Los regantes piden embalses con más capacidad para abaratar la luz

Según la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) aumentar un 25% la capacidad de estas infraestructuras contribuiría a bajar el precio de la factura, dado que la producción eléctrica con reservas superficiales de agua resulta más barata que la que se apoya en el gas, el carbón o el fuel

El precio de la electricidad ha saludado el otoño marcando máximos históricos en España y en la mayoría de los países de la Unión Europea, rebasando límites inéditos que amenazan con lastrar la recuperación económica. Las tendencias apuntan a que el coste del megavatio/hora en el mercado mayorista tardará todavía unos meses en encontrar su techo, espoleado por el precio del gas, igualmente disparado.

La subida de la tarifa eléctrica durante este verano ha supuesto un verdadero mazazo para los agricultores, especialmente para aquellos dedicados a los cultivos de regadío. Según un informe elaborado por la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (CREA), el precio del Mw/h registrado el pasado julio -mes clave en la campaña de riego- fue casi tres veces mayor que el del año pasado. Concretamente, en julio de 2020 el coste del Mw/h fue de 34,64 euros, mientras que el mismo mes de este año se ha colocado en 92,4 euros, un incremento que puede comprometer seriamente la rentabilidad de las explotaciones, “ya de por sí muy castigadas por la falta de precios que cubran los costes de producción”.

En este contexto, y en el caso de España, paralelamente a las medidas aplicadas por el Gobierno para tratar de amortiguar el impacto alcista en las facturas de los consumidores, la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) propone aumentar al menos en un 25% la capacidad de los embalses para así contribuir al abaratamiento del precio, dado que la producción de electricidad con reservas superficiales de agua resulta más barata que la que se apoya en el gas, el carbón o el fuel.

Recuerda, además, que las infraestructuras fueron, por norma general, construidas hace muchos años, y han finalizado su periodo de amortización y sostiene que, acudiendo a estas reservas, “es posible generar energía eléctrica tanto en momentos de aumento de la demanda instantánea o ante fuertes precios”, como es actualmente el caso.

Esta medida permitiría evitar episodios como el ocurrido a principios de junio en el embalse de Ricobayo, en Zamora, integrado en la Confederación Hidrográfica del Duero, cuando la compañía concesionaria, Iberdrola, comenzó a liberar casi el 80% de sus reservas, partiendo esta de los 658 hectómetros cúbicos y quedando, en apenas dos meses, en los 133, y desatando las protestas de asociaciones ecologistas, vecinos y empresarios de la zona.

La polémica generada llevó al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a subrayar el carácter de bien natural, social y ambiental de primer orden del agua embalsada, y promovió la redacción de una modificación de la Ley de Aguas para evitar “súbitos desembalses”.

En virtud de esta modificación, que coincide con el inicio del año hidrológico, las confederaciones hidrográficas deben fijar “un régimen mínimo y máximo de caudales mensuales a desembalsar en todos los embalses mayores de 50 hectómetros cúbicos, tanto para situaciones de normalidad hidrológica como de sequía prolongada, así como un régimen de volúmenes mínimos de reservas embalsadas para cada mes”, escribe el Miteco.

Se procura así, sostiene el Gobierno, evitar efectos indeseados sobre la flora y la fauna y contribuir a alcanzar, además, los objetivos ambientales fijados por la normativa europea.

Asimismo, entiende el Ejecutivo que, con esta medida, que se suma a las ya presentadas para intentar abaratar la factura de la luz de los consumidores, se colaborará en la mitigación de los efectos del cambio climático -como las inundaciones y las sequías- , en cuanto a la disponibilidad de agua en España.