La industria papelera: más allá de la circularidad

La circularidad es uno de los pilares fundamentales de la estrategia industrial del sector papelero español, que se desarrolla no solo a través del reciclaje masivo de nuestros productos, sino también con la circularidad natural que se produce en las plantaciones renovables de madera para papel, que se están constantemente replantando y regenerando. Una circularidad que, incluso más allá de nuestras materias primas y del fin de vida de nuestros productos, se produce también en el ámbito de la fabricación con la valorización de los residuos del proceso y el uso eficiente del agua.

De hecho, en la industria papelera se produce una única e insólita bicircularidad que forma parte del ADN del papel y aúna la circularidad natural que se deriva del carácter renovable de la materia prima, la madera para papel cultivada en plantaciones locales, con la circularidad social del reciclaje masivo de los productos papeleros.

En cuanto a la circularidad natural, hay que señalar que en la producción de celulosa para papel se utilizan en España 5,3 millones de m3 de madera. El 97% de esta madera procede de plantaciones locales de pinos y eucaliptos y el 3% restante de plantaciones de otros países de la Unión Europea, unas plantaciones renovables, que se replantan y regeneran una y otra vez.

Se trata además en un alto y creciente porcentaje de madera con certificación de gestión forestal sostenible (FSC y/o PEFC): la madera certificada consumida por el sector asciende al 61% y la totalidad del abastecimiento de madera del sector está controlado, al proceder únicamente de la Unión Europea. Están certificados el 100% de las fábricas de celulosa y de los proveedores de celulosa, el 92% de los proveedores de madera del sector y el 62% de las fábricas de papel. Y por lo que se refiere a los productos, el 60% de la celulosa consumida por el sector y el 62% del papel puesto en el mercado están certificados.

Las 480.122 hectáreas de plantaciones de madera que se utilizan para papel en España son además grandes sumideros de CO2 que, con 47 millones de toneladas de CO2 equivalente fijadas, contribuyen a mitigar el cambio climático.

Ante el creciente despoblamiento y envejecimiento del mundo rural, las plantaciones locales de madera para papel son un motor de creación de empleo y riqueza. Por lo que se refiere al empleo, las 480.122 hectáreas de plantaciones de madera usadas para papel proporcionan 5.083 empleos directos en tareas de repoblación y selvicultura y 15.935 empleos indirectos en maquinaria, transporte, talleres, etc. Más de 21.000 empleos que fijan población en la España vacía. Y en cuanto a la creación de riqueza, hay que destacar la importante contribución de estas plantaciones a las rentas de los pequeños propietarios forestales y de los municipios y a las arcas públicas por los impuestos asociados.

Y por lo que se refiere a la circularidad social del reciclaje masivo de nuestros productos, hay que señalar que las fábricas papeleras españolas reciclan anualmente 5,1 millones de toneladas de papel usado y la tasa de reciclaje -papel que recicla como materia prima en las fábricas papeleras sobre el consumo total de papel y cartón- se sitúa en el 78%.

El modelo español de recogida selectiva municipal monomaterial, basado en el contenedor azul y reforzado con recogidas complementarias sistematizadas en pequeño comercio, colegios, oficinas, etc., es un modelo de éxito y un referente en Europa. Y esto es posible gracias a la concurrencia de tres factores: un sistema de recogida altamente eficiente, con la implicación de los ayuntamientos y la colaboración masiva de la ciudadanía, un importante sector de la recuperación y una industria papelera con una gran capacidad recicladora -la segunda más recicladora de Europa tras Alemania- que garantiza el reciclaje de todo el papel recogido en España conforme a los estándares europeos de calidad.

Un signo distintivo del sector papelero español, como ya hemos señalado, es el uso de materias primas locales. Por lo que refiere al papel para reciclar, el 71% del papel usado que reciclan las fábricas papeleras ubicadas en España se recoge en nuestro país y el resto procede de Francia y Portugal fundamentalmente. En España recogemos para su reciclaje 4,4 millones de toneladas de papel y cartón, un volumen de recogida que equivale a 44 grandes estadios de fútbol llenos hasta arriba de papel y cartón.

Incluso más allá de las materias primas y del fin de vida de los productos papeleros, la circularidad impresa en nuestro ADN se extiende también al ámbito de la fabricación, con la valorización de los residuos del proceso, y al uso eficiente del agua.

Actualmente el 78% de los residuos de fabricación se valorizan por distintas vías: valorización energética fundamentalmente en la propia fábrica, compostaje, uso directo agrícola y aplicación sobre suelos y su uso como materia prima en otras industrias como la cementera o la cerámica.

En 2020 el uso total de agua en las fábricas españolas de celulosa y papel fue de 102 millones de m3 anuales, lo que supone menos de la mitad de agua que en 1990, pese a que la producción se ha incrementado un 60% desde entonces. Y del agua utilizada solo se consume en realidad alrededor de un 4%, que se evapora durante el proceso de fabricación o se incorpora al producto final. El resto se devuelve depurada al medio receptor -ríos o lagos, mar, colectores municipales, estuarios, etc.-, después de reutilizarse internamente el máximo número de veces posible.

La industria española de la celulosa y el papel está fuertemente comprometida con una visión compartida como bioindustria doblemente circular, llamada a liderar la descarbonización de nuestra economía. Un camino, jalonado de logros y avances como los que hemos descrito, que seguimos recorriendo conscientes de nuestra capacidad de mejora.