AstraZeneca refuerza su apuesta por soluciones basadas en la naturaleza

La farmacéutica se ha marcado el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en toda su cadena de valor para 2030 sin depender de esquemas de compensación implementando iniciativas dirigidas a minimizar su impacto y desarrollando productos con una huella ambiental lo más reducida posible.

Cada vez son más los datos que evidencian la relación que existe entre el cambio climático y la salud. El calentamiento global está haciendo que se incrementen las enfermedades infecciosas, la malnutrición y las muertes prematuras. Los crecientes niveles de contaminación del aire, el agua y el suelo, así como la emisión de compuestos químicos o los fenómenos climatológicos extremos (episodios de calor o frío extremo) suponen nuevos retos para la salud pública por el aumento de patologías asociadas a estas exposiciones que dan lugar a enfermedades cardiovasculares y respiratorias, cáncer, o alteraciones endocrinas. Los sistemas sanitarios deben dar respuesta a esta nueva realidad y, al mismo tiempo, trabajar para reducir su propia huella de carbono, ya que el sector representa cerca del 5% del total de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

Por todo esto, la protección del medio ambiente se ha convertido en uno de los pilares fundamentales sobre los que pivota la estrategia de AstraZeneca. La compañía está implementando iniciativas que contribuyan a minimizar la huella medioambiental en todos sus procesos y potenciando la inversión en capital natural y servicios basados en la naturaleza. Siguiendo esta filosofía está desarrollando inhaladores respiratorios de nueva generación que utilizan propulsores con un potencial de calentamiento global (GWP) cercano a cero y tienen una huella ambiental un 90% más baja que los antiguos.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, en 2020 puso puso en marcha Ambition Zero Carbon, una estrategia a través de la cual se compromete a eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero de sus centros y flotas de cara a 2025, a reducir el consumo de agua y a tener una huella de carbono negativa en su cadena de valor para 2030 sin depender de esquemas de compensación.

En España, la farmacéutica está desarrollando diferentes proyectos para promover la compensación de emisiones de CO2 a través de la reforestación de bosques en el marco de su proyecto AZ Forest, una iniciativa global que prevé plantar y mantener 50 millones de árboles en todo el mundo para fines de 2025 y fomentar una economía social, verde y sostenible. Bajo el paraguas de este programa, y en colaboración con el Grupo Sylvestris, ha regenerado tres hectáreas de la zona natural protegida de las cuencas de los ríos Jarama y Henares, en Torremocha del Jarama (Madrid), mediante la plantación de 300 árboles de especies autóctonas, como la encina, el quejigo y el pino piñonero.

La compañía también ha puesto en marcha el Proyecto Motor Verde junto a la Fundación Repsol, que incluye actividades en Extremadura y Asturias para compensar la huella de carbono y conseguir alcanzar la neutralidad en 2025.

En la misma línea se encuentra la colaboración con la Fundación For the Best Word y el Ayuntamiento de Sevilla. Esta iniciativa contempla actividades enfocadas a fomentar el reciclaje y la biodiversidad del entorno en el parque de la Vega de Triana, a orillas del río Guadalquivir.

La compañía también ha extendido su colaboración con la Fundación A la Par con el objetivo de crear un huerto urbano. Con esta medida pretende fomentar valores como la sostenibilidad, el trabajo en equipo, los hábitos de vida saludables y la solidaridad entre los empleados y sus familias.