‘Cítricos sostenibles’ trabaja para reducir agua y fertilizantes

El proyecto desarrollado por Coca-Cola consiguió en 2019 ahorrar 676 millones de litros en las 750 hectáreas de plantaciones que se han unido

Las características propias de la climatología española y los envites de un cambio climático cada vez más palpable, convierten la gestión y utilización responsable del agua destinada a regadío en una práctica cada vez más urgente y necesaria.

En los últimos 20 años el sector agrario de nuestro país ha conseguido reducir un 22% el consumo de agua a pesar del aumento que ha experimentado la superficie de regadío gracias a la implantación de prácticas respetuosas con el medio ambiente basadas en la reducción del consumo y el uso de fertilizantes. Una fertilización eficiente permite ahorrar un 23% de emisiones de CO2, mientras que disminuir el consumo de agua baja 8,8 euros los costes de producción por tonelada de cítricos, según expone la Guía Fanta de Buenas Prácticas sostenibles en el cultivo de cítricos. Estas dos medidas son, precisamente, los principales pilares sobre los que pivota el proyecto Cítricos Sostenibles desarrollado por Coca‑Cola, una iniciativa que, desde principios de 2017, procura que los productores españoles de cítricos adopten prácticas sostenibles de riego y fertilización para reducir el consumo y el impacto ambiental asociado a su producción.

En este proyecto, que cuenta con la colaboración de la Universitat Jaume I de Castelló, Inèdit y el IRTA de la Generalitat de Catalunya, participan 37 fincas y comunidades de regantes de diferentes gestores y agricultores de la Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña y Región de Murcia.

Nuevos sistemas de fertirrigación y sensores

Cítricos Sostenibles finalizó en 2019 con un ahorro total de 676 millones de litros de agua en las 750 hectáreas de plantaciones que se han unido, aunque una de las principales ventajas del proyecto es que, gracias a las mejoras introducidas, las fincas continuarán ahorrando agua cada año.

Los principales esfuerzos se centraron en instalar sensores de humedad y sistemas de riego con goteros antidrenantes y autocompensantes, de los que se han instalado más de 1.300 kilómetros. “Los goteros antidrenantes permiten ajustar la presión y obtener un riego eficiente y uniforme, lo que no ocurre con los goteros envejecidos obturados, que limitan el desarrollo de unos árboles mientras riegan en exceso otros, con el derroche consiguiente”, subraya el profesor Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología en la Universitat Jaume I y director del proyecto. “Además, al cerrarse el grifo, permiten que la manguera no se vacíe, quedando el agua retenida hasta el próximo riego, lo que se traduce en un importante ahorro de agua”, añade el director de Proyectos de Inèdit, Carles M. Gasol. “En un territorio de gran estrés hídrico como es la Comunidad Valenciana, esta eficiencia es fundamental”, concluye el profesor Morell.

Por otro lado, los sensores de humedad monitorizan cómo evoluciona la humedad del suelo a medida que avanza la campaña de riego. De esta manera, si los sensores ofrecen indicios de que el suelo se está secando, se aumentará ligeramente el riego, mientras que si se observa que el cultivo no consume todo el agua, se puede reducir la cantidad suministrada.

Mejor competencia ambiental

Aunque el ahorro de agua es el vector principal del proyecto, la reducción del uso de fertilizantes es el otro punto clave. “Si bien la fertilización se suele hacer bastante bien, quienes la hacen mal, suelen fertilizar mucho y a destiempo, algo que se ve al analizar los nutrientes que llegan a la planta”, explica Gasol. “En estos casos, nos encontramos con suelos con un alto contenido en potasio y fósforo, mientras hay carencias de nutrientes en las hojas de la planta, donde deberían estar. Ante esta situación, lo que hacemos es recalcular las dosis de fertilizantes tras la analítica del suelo e instruir al agricultor para que las aplique en función de la etapa de desarrollo vegetal”, prosigue.

Más allá de los ahorros puntuales y de la reducción de costes, el objetivo final de la iniciativa es “crear una cultura de la sostenibilidad que vaya calando poco a poco y acabe instaurando una agricultura con mejor competencia ambiental que contribuya a reducir la huella hídrica y de carbono”. Para ello, se han impartido más de 4.100 horas de asesoramiento a los agricultores.

Además de poner el foco en las plantaciones de cítricos, Coca-Cola también trabaja para proteger los recursos hídricos en otros entornos bajo el compromiso de reponer a la naturaleza el 100% del agua contenida en sus bebidas. A través de diferentes proyectos ha conseguido devolver 3.782 millones de litros, un 129% de agua que contienen en sus productos.

Estas iniciativas ambientales forman parte de la Estrategia de Sostenibilidad Europea que la compañía ha diseñado hasta el próximo 2025. Según el Informe de Sostenibilidad 2019, el 88% del azúcar, la totalidad de la pulpa y el papel utilizados en sus bebidas el año anterior cumplieron con los principios de agricultura sostenible.