El necesario desarrollo sostenible del planeta

La protección de los ecosistemas y de la biodiversidad es uno de los principales desafíos a los que nos enfrentaremos en el próximo siglo. Pero ¿seremos capaces de preservar el planeta para que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de nuestro entorno tal y como lo imaginamos? ¿Accederemos a cambiar nuestro modus vivendi hacia un modelo más sostenible con el entorno? Parece que la pandemia ha removido conciencias en este sentido, la recuperación de los ecosistemas mientras nosotros estábamos parados ha contribuido a visibilizar la emergencia climática.

Los gobiernos, el sector privado y los ciudadanos a nivel individual han tomado un mayor partido en la lucha contra el cambio climático con pequeños cambios e iniciativas que arrojan luz a la crisis medioambiental. Está en nuestras manos alcanzar este importante reto a escala mundial que requiere de la implicación de todos y cada uno de nosotros y para el que jugarán un papel determinante las reservas de la biosfera. Aunque éstas pueden ser insuficientemente conocidas, son herramientas cruciales en el aprendizaje para el desarrollo sostenible y lugares o laboratorios vivos inigualables donde testear, comprender y gestionar los cambios y las interacciones entre los sistemas sociales y ecológicos, que contribuyen al equilibrio armónico entre las personas y los territorios reserva de biosfera.

La conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas, el desarrollo de las poblaciones locales, y una crucial logística de apoyo a la investigación, a la formación y a la comunicación, son las tres claves que explican el papel de las reservas de la biosfera. Estos “laboratorios al aire libre” permiten tomar el pulso de la situación actual de nuestro entorno y determinar aquello que es necesario para lograr una gestión integrada de la tierra, los recursos vivos y el agua, entre otros. Suponen extraordinarios lugares de experimentación y de estudio que hacen posible que todo lo que aprendamos hoy pueda servir de hoja de ruta para el desarrollo sostenible del futuro.

Precisamente por ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) apuesta por la creación de estas reservas de biosfera como una de las principales herramientas para fomentar de forma global la lucha contra el cambio climático. La UNESCO, a través del Programa MAB, despliega esta red por todo el mundo en colaboración con gobiernos, centros de investigación y todo tipo de organizaciones públicas y privadas, con el objetivo de concienciar sobre su importancia y la necesidad de tomar acción para su conservación.

Y es que nos encontramos ante un escenario altamente retador. Venimos de un verano que ha alcanzado temperaturas récord, que todavía se mantienen a estas alturas del año en diferentes puntos del país, y que nos han brindado imágenes inéditas, por ejemplo, sobre la escasez hídrica. Pantanos, ríos y estanques completamente secos, con lo que ello implica para los animales y la vegetación que allí habita. Los expertos ya empiezan a apuntar, incluso, hacia una nueva realidad climática donde no existirán estaciones de transición, es decir, desaparecerá el otoño y la primavera. O calor o frío, no habrá término medio. Y como es sabido, los extremos nunca son buenos.

Es más, según previsiones de las Naciones Unidas, la actual concentración y las continuas emisiones de gases de efecto invernadero estiman que a finales de siglo el incremento de la temperatura mundial seguirá subiendo. Los océanos del mundo seguirán calentándose, continuará el deshielo y esto seguirá afectando a las especies que habitan en ellos. Sin hablar de la crítica situación que atraviesan los arrecifes de coral, entre otras duras consecuencias.

Ante este contexto, es innegable que proteger y gestionar de manera responsable los recursos naturales debe estar completamente integrado en nuestra civilización. No solo debemos focalizarnos en frenar el deterioro del planeta, sino que debemos ir más allá, convertir el planeta en un espacio aún mejor para vivir. La meta debe ser conseguir una mejor calidad del aire y un entorno que fomente la vida, en todos los sentidos.

Todo suma. Desde Grupo Abertis, por nuestra parte, abogamos por la protección de la flora y la fauna en los más de 1.600 kilómetros de autopistas de que disponemos en países como Brasil, Francia, España, Chile e Italia, y que transcurren por espacios naturales, bajo estrictas políticas medioambientales. Somos conscientes de que desempeñamos un papel esencial en el desarrollo económico y sostenible de los territorios en los que estamos presentes y apostamos firmemente por una gestión sostenible de las infraestructuras del futuro. Todo ello, tomando como guía la hoja de ruta que nos marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

Además, aportamos desde el año 2014 nuestro granito de arena en la preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas, albergando en la sede de nuestra Fundación, en el Castillo de Castellet, el Centro Internacional para las Reservas de la Biosfera Mediterráneas bajo los auspicios de la UNESCO (Centro UNESCOMED). Se trata de un organismo que precisamente impulsa la creación de una red que establezca puentes de diálogo, de cooperación y de intercambio de conocimientos y experiencias entre las reservas de la biosfera que se encuentran a ambos lados de la cuenca mediterránea. El proyecto es todo un éxito y actualmente ya sirve de conexión para 74 espacios naturales de 17 países. Un proyecto en el que aúnan esfuerzos el Ministerio de Transición Ecológica, el Centre de Ciència i tecnología Forestal de Catalunya (CTFC) y la Fundación Abertis, convirtiéndose en el primer gran ejemplo de colaboración público-privada del mundo para la gestión de este tipo de centros. Es un binomio que resulta fundamental para garantizar la buena marcha de los proyectos que se impulsan en estas reservas de biosfera, con el objetivo de garantizar el necesario desarrollo sostenible del planeta.