España debuta como emisor verde soberano

El Tesoro Público lanzó a principios de septiembre el primer bono a 20 años para financiar proyectos medioambientales integrándose en un mercado que está en plena expansión.

España continúa avanzando en su camino hacia un modelo económico y social más sostenible. En los últimos años, la preocupación por el medio ambiente ha ganado protagonismo entre los ciudadanos y el Gobierno se ha hecho eco de esta demanda creciente, que ha cobrado más fuerza -si cabe- con motivo de la pandemia.

Una de las últimas iniciativas que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha lanzado para impulsar la necesaria descarbonización es el lanzamiento del primer programa de emisión de bonos verdes soberanos.

El pasado 2 de septiembre, el Tesoro Público emitió el primer bono verde a 20 años, inaugurando así un programa que ha identificado más de 13.600 millones de euros de gasto verde elegible para financiar proyectos dirigidos a la mitigación y adaptación al cambio climático, el uso sostenible y la protección de recursos hídricos y marítimos, la transición hacia una economía circular, la prevención y control de la contaminación, y la protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas.

Con esta primera emisión, el Ejecutivo espera captar entre 3.000 y 4.000 millones en obligaciones del Estado a cinco, siete y diez años. Asimismo, prevé colocar entre 250 y 750 millones en obligaciones del Estado indexadas a la inflación.

El Marco español ha recibido la máxima calificación posible y la mayor obtenida por un emisor soberano europeo hasta la fecha por parte de Vigeo Eiris; también la agencia de calificación Moody’s le ha concedido la nota crediticia más alta, al nivel de Francia o Reino Unido. “Nuestros bonos serán los de mayor calidad en el mercado”, afirmó vicepresidenta primera, Nadia Calviño, durante la presentación del programa.

El año de las finanzas sostenibles

Los bonos sostenibles llevan años siendo una alternativa a la deuda tradicional pero, en los últimos meses, este mercado ha subido como la espuma tanto en España como en el resto del mundo. La razón es simple: permiten obtener fondos para financiar proyectos que, tras la pandemia, se presentan como fundamentales a la hora de impulsar la reconstrucción económica y, además, ofrecen un impacto positivo adicional a los inversores. Su éxito es tal que Bloomberg ha bautizado 2021 como “el año de las finanzas sostenibles”.

Según el Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso), las colocaciones de este tipo se dispararon en nuestro país un 70% en el primer semestre del año en comparación con el mismo periodo de 2020, hasta alcanzar los 15.103 millones de euros. Esta cifra incluye las emisiones realizadas por los cuatro actores activos en este sector: entidades financieras y empresas, el ICO y las comunidades autónomas.

Los bonos verdes -aquellos que financian proyectos que benefician al medio ambiente- subieron un 70% en relación al mismo periodo de 2020. Los sociales (dirigidos a solventar problemas relacionados con la Sanidad, el empleo o la exclusión, entre otros), cayeron un 45% “por efecto de la mejora de la pandemia”, y los sostenibles (que combinan características de los dos anteriores) registraron un incremento de un 112%. Los 1.250 millones restantes ligados a la sostenibilidad (SLB), corresponden a la emisión realizada por Repsol, pionero en España en este tipo en este tipo de emisiones.

Más allá del ámbito corporativo, los organismos públicos también están reafirmando su compromiso con estas operaciones. La Comunidad de Madrid ha emitido desde 2017 deuda por valor de 7.680 millones de euros, y el Instituto Oficial de Crédito lanzó en junio su tercera emisión de bonos verdes por importe de 500 millones de euros destinado a empresas españolas que impulsen la transición ecológica. Junto con las emisiones realizadas en 2019 y 2020, el importe total del ICO en este ámbito ha alcanzado ya los 1.500 millones de euros.

Crecen las emisiones con criterios ambientales

Desde el punto de vista global, según Ofiso, el aumento en las emisiones durante el primer semestre del año ha sido mucho más pronunciado -un 123%, respecto al primer semestre del año anterior- hasta rozar los 444.000 millones de euros.

Si nos fijamos únicamente en las emisiones verdes, los datos de la Climate Bonds Initiative (CBI) reflejan que en los ocho primeros meses de 2021 éstas sumaban ya el 90% de las que se realizaron a lo largo de 2020. El informe señala que en todo el mundo se han llevado a cabo colocaciones relacionadas con el medio ambiente por un total de 258.800 millones de dólares, un 87% de los 297.000 millones que se alcanzaron el año pasado.

Estados Unidos (líder mundial, con 52.100 millones de dólares), Alemania (con 42.000 millones de dólares), Francia (con 37.000 millones) y China fueron los países que más deuda climática emitieron durante el ejercicio precedente. Según la CBI, España se situó en octava posición, con 9.000 millones de dólares, aproximadamente.

Además de financiar proyectos del Gobierno relacionados con el medio ambiente, los bonos verdes soberanos facilitan la transparencia y comunicación con los ciudadanos. Por eso, no es de extrañar que este mercado también esté registrando un rápido crecimiento.

Por el momento, únicamente han lanzado deuda sostenible 24 países del mundo, pero Europa quiere posicionarse como región líder del sector y ha dado un fuerte impulso al mercado de capitales verde anunciando que se servirá de él para financiar el fondo Next Generation.

Regular para promover la inversión

Bruselas calcula se necesitarán al menos 350.000 millones de euros adicionales en inversiones cada año para cumplir sus objetivos climáticos, que pasan por reducir un 55% las emisiones contaminantes para 2030 en relación con 1990 y por alcanzar la neutralidad en 2050, de modo que se emita solo lo que se pueda absorber.

Así, está diseñado diversas iniciativas que contribuyan a promover las inversiones responsables con el medio ambiente, combatir el blanqueamiento de la sostenibilidad y el greenwashing.

El año pasado, la Comisión Europea puso en marcha el estándar de bonos verdes EUGBS que recalca la necesidad de orientar mejor los flujos financieros y de capital hacia las inversiones ecológicas, y en 2021 ha entrado en vigor el Reglamento Europeo de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés) que pretende hacer más comprensible el perfil de sostenibilidad de los fondos de inversión y definir normas específicas sobre cómo y qué información relacionada con la sostenibilidad se debe publicar.

Además, el pasado 6 de julio presentó la nueva Estrategia en materia de Finanzas Sostenibles que amplia y desarrolla las medidas propuestas en 2018. Ese mismo día se dio a conocer el Reglamento que regula el estándar de Bono Verde Europeo -que fija importantes sanciones para los verificadores que avalen indebidamente el carácter ecológico de una colocación en el mercado-, así como el Acto Delegado con la información que deben divulgar las empresas sobre la sostenibilidad de sus actividades.

A éstas se sumaron unos días después los documentos para consulta pública de los borradores desarrollados por el Technical Expert Group (TEG) sobre el posible desarrollo de una Taxonomía Social y Ampliada que arroje luz sobre las actividades no identificadas en la Taxonomía verde.