Agbar impulsa infraestructuras verdes para restaurar los humedales

La compañía gestiona los humedales artificiales de Illa de Mar y de L’Embut, en el Delta del Ebro, que depuran de forma natural el agua utilizada para el cultivo del arroz mediante el uso de la vegetación acuática y de los microorganismos.

En los últimos 50 años los humedales han sufrido un gran deterioro que ha provocado la desaparición de casi el 35% de estos espacios en todo el mundo. Solo en España, aproximadamente el 70% de los humedales se ha perdido durante el último siglo con las graves consecuencias económicas y medioambientales que esto supone.

Estos enclaves naturales tienen gran importancia para la biodiversidad, el medio ambiente y el planeta. Se estima que unos 1.000 millones de personas dependen directamente de ellos para su subsistencia. Además, son habitados por el 40% de las especies de plantas y animales del mundo, pese a que solo ocupan un 6% de la superficie terrestre.

Revitalizar y preservar los humedales se ha convertido en una acción fundamental a la hora de luchar contra el cambio climático y, más allá, salvaguardar la pervivencia de la vida en la tierra. Por eso, el año pasado el gobierno aprobó el ‘Plan Estratégico de Humedales’, una estrategia diseñada para impulsar la conservación y recuperación de estos ecosistemas clave y conseguir que “ningún humedal protegido haya empeorado su estado de conservación para 2030 y que al menos el 50% haya experimentado mejora”.

Se ha demostrado que los proyectos de recuperación desempeñan un papel importante en la mejora de los beneficios que aportan estos espacios y un buen ejemplo de ello se observa en los humedales artificiales de depuración de Illa de Mar y del Embut. Situados en el Delta del Ebro, estas iniciativas se pusieron en marcha con el fin de tratar de forma natural el agua procedente del cultivo extensivo de arroz y evitar su impacto en los ecosistemas naturales de la zona. Construidos por la empresa pública Acuamed y gestionados desde 2014 por Agbar, ambos humedales utilizan sistemas pasivos de tratamiento de aguas. Están constituidos por una serie de lagunas poco profundas repletas de vegetación acuática de la zona para que el proceso de depuración se realice de forma natural por la acción de los sedimentos, las plantas y los microrganismos presentes.

“Hemos reconvertido cultivos de arroz en zonas húmedas propias del Delta del Ebro, que funcionan como filtros verdes. Hacemos pasar por ellos el agua que retorna de los arrozales cargada de contaminantes antes de que se vierta en las lagunas naturales o en las bahías. Eso hace que se depure y su calidad mejore significativamente”, explica Oliver Hernández, coordinador técnico de los humedales del Delta del Ebro.

Así, todas las acciones que se desarrollan en estos enclaves pretenden promover el concepto de infraestructura verde mediante la reducción del consumo energético y también establecen las pautas de gestión que deben regir estos sistemas para optimizar la eficiencia en la retención de contaminantes del agua tratados a través de los filtros verdes.

Gracias a estos humedales artificiales se retiene el 85% de la carga contaminante del agua, lo que hace que esta sea devuelta con la máxima calidad y en condiciones idóneas para el cultivo de mejillón que se produce en el Delta del Ebro.

Favorecer la biodiversidad

Más allá de su función depurativa, los humedales artificiales de Illa de Mar y de L’Embut han permitido crear un entorno ecosistémico de gran valor ambiental y social. La mejora en la calidad del agua ha convertido a estos sistemas de depuración en un auténtico reclamo para una gran variedad de especies de animales que acuden a la zona en busca de alimento, refugio o para establecer sus nidos. En 2020, ambos humedales fueron declarados reserva natural de fauna salvaje por la Generalitat de Cataluña. Asimismo, las labores de gestión realizadas en este entorno natural han favorecido la protección y conservación de comunidades de flora y fauna autóctonas, algunas de ellas de especial interés dado su estatus de conservación. En el caso de las aves, más de 150 especies han sido avistadas durante los censos que Agbar realiza de forma periódica, consiguiendo que la zona sea considerada de alto interés ornitológico.