Signus vigila los microplásticos que libera el césped artificial

La entidad especializada en la gestión y recuperación de neumáticos fuera de uso ha puesto en marcha el primer campo de fútbol de césped artificial en España con medidas para evitar que los agentes contaminantes procedentes de este material se esparzan por el medio ambiente.

Es la apuesta por la sostenibilidad después de la reutilización. En España se generan, aproximadamente, unas 300.000 toneladas de neumáticos fuera de uso al año y, de ellas, cerca de 75.000 se destinan a rellenos de campos de fútbol de césped artificial, en un ejercicio ejemplar de economía circular.

Actualmente, la Comisión Europea está estudiando una regulación para limitar el uso de microplásticos añadidos de forma intencionada al medioambiente. Integrada en este catálogo de posibles restricciones figura la aplicación del caucho reciclado, procedente del neumático en la aplicación a los campos de césped artificial. Se trata de unas partículas añadidas que tienen un tamaño entre 0,8 y 2,5 milímetros.

Con el fin de conocer el impacto que tendrían las medidas aplicadas en los propios campos y para reducir la liberación de este tipo de material, Signus, junto al Instituto de Biomecánica de Valencia, ha puesto en marcha un proyecto de monitorización de un campo de fútbol artificial para evaluar la efectividad de las prácticas de contención que evitan la liberación de microplásticos.

Signus ha seleccionado el campo de fútbol 11 federado del Carreira Club de Fútbol en el municipio de Ribeira, en A Coruña, por las características de su entorno: está expuesto a una climatología en la que las lluvias intensas son habituales. Este campo ha sido usado como centro de estudio y, de forma complementaria y espacio de control, para tomarlo como referencia de un campo sin medidas, se ha escogido el campo Manuel Regueiro, en La Estrada, Pontevedra. También es una instalación para jugar a fútbol 11 federado y comparte con el campo de estudio condicionantes climatológicos y una construcción reciente.

Las medidas de contención son bastante sencillas y su efectividad ha sido ya evaluada por un estudio realizado por Ecoloop, situándola en un 97%. Estas consisten en la instalación de filtros en el sistema de recogida de agua de lluvia y de agua de riego en el mismo campo y en la colocación de una barrera a lo largo de todo el perímetro de la instalación. Esta barrera evita la pérdida de material por efecto de la lluvia y el viento hacia el exterior del terreno de juego.

Además, el proyecto contempla instalar un sistema de limpieza botas a la entrada y salida del terreno de juego y, de forma complementaria, se disponen contenedores en los vestuarios para que los jugadores puedan recoger las partículas que puedan quedar adheridas en sus botas y en sus equipaciones.

La monitorización del campo se inició el 9 de noviembre de 2021 y la primera recogida de muestras se llevó a cabo la segunda semana de enero de 2022. En ese primer análisis se ha identificado una nueva fuente de microplásticos procedentes del propio césped; partículas de polietileno procedentes del filamento verde, hasta ahora no tenidas en cuenta y que aparecen en un porcentaje del 18% sobre el total de microplásticos recogidos en las medidas de contención.

Estos resultados han puesto de manifiesto la necesidad de implementar medidas de contención en todos los campos de fútbol de césped artificial para evitar, además de la liberación de microplásticos añadidos de forma intencionada al medioambiente como los gránulos de caucho reciclado, aquellos que se generan de forma no intencionada debido al mismo uso del campo, como el polietileno con el que se simula el césped.

Además, el proyecto recoge la dificultad para encontrar proveedores de los diferentes elementos de las medidas de contención, dado que se integran en un mercado novedoso, al menos en España. De forma orientativa, se establece que el coste de estas soluciones puede suponer unos 20.000 euros, cantidad sustancialmente menor al coste que tendría reemplazar la instalación por un campo nuevo, situado entre los 100.000 y los 200.000 euros dependiendo de la configuración y el tamaño de la instalación.