renovación de contratos está evolucionando según lo previsto?

Pocos municipios que decidieron dar el paso a la gestión delegada o indirecta han vuelto a la puramente municipal. El 55% está gestionados mediante modelos de colaboración público-privada, el otro 45% por el sector público y esos porcentajes se han mantenido estables en los últimos años. En nuestro caso, se produce una tasa de renovación superior al 90%, ya que, según las encuestas en nuestro poder, en general los ayuntamientos están satisfechos.