Los mercados están a la baja, pero la Web3 es imparable
La fuerte baja de los mercados crypto no es la primera de su tipo. Son varios los vaivenes, en gran parte debido a un mercado no regulado, que distorsionan el desarrollo de una tecnología transformadora. Para ser claros, las divisas virtuales son solo un aspecto del universo blockchain. Para lograr entender este universo, debemos mirarlo por lo que es: un gran experimento tecnológico. Ya que algunos escépticos lo ven como estafa piramidal o un camino especulativo hacia la riqueza, y esto les distrae de toda la gran innovación que se construye por abajo.
Aunque la Web ha evolucionado considerablemente desde su creación, su etapa actual necesita mejoras importantes. Si todavía no os suena la Web3, pronto será una realidad, pues será la sucesora de la Web2, conocida como la de las redes sociales y en la que nos encontramos actualmente. En este nuevo paradigma, la tecnología blockchain juega un papel muy importante. No es solamente una palabra de moda entre emprendedores, medios de comunicación y entramados empresariales, también es una tecnología que trae una enorme revolución con nuevos modelos descentralizados, tanto de negocios como de gobernanza. No es una evolución fácil, pues es una tecnología aún marciana para muchas personas.
Cuando pensamos en la tecnología blockchain como baza del ecosistema, también lo hacemos en cómo esta puede ser transformadora, con aplicaciones en todos los campos. Es capaz de transformar diferentes sectores y actividades como el comercio, la gestión del uso de recursos, el intercambio, etc. Sin embargo, los avances y la innovación provocados por el uso del blockchain se producen a expensas de un elevado consumo de electricidad, una preocupación cada vez más presente en el camino hacia la sostenibilidad.
Pero para que todo esto pueda ser realidad, algunos de los actores responsables en el criptomercado han pedido desarrollar marcos regulatorios. Ya existe una base de regulaciones crypto, especialmente en los Estados Unidos. Las agencias federales como la Red de Ejecución de Delitos Financieros, la Comisión de Bolsa y Valores y la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos, comenzaron a sopesar aspectos separados del comercio y la tributación en 2013. Y de momento estas acciones han dado resultado, ya que la lista de criptoestafadores que han ido a la cárcel supera la cantidad de banqueros encarcelados en los Estados Unidos por su papel en la crisis financiera de 2008.
Sin embargo, para avanzar aún más, debemos seguir educándonos. Por ejemplo, no todas las blockchain consumen gran cantidad de energía, ya que esta falacia es una de las más controvertidas en la actualidad. Y no podría ser diferente, ya que solo Bitcoin, la blockchain más conocida en todo el mundo, requiere el consumo energético similar al de un país como Noruega para operar. El alto coste de energía se debe a la enorme potencia computacional que demanda Bitcoin a la hora de resolver un acertijo matemático por fuerza bruta, conocido como Proof of Work (PoW, prueba de trabajo). Esos acertijos consisten en pruebas aleatorias de combinaciones hasta encontrar la correcta, sumadas a la necesidad de hacerlo antes que los demás para conseguir una recompensa económica.
No podemos olvidar que la cuestión energética en la industria blockchain ha sido un tema candente y que se ha debatido durante años, sobre todo en el último, tras la decisión de Elon Musk de que Tesla dejaría de aceptar pagos de Bitcoin. Eso se debe a la enorme huella de carbono que deja el proyecto. Tras el anuncio de Musk, la industria crypto ha centrado sus esfuerzos en la sostenibilidad, marcando como prioridad procesos más ecológicos.
Y para entender los problemas energéticos del mundo crypto y pensar en alternativas de cómo solucionarlos, es necesario hablar sobre los protocolos de consenso utilizados en la tecnología blockchain. El ecosistema Bitcoin utiliza el protocolo de consenso PoW que genera una importante huella medioambiental. Pese a que cada vez sean más los proyectos que tratan de utilizar energías renovables para la minería, no podemos obviar el problema real derivado de la necesidad energética que sostiene el protocolo PoW. Si queremos avanzar hacia un futuro sostenible dentro de la Web3, debemos pensar en alternativas para sustituir el protocolo de consenso PoW en redes públicas de blockchain, y apostar por el protocolo de consenso Proof of Stake (PoS, o prueba de participación). Este protocolo nos permite alcanzar mecanismos tan seguros como la minería, pero que necesitan la capacidad de cómputo para validar nuevos bloques en la cadena.
Una prueba de que el cambio de protocolo de consenso es la clave en materia de sostenibilidad es el ejemplo de Polkadot, que establece el estándar para blockchains verdes gracias al avanzado mecanismo de consenso Proof of Stake. Este mecanismo cuenta con un gasto energético bastante inferior en comparación a PoW, y es que Proof of Stake implementa validadores elegidos al azar para asegurarse de que la transacción sea confiable y segura. Además, según un reciente informe de Messari sobre el movimiento de las finanzas regenerativas, Polkadot ha sido considerado el protocolo blockchain que tiene la menor huella de carbono en comparación a otros protocolos que utilizan el mecanismo de consenso de PoS.
La industria crypto pone, por tanto, su punto de mira en la sostenibilidad. Ejemplos como Polkadot, e incluso Ethereum, que acaba de migrar con éxito a PoS, pareciéndose cada vez más a lo que Polkadot ya es, demuestran que el PoW quedará obsoleto en un mundo cuyo objetivo principal es la sostenibilidad y la reducción drástica de la huella de carbono.
A pesar de todo, blockchain avanza. Hay miles de builders o constructores que siguen desarrollando y contribuyendo a la mejora del protocolo, independientemente de la avaricia de los especuladores y, más allá de que el mercado se dispare o se derrumbe, en la práctica la tecnología blockchain continúa evolucionando hasta llegar cada vez más a las masas con aplicaciones de uso práctico.