Consecuencias de la posible prohibición del uso de caucho reciclado en el césped artificial

En España anualmente se generan unas 300.000 toneladas de neumáticos fuera de uso. De ellas, Signus se ocupa aproximadamente de la gestión de tres cuartas partes. Las aplicaciones del material reciclado son múltiples y diversas puesto que, por el momento, el caucho obtenido de los neumáticos reciclados que ya está vulcanizado no se puede destinar a la fabricación de nuevos neumáticos. El principal destino del granulado de caucho procedente de estos neumáticos (50%) es el relleno de campos de césped artificial, una aplicación mayoritaria en toda Europa, que ahora mismo se encuentra en riesgo de prohibición.

El granulado de caucho reciclado juega un papel clave en este tipo de suelos deportivos ya que otorga al pavimento el confort y la seguridad que los jugadores necesitan al correr, caerse o deslizarse. Además, simula perfectamente las características dinámicas del desplazamiento del balón sobre el césped, presentando ventajas tanto sociales (utilización del campo 12 horas por siete días a la semana), ambientales (ahorro de agua y reactivos fitosanitarios), como económicas, (fácil mantenimiento y reducción de costos).

En estos momentos, la Comisión Europea acaba de publicar una propuesta que restringe el uso de microplásticos (partículas de tamaño inferior a cinco milímetros) añadidos de manera intencionada al medio ambiente. Prohíbe el uso del caucho reciclado, procedente del neumático, como relleno de campos de césped artificial puesto que la partícula añadida a los campos de césped artificial tiene un tamaño entre 0,8 y 2,5 milímetros.

Ante esta posible prohibición es muy importante y necesario conocer su impacto que debe de analizarse desde los tres pilares de la sostenibilidad (ambiental, social y económico) para que, al tratar de paliar un problema concreto, no se generen otros, que de un modo u otro afectan directamente al concepto de Economía Circular por sus implicaciones en los potenciales usos y por la puesta en práctica de aplicaciones sostenibles que nos permitan reducir el consumo de materias vírgenes, agua y productos químicos. Esta prohibición también impacta en la práctica del propio deporte: reducción significativa de horas disponibles y cargas de elevados costes de sustitución de los actuales campos, propiedad de municipios, clubs o colegios, por otros cuyas prestaciones además no serán iguales a las actuales. Además, se ha ignorado el impacto medioambiental de la retirada de los residuos generados por los casi 5.000 campos de hierba artificial existentes en estos momentos en España.

Antes de apostar por la prohibición de esta aplicación, debe de considerarse la opción planteada por el subcomité de Análisis Socioeconómicos (SEAC) de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) sobre la implantación de medidas que contengan la liberación de las partículas de caucho, así como la de las propias fibras del césped artificial.

Signus, en colaboración con el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), ha puesto en marcha un proyecto monitorizando un campo de fútbol de césped artificial para evaluar la efectividad de las medidas de contención recogidas en la norma europea CEN/TR 17519, que evitan la liberación de estos microplásticos al medio ambiente.

Aunque ya ha sido probada su eficacia en un estudio realizado por Ecoloop con un elevado porcentaje (el 97%) de reducción sobre los 5 kg/año de media de microplásticos liberados, hemos querido realizar ese mismo estudio en España, en una ubicación con condiciones climatológicas adversas de lluvia y viento para comprobar esta eficacia y poder compartir los resultados con todas las partes implicadas y con aquellas personas responsables de posicionarse en Europa respecto a este asunto.

Para el estudio se ha seleccionado el campo de fútbol 11 federado A Guía en el municipio de Ribeira (A Coruña). Las medidas de contención son bastante sencillas, y consisten en filtros en el sistema de recogida de agua de lluvia y agua de riego del campo, la instalación de una barrera a lo largo de todo el perímetro del campo, un sistema de limpieza de botas a la entrada-salida del terreno de juego y, finalmente, la colocación de contenedores en los vestuarios para concienciar a los jugadores de la importancia de recoger las partículas que puedan depositarse en sus botas y ropa.

Con esto último, Signus ha sumado un nuevo elemento, más enfocado a la concienciación de los jugadores, para que limpien su ropa y su calzado antes de salir de las instalaciones deportivas, evitando así llevar las partículas de caucho a sus casas.

En el análisis del material recogido se ha identificado una nueva fuente de microplásticos procedentes del propio césped, que consiste en partículas de polietileno presentes del filamento verde, hasta ahora no tenida en cuenta, que aparece en un porcentaje del 18% sobre el total de los microplásticos recogidos en las medidas de contención (valor total medio de 350 g/mes por campo).

Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad, en cualquier caso, de implementar medidas de contención en todos los campos de fútbol de césped artificial para evitar no sólo la liberación de microplásticos añadidos de forma intencionada al medio ambiente, como sería el caso de los gránulos de caucho reciclado, sino también aquellos que se generan de forma no intencionada debido al uso del campo, como sería el caso de las partículas de polietileno que simula el césped, cizalladas por el rozamiento con las botas de los usuarios.

Consideramos que si se toman medidas para proteger el medio ambiente se deben de analizar todas las consecuencias medioambientales y socioeconómicas, escogiendo aquella que sea más eficiente y que logre compaginar todos los objetivos, y no la más dañina para el medioambiente y la sociedad basada sólo en criterios extremos.