Delia García, directora de Sostenibilidad y RSC de L’Oréal España y Portugal: “Debemos transformarnos para producir y consumir conforme a los límites planetarios”

En su apuesta por impulsar su estrategia de sostenibilidad, el recien formado clúster L’Oréal España y Portugal ha creado por primera vez un área centrada en Sostenibilidad y RSC. Delia García es la encargada de liderar la implantación y el desarrollo en ambos países del programa medioambiental y social ‘L’Oréal for the Future’.

Crear un modelo de negocio cada vez más responsable y comprometido con la sociedad y el entorno es el principal objetivo de L’Oréal. La estrategia que ha diseñado para conseguirlo involucra a proveedores y consumidores como parte activa en la lucha contra el cambio climático. Delia García explica las medidas que está implementando la empresa en España y Portugal para avanzar en el campo de la cosmética sostenible.

En 2013 L’Oréal lanzó el primer programa de desarrollo sostenible pero, recientemente, la compañía ha decidido acelerar sus esfuerzos a través de la estrategia ‘L’Oréal for the Future’. ¿Cómo ha cambiado la mentalidad medioambiental de la empresa en estos casi 10 años?

En realidad, la compañía empezó a trabajar en el concepto de sostenibilidad en 1995 con la creación del primer laboratorio de investigación para medir el impacto de sus productos en los ecosistemas. No obstante, en 2013 concretamos la primera estrategia y desde entonces hemos seguido trabajando con compromisos cada vez más potentes y ambiciosos.

En 2013, lanzamos ‘Beauty with all’ y, en 2020, dimos un paso cualitativo y pasamos al siguiente nivel no sólo trabajando en la transformación interna de la compañía -que mantiene planes concretos como el de que todos nuestros lugares de producción y oficinas sean neutros en carbono para el año 2025-, sino también involucrando a toda la cadena de valor. Nos hemos propuesto reducir el 50% de las emisiones de nuestros proveedores estratégicos y que todos nuestros envases sean rellenables, reutilizables, reciclables o compostables en 2025.

¿Y la de los consumidores?

Estamos en la década de la acción y eso se nota especialmente en el cambio que ha experimentado la mentalidad del consumidor. En 1995 prácticamente no se valoraban estos parámetros pero ahora podemos decir que el consumidor cada vez está más comprometido y que exige sostenibilidad pero que está muy confundido con el término. Por eso, la rigurosidad es más importante que nunca.

En este sentido, L'Oréal siempre ha tenido en cuenta la ciencia como base para todo lo que hace. La estrategia de “for the future” está basada en la teoría de los límites planetarios y supone un marco de actuación sobre cómo tenemos que hacer las cosas, cómo tenemos que avanzar y a quién tenemos que involucrar para poder decir con rotundidad que producimos y hacemos que se consuma conforme a esos límites, aunque ya han sido sobrepasados dramáticamente.

Hemos llegado a un punto en el que hay que avanzar mucho más deprisa de lo que lo hacemos y, para ello es necesario, involucrar a todo el ecosistema de negocio.

La empresa se ha fijado el objetivo de reducir su huella de carbono un 50% para 2030. ¿Qué acciones está poniendo en marcha para lograrlo?

Tendríamos que hablar de los tres pilares de la estrategia: transformarnos a nosotros mismos para poder producir y consumir conforme a los límites planetarios, involucrar a todo nuestro ecosistema de negocio y, por último, pensar qué podemos hacer para solventar otros grandes retos como la igualdad de género, la restauración de los ecosistemas y la economía circular.

El primero lo sustentamos en el reto de que para 2025 todos nuestros centros de producción y operaciones deben ser neutros en carbono y mejorar en su perfil de biodiversidad. Para ello, hacemos un inventario de la flora y fauna que existe en cada uno de los lugares donde estamos presentes y trabajamos para poner en marcha acciones que ayuden a regenerar la naturaleza.

Queremos dejar una huella positiva en todos los lugares en los que tenemos presencia y, en el caso de España, nuestra fábrica de Burgos es pionera en sostenibilidad. Desde el año 2015 es neutra en emisiones de CO2 y es todo un ejemplo de Industria 4.0 porque desde 2017 utiliza agua reciclada en el proceso productivo y consume energía 100% renovable gracias a una central de biomasa.

Pensamos también en la variable social: cómo podemos involucrar a la comunidad y generar puestos de trabajo para todos aquellos colectivos que tienen mayor dificultad para acceder al mercado laboral.

En segundo término, también trabajamos para reducir el 50% las emisiones de nuestra cadena de suministro, de nuestros proveedores estratégicos, con la implementación de diferentes proyectos para que su forma de operar sea más sostenible.

Desde 2013 aplicamos también la metodología Spot sistemable products, una herramienta de ecodiseño que evalúa los 14 factores de impacto en el ciclo de vida de los productos, y nos hemos comprometido a que todos mejoren su perfil medioambiental en al menos uno de esos 14 aspectos al año.

Para que esto llegue al consumidor final hemos incluido el etiquetado de impacto social y medioambiental en tres de nuestras marcas: Garnier L'Oréal París y Biotherm. Este sistema califica a los productos de belleza según su huella mediante una escala de valoración que va desde la A, el mejor perfil, hasta la E, la más susceptible de mejora.

Esta etiqueta permite a los consumidores comparar productos y tomar mejores decisiones de compra.

Por otro lado, nos hemos propuesto que en 2025 el 100% de nuestros envases plásticos sean rellenables, reciclables o compostables y a no utilizar plástico virgen a partir de 2030.

¿Qué previsión de inversiones manejan para proyectos medioambientales?

L'Oréal es la compañía que más invierte en investigación y desarrollo de toda la industria de la belleza y destina aproximadamente 1.000 millones de euros al año a I+D. De esta partida se han dedicado más de 100 millones a la regeneración de ecosistemas y al desarrollo de la economía circular.

L’Oréal también está comprometida con el ahorro de agua y, para 2030, prevé que el 100% de las fábricas sean waterloop. ¿Qué medidas se han diseñado para conseguirlo?

Hemos avanzado mucho a la hora de involucrar al consumidor para que este reduzca el uso de agua creando productos que necesiten menos aclarado. Es fundamental que el comprador entienda que el impacto de sus acciones supone más del 50% de la huella final de los productos.

Por otro lado, el sistema waterloop que aplica la fábrica de Burgos hace que todo el agua que se utiliza durante el proceso productivo quede en un circuito cerrado que permite recuperarla, reciclarla, limpiarla y volverla a utilizar. No se usa agua extra excepto la de consumo humano y la de las fórmulas.

Esta metodología ha permitido ahorrar 113.400 metros cúbicos de agua en España en 2021 frente a 2018, el equivalente a 45 piscinas olímpicas.

Otro de los objetivos de la compañía es que para 2030 el 95% de los ingredientes sean biodegradables y procedan de minerales abundantes. ¿Qué planes contemplan para contribuir a preservar los ríos y mares?

La marca que más ha puesto su foco en ello es Biotherm, ya que obtiene su materia prima del océano.

A través del proyecto Limpia ríos, salva océanos en colaboración con Fundación Ecoalf y SEO BirdLife realizó el año pasado más de 20 acciones de limpieza en toda España que permitieron recoger 7,3 toneladas de basuraleza.

¿Qué otras políticas llevan a cabo en materia de economía circular?

Hemos creado el Fondo de Innovación Circular, gestionado por el Departamento Internacional, y para encauzarlo, estamos estudiando varios proyectos que nos permitan ampliar nuestro foco y descubrir ideas para implantar aquellas que sean financiables.

El plan es, también, escalar: tomar iniciativas que ya funcionan y hacerlas más grandes, convirtiendo la economía circular en una realidad que actúe como la gran palanca que es.

Queremos, con este fondo, ir más allá de la cosmética y financiar todo tipo de proyectos que discurran por este camino.

La compañía también está prestando gran atención a la reducción del plástico...

Y de todos los materiales con los que trabajamos. Nuestra estrategia de packaging tiene varios compromisos, y uno de ellos es reducir al menos un 20% la cantidad de cualquier material, recortando todo aquello que no sea necesario como los envases secundarios.

Si nos centramos en el plástico estamos recortando mucho su uso no sólo en los envases, sino en toda la logística. Por ejemplo, con DHL hemos puesto en marcha el proyecto pionero Big bench que elimina los enfardados plásticos de los palets que enviamos a nuestros clientes y los sustituye por coberturas de rafia con correas ajustables y mil veces reutilizables.

También estamos avanzando mucho en la logística de última milla para hacer más sostenible la forma en queel producto llega a su destino. En este sentido hemos creado una alianza con una startup vasca, Koiki, cuyos repartidores van andando o en bicicleta; son micro-hubs muy cercanos a las zonas de reparto y, por tanto, generan una huella de carbono muchísimo menor. Además, hemos trabajado con ellos en la idea del “Copack”, un pack reutilizable de papel y cartón reciclado.

También prevenimos la generación de residuos. Ningún centro de España y Portugal envía a vertedero y hemos conseguido reducir un 9% el porcentaje de residuos relativo por producto terminado.

La compañía dejó de testar sus productos en animales en 1989 y ha sido pionera en el uso de tests de nueva generación mediante piel reconstruida. ¿En qué consiste esta técnica?

Efectivamente, el grupo L’Oréal no testa sus productos en animales, sino en placas desarrolladas en nuestros centros tecnológicos que imitan la piel humana y ofrecen unos resultados prácticamente iguales a los que se consiguen en la piel real y, por tanto, perfectamente fieles al resultado final.

Aunque en general la industria cosmética ha avanzado mucho en materia medioambiental, todavía le queda un largo camino por recorrer. ¿Qué políticas se deberían adoptar a nivel global para incrementar la sostenibilidad de este sector?

Creo que en este sentido hay tres aspectos fundamentales: uno es basarse en la ciencia, analizar, probar científicamente y conocer muy bien tu producto.

La segunda es ser ambiciosos, ir más allá de la mitigación de los perjuicios medioambientales y hacerlo activando todas las palancas posibles para lograr una contribución real a la recuperación del planeta.

Por último, es necesario trabajar en red y la industria cosmética cada vez es más consciente de ello. Por eso, casi 40 actores clave del sector nos hemos unido para desarrollar una alianza ecobeauty score, un sistema común de evaluación medioambiental que ayude a los consumidores en sus decisiones de compra.