Los cultivos del trasvase absorben al año un millón de toneladas de CO2

Los regantes levantinos, en colaboración con la Universidad Politécnica de Cartagena, han elaborado un infome que alerta de los daños ambientales y climáticos que tendría sustituir el agua del trasvase por agua desalinizada y afirma que esta práctica aumentaría la huella de carbono de la producción agrícola

El apoyo del Consejo Nacional del Agua a la propuesta presentada por el Miteco para recortar el caudal del trasvase Tajo-Segura ha reavivado la guerra del agua que desde hace tiempo se libra entre las autonomías afectadas y el Gobierno central. La decisión ha levantado ampollas entre los regantes y agricultores de la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería, que desde hace 42 años reciben agua a través de este sistema.

Castilla-La Mancha, por su parte, pide el cierre total o que, al menos, se aumenten los caudales ecológicos del Tajo, una medida que mermaría las reservas de agua para trasvasar.

La modificación de las reglas del trasvase pretende reducir el caudal máximo desembalsado en nivel 2 de 38 a 23 hectómetros cúbicos mensuales con el objetivo de “hacer un uso mucho más inteligente del recurso”, según ha declarado Teresa Ribera. La ministra de Transición Ecológica apuesta por suplir el aporte de agua a través de la desalinización y recuerda la “importante inversión” que se ha realizado recientemente en este ámbito. “La desalinizadora de Torrevieja tiene ahora una capacidad para desalar de 80 hm3 de agua, que es exactamente el mismo volumen que se transfiere al año a través del trasvase Tajo Segura a la provincia de Alicante”, afirma.

Los regantes levantinos, sin embargo, alegan que esos recortes significarán el “adiós a la huerta de Europa”, donde se cultiva el 44% de las frutas y hortalizas que se producen en España y que van a parar también a otros países.

También se niegan a aceptar que el agua desalada sustituya a la procedente del trasvase argumentando que el proceso de tratamiento al que es sometida el agua del mar hace que se reduzcan los minerales y eleva la composición de boro, un componente que resulta perjudicial para las cosechas y, especialmente, para los cítricos, uno de los cultivos con mayor implantación en las zonas regadas por el trasvase.

La utilización de agua desalada, además, presenta importantes problemas desde el punto de vista de las infraestructuras. “La desalación no está conectada con las redes de distribución del trasvase”, señala el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats), Lucas Jiménez. Y añade: “a día de hoy no existe distribución ni conducciones que saquen el agua de la desalación del entorno en el que está”.

Asimismo, la comunidad de regantes advierte de los perjuicios ambientales y climáticos que tendría utilizar agua desalada. Según el reciente informe Balance de carbono de las zonas regables del Trasvase Tajo-Segura elaborado por la Universidad Politécnica de Cartagena, los cultivos regados por el trasvase cumplen una importante función en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

El estudio calcula la huella de carbono de los regadíos asociados al trasvase cuantificando su balance de carbono como diferencia entre las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades agrícolas desarrolladas y la remoción de CO2 asociada a los cultivos de la zona regable. También analiza el impacto en la huella de carbono de distintos escenarios de sustitución de las aguas del trasvase por agua marina desalinizada.

“Los resultados globales para un escenario sin aportaciones de agua marina desalinizada indican que los regadíos del trasvase Tajo-Segura representan un importante sumidero de carbono, alcanzando una cifra superior a 1,2 millones de toneladas de CO2 al año, lo que equivale a las emisiones anuales generadas por 161.078 personas en nuestro país”, destacó el catedrático Victoriano Martínez durante la presentación del documento.

Los resultados del balance de carbono por cultivos muestran que cuando no se aplica agua marina desalinizada, los cultivos analizados son sumideros de CO2, siendo en conjunto los cultivos leñosos nueve veces más eficientes que los cultivos hortícolas. “Sin embargo, en el hipotético escenario de sustitución total de agua procedente del trasvase por agua marina desalinizada, todos los cultivos hortícolas se convierten en fuente de CO2”, explicó Bernardo Martin.