COP26, con paso firme en la carrera hacia la neutralidad en carbono
Nos encontramos a las puertas de la vigesimosexta Conferencia de la ONU sobre cambio climático (COP26), que constituirá un hito clave para la consecución de los objetivos fijados en el Acuerdo de París. Boston Consulting Group desempeñará un papel preponderante como Consultancy Partner, así como uno de los representantes del sector privado, cuya actuación será esencial para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de CO2.
Queda menos de un mes para la celebración en Glasgow de la COP26 entre el 1 y el 12 de noviembre. Un encuentro muy esperado, que llega con un año de retraso, ya que estaba inicialmente programado para 2020 y tuvo que posponerse debido a la Covid-19.
En la COP21 de 2015, que tuvo lugar en París, las distintas partes se comprometieron a mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C, esforzándose por alcanzar un máximo de 1,5 °C. Para conseguirlo, será necesario lograr la neutralidad en carbono para el 2050 y haber reducido las emisiones a la mitad respecto a su valor actual en 2030. Sin embargo, en estos años, la concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado en ~60 ppm adicionales, el nivel más alto en los últimos 800.000 años, y los compromisos actuales de los diferentes países no son suficientes, ya que existe una brecha de 26 gigatoneladas, para alcanzar el objetivo a 2030. Asimismo, en la COP21 se acordó revisar cada cinco años las contribuciones determinadas a nivel nacional (NCD, por sus siglas en inglés).
Por todos estos factores, pasados estos cinco años tras la entrada en vigor del Acuerdo de París, la COP26 cobra especial relevancia. La COP 26 será el momento en el que los países se reúnan y revisen y actualicen sus compromisos de reducción de emisiones de CO2. Asimismo, será la primera COP que se celebre tras la reincorporación de EE.UU. al Acuerdo de París, lo que debería favorecer un progreso más rápido hacia los objetivos de París, gracias a la colaboración multilateral y a la relevancia de Estados Unidos entre los países emisores. Además, promoverá el alineamiento de los sistemas financieros con la acción climática y la aceleración de la adaptación de los países a un mundo con temperaturas cada vez más elevadas.
Alcanzar los objetivos de París requerirá la intervención de todas las partes implicadas: empresas, gobiernos, entidades financieras e inversores, ONG e individuos para conseguir que los esfuerzos surtan efecto. En efecto, para mantener el incremento de temperatura por debajo de 1,5 °C la COP26 aspira a cumplir una serie de objetivos agrupados en tres grandes iniciativas.
EEn la primera “ambición y aceleración” es necesario que las contribuciones determinadas a nivel nacional reduzcan en 21-24 gigatoneladas las emisiones para 2030, que los países que representan el 80% del PIB se comprometan a alcanzar la neutralidad en carbono y que se refuerce la diplomacia climática para garantizar una aportación anual de 100.000 millones de dólares que ayude a financiar la transformación, apoyando, en particular, a los países menos desarrollados. La iniciativa de “apoyo a las políticas” comprende varios objetivos: que las naciones de la OCDE eliminen el carbón como combustible en 2030, y el resto lo haga en 2040; la sustitución gradual de los motores de combustión en los principales mercados; que los países clave acuerden detener y revertir la deforestación, y que los países con mayores emisiones de metano se comprometan a reducirlas en un 30% en 2030. La última iniciativa, “acción privada” comprende otros dos objetivos. Por un lado, que los High-level Champions de la ONU alcancen diez grandes avances sectoriales ya en marcha, los llamados Breakthroughs, como que el 20% de las empresas se hayan sumado a la Race to Zero (RtZ), la carrera por la neutralidad en carbono. Y por otro, que se logren compromisos significativos y creíbles para financiar la transición a través de la Alianza Financiera de Glasgow para la neutralidad de carbono (GFANZ) así como mejoras en la gestión de riesgos y la divulgación de informes climáticos.
El sector privado tiene un rol importante y puede contribuir de tres maneras a la COP26: comprometiéndose con actuaciones relevantes, como la ya mencionada RtZ; participando en el debate público en el periodo previo a la cumbre, tanto en el plano nacional como en el internacional, y realizando avances demostrables que comiencen por planes sólidos de reducción de emisiones de CO2, una comunicación transparente y la colaboración de toda la cadena de suministro en el esfuerzo de descarbonización.
Entre los compromisos de las empresas privadas para acelerar la descarbonización, la mayoría sostiene que conseguirá la neutralidad en carbono antes de 2050, con aquéllas que trabajan de cara al consumidor a la cabeza. Estamos en un punto de la carrera en el que es necesario pasar de la aspiración a la acción: materializar los compromisos de las empresas que ya los han anunciado y apoyar a las empresas y sectores más rezagados, para que puedan ir avanzando posiciones y mejorando sus emisiones de carbono.
No cabe duda de que tenemos un gran reto por delante, pero todavía hay lugar para la esperanza. Harán falta inversiones elevadas y desarrollar y aprobar las políticas adecuadas que permitan alcanzar la neutralidad en carbono en 2050 sin penalizar el crecimiento económico; no obstante, varios estudios realizados por BCG demuestran que con las tecnologías existentes se puede alcanzar entre el 70 y el 80% de los objetivos del Acuerdo de París.
Asimismo, estimamos que la descarbonización total de las principales cadenas de suministro globales tan sólo supondrá un aumento del precio de los productos finales para el consumidor de entre el 1 y el 4%, por lo que será económicamente asumible por los usuarios finales.
Más allá de Glasgow habrá que mantener el impulso global de empresas, gobiernos y de la sociedad en su conjunto para actuar de forma decisiva y lograr que en la agenda de la COP27 podamos hablar de las acciones que nos lleven más allá de la neutralidad en carbono.