El Mar Menor requiere un mayor control para hacer frente a sus problemas ambientales

Murcia es una potencia mundial en industria agroalimentaria. Produce anualmente 3,6 millones de toneladas de frutas y hortalizas y aglutina un 15% de las exportaciones hortofrutícolas a nivel nacional, revelándose así como la Huerta de Europa.

La agricultura, principalmente de regadío, es uno de los pilares que sustenta la economía regional, pero junto a la ganadería intensiva y el desarrollo urbanístico del Campo de Cartagena, se ha convertido en la causa más importante del colapso medioambiental que desde hace ya varias décadas asola al Mar Menor. Así lo refleja un informe del Instituto Español de Oceanografía (IEO) solicitado por el Ministerio para la Transición Ecológica a raíz del episodio de mortandad masiva que el pasado mes de agosto tuvo lugar en la laguna. El documento señala que “la incesante entrada de fertilizantes” que reciben las aguas “procedentes de la agricultura intensiva y otras actividades humanas en el entorno ribereño” han sido los principales desencadenantes del suceso.

El estudio asegura que el exceso de nutrientes y materia orgánica de origen agrícola han desempeñado un papel determinante en el proceso de eutrofización que experimenta la albufera desde hace décadas y que amenaza la supervivencia del ecosistema marino.

Los expertos señalan que el evento extremo de este verano, que provocó la muerte de cinco toneladas de peces, es una muestra más de que el ecosistema lagunar “ha perdido su capacidad de autorregulación” debido a la crisis eutrófica, que limita la entrada de luz hacia el fondo afectado tanto a la fotosíntesis como a la disponibilidad de oxígeno disuelto hasta niveles próximos a la hipoxia.

El informe del IEO confirma una realidad que ha sido ignorada durante mucho tiempo: el acuífero del Campo de Cartagena lleva décadas descargando al Mar Menor volúmenes de agua contaminada por nitratos muy superiores a las cifras oficiales, un hecho por el que la Unión Europea ha reprendido a España en numerosas ocasiones, y que las organizaciones ecologistas llevan tiempo denunciando. Por lo tanto, esta situación requiere de un control exhaustivo para tratar de paliar este problema.

Según cálculos realizados por el Colegio Oficial de Biólogos de la Región de Murcia, las 40.000 hectáreas de regadío que se extienden a lo largo y ancho de la comarca generan 1.575 toneladas de nitratos diluidos en el agua de riego e infiltrada en los acuíferos, lo que supone un promedio de 411 kilogramos diarios. Las cifras oficiales señalan que, en total, el acuífero almacena 300.000 toneladas de nitratos que durante décadas han llegado a sus aguas y provocado un auténtico desastre medioambiental.