Innovación para el ahorro de agua

El pasado 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua, una fecha en la que aprovechamos para reflexionar sobre este bien tan necesario y, a la vez, tan escaso y cómo preservarlo.

Según datos de la Fundación Aquae, nuestro planeta contiene unos 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua de los cuales el 97% se considera salada. De la parte restante considerada dulce, la gran mayoría está acumulada en la Antártida y en glaciares, lo que quiere decir que la cantidad de agua que podemos destinar al consumo es mínima.

De hecho, se calcula que sólo el 0,007% del agua existente en la Tierra es potable, una cantidad que merma cada año por culpa de la acción del hombre y de la contaminación.

La falta de acceso a este bien tan preciado crea importantes problemas sanitarios, así como desigualdades sociales, pobreza y falta de oportunidades. Por eso, es importante innovar y aportar recursos que ayuden a mejorar esta situación, que depuren al máximo y de una forma sostenible el agua utilizada y contaminada para poder reutilizarla en ámbitos como el agrícola, para el riego de cultivos y jardines, o el industrial, sin olvidar el consumo humano.

Una de las fórmulas que ya se están aplicando para lograr este objetivo es la utilización de membranas de intercambio de iones que permiten purificar el agua, una solución capaz de darle nuevos usos al líquido después de haber sido desechado y, posteriormente, depurado, promoviendo nuevas fórmulas de economía circular.

Entre las aplicaciones de esta tecnología de recubrimiento para preservar un bien tan escaso y, a la vez, tan necesario encontramos: la desalinización de agua salobre y de aguas residuales para su reutilización; la generación de energía a través del potencial del gradiente salino; el ablandamiento de agua dura; y la producción de agua ultrapura. Algo que se consigue con diferentes tipos de membranas, basadas en una innovadora tecnología de polímeros que, en el caso de Fujifilm, deriva curiosamente del desarrollo constante de sus películas fotográficas y de su evolución a lo largo de los últimos 88 años.

El conocimiento que durante todo este tiempo ha acumulado la compañía en el sector fotográfico ha evolucionado gracias a su apuesta por la I+D (el 7% de la facturación anual se destina a este departamento), derivando en el lanzamiento de nuevos productos, como los destinados a purificar el agua.

Cómo funcionan las membranas de intercambio de iones de Fujifilm

El intercambio iónico es una fórmula para el tratamiento de las aguas que se utiliza para desmineralizar las sales y minerales disueltas.

Se trata de un proceso electroquímico en el que los iones disueltos, por ejemplo, de nitratos y sulfatos, habituales en la agricultura y la ganadería, se transfieren en un flujo de concentrado denominado salmuera.

La principal ventaja de la tecnología de electrodiálisis y las membranas de intercambio iónico frente a otras opciones como la osmosis inversa es su mayor nivel de recuperación de agua tratada, que oscila entre el 92% y el 95%.

Hay que tener en cuenta que los procesos de intercambio iónico se utilizan de forma habitual para separar elementos químicos, como el calcio que hay que separar para poder ablandar el agua.

Entre los sectores que se benefician de esta tecnología están el agroalimentario, la hidrometalurgia, el químico, petroquímico y farmacéutico y, lógicamente, todos los relacionados con la gestión de residuos y tratamiento de aguas.

También industrias como la energética y la electrónica, que necesitan de esa agua de alta pureza de la que hablábamos anteriormente.

Cada una de ellas utiliza soluciones adaptadas a sus necesidades. Podemos encontrar membranas que ofrecen una baja resistencia eléctrica, con o sin un amplio rango de pH, que son las ideales para la desalinización, y también otras con un bajo nivel de permeabilidad, idóneas para la concentración de salmueras.

Cualquiera de ellas son herramientas útiles y potentes para que empresas de diversos sectores cumplan con las normativas relativas a la calidad del agua y con sus objetivos de reutilización, menor consumo y cuidado del medio ambiente.

De esta manera estas tecnologías también ponen su granito de arena a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 propuesta por la Organización de las Naciones Unidas.

Más concretamente a los relacionados con el agua limpia y saneamiento (número seis), con la vida submarina (número 14) y con la vida de ecosistemas terrestres (número 15).

Pero para seguir mejorando en este ámbito es esencial apostar por la innovación continua, invertir en la investigación y el desarrollo de recursos que ayuden a preservar el agua potable para lo estrictamente necesario y se amplíe al máximo su acceso, especialmente en aquellos lugares donde es más difícil encontrarla y acceder a ella.

Y, para ello, es más que necesario implantar soluciones que fomenten su reutilización.