Francia concede una segunda oportunidad ‘verde’ a Macron

Tras una campaña marcada por el debate medioambiental, los franceses han ratificado en la presidencia al político liberal en vez de elevar al cargo a la ultraderechista Marine Le Pen. Consciente del apoyo popular que tienen las políticas verdes, ha prometido hacer de la ecología un pilar básico de su mandato.

Su principal promesa ha sido la de reinventar Francia pero construirla sobre los cimientos republicanos. Emmanuel Macron es el primer jefe de Estado francés que ha conseguido revalidar su cargo para un segundo mandato en décadas, fiando su respaldo popular a, por un lado, el miedo de su pueblo a la ultraderecha y, por otro, a una capacidad de adaptación a políticas transversales capaces de contentar tanto a los votantes conservadores como a los más progresistas y verdes. El político, no adscrito en todo caso a una tendencia de líneas infranqueables, tiene por delante un nuevo quinquenio que ha prometido sustentar en la máxima con la que se presentó, por última vez, ante el país: “Mi política será ecologista o no será”.

La misma campaña electoral ha servido para acuñar, además, una nueva terminología construida en torno a las políticas medioambientales. En el único debate entre los aspirantes finales a la presidencia, Macron y su rival de ultraderecha Marine Le Pen se espetaron dos insultos de nuevo cuño: el primero atacó a la segunda llamándola ecoloescéptica, y la segunda hizo lo propio con el primero acusándole de ser un ecolohipócrita.

Consciente también de la necesidad de acercarse para sí los votos que cosechó, en la primera vuelta de las elecciones, el candidato de izquierdas Jean-Luc Mélenchon (cercano al 20% del electorado), el renovado presidente apeló a la confrontación directa con las políticas medioambientales más despegadas de Le Pen. La líder defiende la paralización de todo proyecto eólico en el país y el desmantelamiento de los ya existentes, rechazando además el Pacto Verde de la Unión Europea y apostando por un encaje más laxo de los Acuerdos de París en Francia.

Las promesas incumplidas

Más allá de los resultados electorales, lo cierto es que Macron llegaba a esta reválida con cinco años de gestión a sus espaldas y no pocas promesas en materia medioambiental suspendidas o descartadas. Por eso, y a pesar del largo y complejo periodo de la pandemia y la sorpresiva invasión rusa de Ucrania, los contrarios a Macron recuerdan que su primer mandato comenzó en 2017.

No haber reducido las emisiones lo suficiente para observar el Acuerdo de París y ser el presidente del primer país del mundo en recibir una condena de la Justicia por no cumplir sus propias medidas medioambientales son las dos grandes fallas del primer mandato de Emmanuel Macron.

El primer Gobierno del liberal tampoco materializó sus compromisos en materia de energías limpias y prueba de ello es que Francia terminó el 2020 como el único país de la Unión Europea en no alcanzar la cota del 23% de producción renovable quedándose apenas una décima por encima del 19%.

Además, apearse de la idea de prohibir el glifosato y otros insecticidas en la agricultura, tal y como prometió, o promover un foro ciudadano para plantear propuestas ecológicas y, después, desoír o no cumplir estrictamente lo que ese foro le encomendó son otros puntos negros de su mandato. Este último ha sido especialmente criticado y sus detractores le afean que de las 146 propuestas alumbradas, varias fueran apartadas y las que sí se atendieron, como la de prohibir vuelos nacionales que pudieran ser sustituidos por viajes en tren en menos de cuatro horas, se implementaran de forma parcial.

Una renovada voluntad

Macron inicia su nueva legislatura pudiendo, no obstante, presumir de un logro legislativo relacionado con el medioambiente. En agosto de 2021, Francia vio promulgada su Ley del Clima y la Resiliencia. Entre otros parámetros, establece la prohibición de publicitar las energías fósiles, promueve maneras de consumo sostenibles, plantea ayudas económicas para el cambio de vehículos contaminantes y establece un delito sobre la contaminación del agua y del aire.

Para su nuevo quinquenio, Emmanuel Macron ha avanzado su voluntad de conferir al nuevo primer ministro la responsabilidad directa de enfrentar la crisis climática y dotarle de autonomía para convertir a Francia en “la primera gran nación libre de petróleo, gas y carbón”. Además, plantea la construcción de 50 parques eólicos en el mar antes de 2030 para cubrir al menos el 20% de las necesidades nacionales de electricidad y seis nuevos reactores nucleares, idea que puede confrontar con algunas corrientes ambientalistas por la generación de residuos de muy compleja gestión.

En todo caso, el cumplimiento de sus promesas para su nuevo mandato no se podrán evaluar hasta el año 2027.