La sostenibilidad pasa por la manzana local

    España es el mayor productor de frutas y hortalizas de Europa y uno de los principales a nivel mundial. Nuestro país es la cuna de la dieta mediterránea y nuestras características edafoclimáticas proporcionan unas buenas condiciones para la idónea adaptación de cultivos y la calidad de nuestras frutas. La dureza de nuestros inviernos, con muy bajas temperaturas en el Valle del Ebro desde La Rioja, Aragón a Cataluña, y las extremas temperaturas en verano, son el caldo de cultivo ideal para la necesaria hibernación de nuestros árboles frutales y para la potenciación del exquisito y dulce sabor de nuestras, por ejemplo, peras y manzanas.

    La ancestral fruta del paraíso, la manzana, hoy más que nunca hace bandera de su más conocido refrán: “Apple a day, doctor away”. Con la pandemia de la Covid, las frutas experimentaron un fuerte crecimiento en ventas. Sin lugar a dudas, los efectos del confinamiento alentaron el consumo de frutas como las naranjas o las mandarinas, pero también el de peras y manzanas. Y hablando de estas últimas, no estamos solos en Europa. Estos cultivos están tradicionalmente implementados en la mayoría de los países europeos y comercialmente existe una gran competencia en el mercado interior para estar presente en los hogares de los consumidores.

    Las manzanas en Europa

    El mayor productor europeo de manzanas es Polonia, con un fuerte crecimiento en los últimos 10 años gracias al apoyo de la financiación de la Unión Europea. Hoy en día, sitúa potencial productivo en los 4.500 millones de kilos. Le sigue Italia, con un potencial de 2.500 millones de kilos, Francia con 1.500 millones, Alemania con 1.000 millones y España y Hungría con unos 500 millones de kilos cada uno. España es el 5º país productor de manzanas.

    Las peras en Europa

    El mayor productor europeo es Italia, con un potencial productivo de unos 700 millones de kilos, le sigue Holanda con 400 millones, Bélgica con 390 millones, España con 300, Portugal con 200 y Francia con unos 100 millones de kilos. España es el 4º país productor en Europa.

    Consumo y comercio

    Hablando en términos comerciales, las manzanas y peras son una asignatura pendiente para los productores de nuestro país. La dificultad para encontrar manzanas “extranjeras” en los puntos de venta de Francia, Italia y el Reino Unido, contrasta con la facilidad de encontrar manzanas y peras foráneas en la mesa del consumidor español.

    Como todos recordaremos, La Trinca puso de moda, en clave de humor, las famosas retenciones y conflictos en la frontera entre la producción española y la gala. Sin lugar a dudas, el proteccionismo social, o, mejor dicho, la sensibilización social y la “cultura de lo nuestro” ha tenido como abanderado a Francia y tiene una clara tendencia alcista en algunos estados, fundamentalmente productores. Y desde la producción española siempre nos lo hemos mirado con envidia.

    Actualmente, entran en España unos 212 millones de kilos de manzanas al año fundamentalmente de Italia, Francia, Polonia y Portugal. En cuanto a peras, España importa al año unos 53 millones de kilos provenientes de Holanda, Bélgica y Portugal fundamentalmente.

    Pero la evolución de los datos de importación arroja esperanza, pues la presencia de manzanas y peras de importación en los lineales españoles está disminuyendo poco a poco en los últimos 5 años, especialmente. Factores como “producto de proximidad”, “Km0”, “lo nuestro”, nuestro sabor, incluso el precio, están dando alas a los productores de manzanas y pera españoles para incrementar su posicionamiento en nuestro propio mercado interior.

    Y si hablamos de sostenibilidad, cada vez más tenemos un consumidor más sensibilizado por el respecto al medioambiente. Estudios recientes muestran cómo los árboles leñosos de fruta dulce como el manzano y el peral son prácticamente neutros en cuanto a la huella de carbono. Es decir, la cantidad emitida de gases efecto invernadero en la producción de manazas o pera es casi la misma cantidad que estos cultivos fijan, captan en sus procesos de respiración.

    En cambio, si por ejemplo valoramos el impacto de la importación de manzanas, las casi 200.000 toneladas importadas necesitan de unos 10.000 camiones para su transporte, que generaría unos 10 millones de kilos de CO2. Podríamos decir que, si consumes manzanas locales, no solo previenes ir al médico, sino que mejoras el medioambiente y apuestas por la sostenibilidad.

    Nos va la piel

    Y sin duda es un gran reto social y de sostenibilidad el que tenemos por delante. Social y de consumo, el de priorizar lo nuestro. ¿Cómo? Mirando la etiqueta, mirando el origen, pensado en local. Al consumir nuestros productos estamos invirtiendo en nuestro territorio, en el mantenimiento de nuestro paisaje rural, en nuestros agricultores sí, esos productores que nos daban de comer en pleno confinamiento. Siempre han estado y están ahí, en su hábitat, en el campo.

    Cuidando nuestro paisaje, produciendo nuestros alimentos y hoy, además, contribuyendo a ser más sostenibles. Nuestro reto es común entre productores y consumidores: el planeta, y solo en términos de economía local, lo podremos hacer de forma sostenible. Mirando el origen de compra, priorizamos o no nuestro territorio y el de miles de familias que lo mantienen y que, además, nos aportan autosufiencia alimentaria de la mejor manera posible: con salud y sabor.