La covid-19 se convierte en el primer gran examen de la Agenda 2030 a sus cinco años

La Agenda 2030 cumple su quinto aniversario con muchos deberes pendientes. Impulsada por Naciones Unidas y consensuada por sus 193 Estados miembros, este documento condensa los pasos para su consecución, en un momento en el que se inicia la llamada Década de la Acción que se estima como una cuenta atrás para lograr los objetivos marcados.

Gran parte de los españolas apenas conoce su contenido, según diversas encuestas realizadas, y eso pese a que ahora tienen una visibilidad privilegiada en España con una vicepresidencia en manos de Pablo Iglesias. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible han venido a convertirse en una especia de carta de deseos global que, aunque muy ambiciosa en todo su contenido, resulta de gran dificultad en su consecución. En su sexto objetivo condensa el reto de mayor envergadura que nunca antes se había puesto por escrito: “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”.

Desde que en 2015 se firmó la hoja de ruta que dibujaba el camino para crear un mundo más justo y sostenible, el nivel de compromiso que ha demostrado cada país ha sido muy diferente. La Cumbre del Clima celebrada el año pasado en Madrid puso de manifiesto que los avances eran lentos e insuficientes para conseguir las metas establecidas. Y eso que todavía no había llegado la pandemia. Y la próxima Cumbre del clima en Glasgow será clave para mostrar la ambición existente. China ha dado ya un paso adelante con su compromiso de alcanzar las cero emisiones de CO2 en 2060 y Estados Unidos afrontará en sus próximas elecciones de noviembre el camino a seguir.

La crisis sanitaria declarada apenas tres meses después de activar el cronómetro ha puesto en serio peligro la consecución de los ODS, aunque se ha revelado igualmente como un acicate para que el mundo refuerce su determinación. El riesgo de pobreza se ha incrementado por la pérdida de empleos y la respuesta global se ha centrado en incrementar los niveles de endeudamiento para reactivar las economías. Del éxito de muchos de estos estímulos dependerá la consecución de la Agenda 2030.

El análisis de los progresos logrados en estos cinco años ofrece una visión agridulce: constatando el avance notable en el camino para lograr varios de los ODS, como el hecho de haber reducido a la mitad la pobreza extrema y la mortalidad infantil en el mundo y haber duplicado el acceso a la electricidad, principalmente gracias a la acción de India, pero la cuesta para alcanzar otros sigue presentándose difícil.

La Agenda 2030 necesita de una mayor explicación y de políticas con una gobernanza que sea clara y transparente.