Cómo recuperar los envases más difíciles de reciclar

Los centros tecnológicos valencianos desarrollan nuevos sistemas para recuperar plásticos y materiales que hasta ahora estaban condenados a terminar en el vertedero

Los envases alimentarios multicapa, que combinan varios materiales o polímeros distintos para garantizar su conservación, se han convertido en uno de los quebraderos de cabeza para cumplir con los objetivos que se ha marcado la Unión Europea en materia de reutilización y recuperación del plástico. Un problema en el que parte de la solución puede venir de la tecnología y la propia naturaleza, con el uso de microorganismos como enzimas combinados con procesos químicos.

El Instituto Tecnológico del Envase (Itene), uno de los centros tecnológicos valencianos de referencia que forma parte de la red Redit, está trabajando en distintos estudios que buscan desarrollar nuevas tecnologías y tratamientos de valorización que permitan reutilizar estos desechos que suelen acabar en el vertedero y evitar su impacto medioambiental. Una de esas líneas de investigación se basa en el estudio y desarrollo de enzimas que favorecen la degradación de materiales utilizados en los envases de poliamida y poliestireno. En esos trabajos se ha basado el proyecto Recicom-Plasvalor, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace).

Esta investigación también es la base de otras líneas de trabajo para emplear una nueva tecnología de procesos de deslaminado de estructuras multicapa de envases de PET y polietileno, que también ha servido para dar a luz otro programa, Valquibio, también financiado por Ivace, con el que cerrar el círculo y transformar esos residuos en nuevos envases.

Según explica José Luis Diéguez, responsable de estos proyectos, este tipo de envases multicapa con distintas láminas de material se utilizan habitualmente en bandejas, como las de la carne y los embutidos, o también en los envoltorios de chocolates y otros productos alimenticios, ya que permiten garantizar la atmósfera y las condiciones de conservación de estos alimentos. Sin embargo, a diferencia de otros envases como las botellas de PET, una vez utilizados no tienen una salida fácil por la dificultad de su reciclaje. Se estima que en torno al 17% de los envases plásticos están fabricados con estructuras multicapa. “Nosotros buscamos un proceso que degrade o disuelva una de las capas intermedias que hacen de barrera o adhesivo de forma que consigamos separar las capas de polímero principales para poder recuperar ese material”, explica Diéguez.

“Obtener a partir de residuos este material con las mismas cualidades prácticamente que el virgen es muy interesantes desde el punto de la economía circular y del coste económico, pero también para garantizar una estabilidad en el suministro”, señala el responsable de Itene. Precisamente la crisis de las materias primas y la guerra ha vuelto a abrir el debate sobre la dependencia de Europa.

Tras ese proceso inicial para separar los componentes básicos, aún es necesario limpiar o segregar de otros productos y residuos hasta obtener una materia muy similar al polímero original con el que se produce el PET. Los investigadores también han desarrollado un método que permite reutilizar esos restos de polímeros residuales. Mediante un proceso denominado bioconversión estos subproductos pueden ser utilizados como fuente de carbono para microorganismos que, a su vez, producen otro tipo de polímeros destinados al sector químico.

La experiencia de Itene en estos proyectos ha sido clave para que el centro tecnológico sea coordinador de un proyecto europeo, denominado Merlín, para desarrollar y aplicar nuevas tecnologías de recuperación y revaloración de envases de PET y multicapa. Una iniciativa en la que participan 14 empresas y organismos europeos, que abarcan desde el tratamiento de residuos, como Cespa, a la producción de envases como Encor o ITC Packaging. Su objetivo es poder reciclar y recuperar hasta 3 millones de toneladas anuales de estos residuos.

Otro centro tecnológico valenciano, el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) también está trabajando en uso de microorganismos para degradar y reciclar materiales de difícil recuperación como el caucho de los neumáticos o la espuma de poliuretano de colchones o asientos de coche. En esa iniciativa, denominada Neorec y también impulsado con fondos de Ivace, colabora con empresas que forman parte de la cadena de valor del proceso, desde fabricantes de materias primas a gestores de residuos y recicladores como Girsa, Acteco, Ube, Omar Coatings, Permarsa, Eslava Plásticos y PET & Cia.