Bruselas impulsará el “derecho a la reparación” para los productos electrónicos

La basura electrónica es la fuente de residuos que más crece y los últimos datos disponibles señalan que en 2017 se recogieron más de 3,5 millones de toneladas de las que solo se recicló el 40%. Estos residuos generan un problema medioambiental y económico, ya que la Fundación Energía e Innovación Sostenible calcula que una familia de cuatro miembros puede llegar a gastar a lo largo de su vida 50.000 euros a causa de la obsolescencia programada. Pero también constituye un obstáculo para la UE en su transición hacia un modelo de economía circular que, siguiendo las directrices del Pacto Verde Europeo, busca alcanzar la neutralidad climática para el año 2050. Además, una reciente encuesta del Eurobarómetro muestra que el 77% de los consumidores preferiría reparar sus dispositivos, pero tiene que comprar otros o tirarlos, debido a los costes de reparación y a la falta de servicios prestados.

En consonancia con sus objetivos ecológicos, la Unión Europea pretende ampliar el ámbito de aplicación de la Directiva de diseño ecológico que establece normas para mejorar el comportamiento medioambiental de determinados productos y que fue actualizada en 2020 para impulsar la reducción de este tipo de residuos. La norma expone objetivos inmediatos como el “derecho a la reparación” y la mejora de la reutilizabilidad en general, la introducción de un cargador común y el establecimiento de un sistema de recompensa para fomentar el reciclaje de productos electrónicos.

Ahora, la Comisión Europea quiere ir un paso más allá y tiene previsto presentar antes de que acabe el año una propuesta legislativa sobre el derecho de reparación para incluir requisitos adicionales que garanticen la sostenibilidad de los dispositivos. Esta iniciativa es fruto de los llamamientos realizados por los grupos de defensa de los consumidores, que desde hace tiempo cuentan con el apoyo del Parlamento Europeo.

La propuesta europea pretende que los productos sean reparables de forma segura, se desmonten fácilmente y duren más tiempo. Concretamente consideran conveniente extender la vida útil de los aparatos hasta los cinco años de media, como medida para reducir los costes energéticos y la necesidad de materias primas.

A esta medida que ultima ya la Comisión Europea se sumará la tramitación de una nueva normativa para los materiales raros, que incluirá previsiblemente unos objetivos de reciclaje de este tipo de residuos con la vista puesta en incrementar al máximo posible los objetivos de economía circular. La sostenibilidad de un negocio no puede depender de un software que anule el funcionamiento dejando en total indefensión al consumidor.