Medir el progreso, el desempeño, el grado de alineación con los ODS para avanzar

España presenta una situación desigual en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, según el Informe 17x17, que analiza la sostenibilidad en las 17 comunidades autónomas españolas, realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad y la consultora AIS Group.

El estudio utiliza más de 200 indicadores para analizar la aproximación a las metas de cada ODS y evalúa su desempeño comparativo por CCAA. Sus principales conclusiones apuntan una falta de homogeneidad en el cumplimiento y un considerable desequilibrio territorial. Ninguna de las Comunidades Autónomas de España es totalmente sostenible y no todas avanzan a un mismo ritmo para lograr los objetivos de la Agenda 2030.

Pero ¿cuáles son las razones que producen esta disparidad entre territorios? Posiblemente uno de los motivos de peso es la dificultad para medir los resultados que están obteniendo las distintas políticas puestas en marcha por ayuntamientos, gobiernos regionales y el propio gobierno estatal. Es necesario dar respuesta a cuestiones como: ¿cuánto nos aproximan al cumplimiento de cada ODS? ¿Cómo estamos evolucionando respecto a años anteriores?

Realizar estudios específicos para cada territorio, recoger datos y calcular indicadores es un primer paso para medir el grado de alineación con los Objetivos. Sin embargo, para confirmar los avances es conveniente sistematizar esta dinámica. Recientemente se ha presentado en España ODS Maps, una herramienta basada en un potentísimo sistema de información geográfica cuya finalidad es apoyar y promover el seguimiento del progreso en la consecución de los ODS y sus metas en la Administración Pública. Ofrece un índice, que se calcula anualmente, que mide el grado de cumplimiento del territorio con cada uno de los 17 ODS, además de la posibilidad de acceder a más de 300 variables e indicadores, calculados específicamente para esa localidad.

Estos datos e información, plasmados en un mapa o un cuadro de mando, brindan a la Administración el conocimiento necesario para centrar los recursos. A través de los indicadores, un ayuntamiento será capaz de identificar cuáles son las zonas, barrios o incluso secciones censales, con mayor riesgo de pobreza y tomar decisiones más rápido para poder cubrir las necesidades de la población más vulnerable de una forma eficaz. Y no solo eso, el cuadro de mando podrá monitorizar si se está produciendo una mejora en el desempeño de cada ODS y determinar si se produce una mejora real de los indicadores.

Gracias a ODS Maps, la Administración tendrá la capacidad de medir, y poder medir en este momento es clave. La situación derivada de la pandemia del Covid-19 puede ensombrecer el camino hacia la consecución de los ODS en 2030, meta señalada por Naciones Unidas. El escenario actual, que ya refleja un aumento del desempleo, de la pobreza y de las desigualdades en general, es muy preocupante, y nos aleja del horizonte deseado. Ante él, es necesario incrementar el esfuerzo para vencer las dificultades y retos planteados por la pandemia a nivel mundial y también a nivel regional y municipal.

Si nos centramos en el ODS 1, relativo a la erradicación de la pobreza, es evidente que no podemos definir España como un país donde predomine la pobreza extrema, pero existen notorias diferencias entre territorios, claramente diferenciados por el eje norte-sur. Los indicadores que componen este Objetivo comprenden familias en riesgo de pobreza, hogares con carencia material severa, datos de desempleo, ingresos mensuales netos, tasa de esfuerzo para alquilar/comprar vivienda, pensiones, tipos de contratos laborales y algunos más. Los puestos de trabajo más cualificados llevan asociados una mayor retribución todo lo contrario con el empleo precario y estacional. Un modelo económico basado en el turismo y la construcción contribuye a que la media de ingresos sea baja y el desempleo alto. Darle la vuelta a esta situación no depende tanto de las políticas de desempleo sino en el cambio de la actividad productiva consistente en la creación de industria y empresas tecnológicas.

A mayor inversión en educación e investigación más preparados saldrán nuestros jóvenes, que deberían encontrar una salida laboral en su propio territorio sin necesidad de ir a incrementar economías de otras comunidades o países.

Los presupuestos tanto del Estado como de las Comunidades deben estar alineados totalmente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

No olvidemos que los ODS están orientados a lograr el bienestar de las personas, de los ciudadanos y también el de sus zonas de residencia, el de sus áreas de cultivo, el de sus ecosistemas, e incluso el de sus economías, de modo que sean sostenibles y resilientes.

Por ello, disponer de herramientas que nos ayuden a medir el progreso, el desempeño, el grado de alineación con los ODS es crítico. Debemos saber, como sociedad y, más aún, los encargados de gestionarla, qué estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal; dónde debemos poner mayor esfuerzo y qué políticas y actuaciones están resultando más efectivas.

Estamos en la era del Big Data. Disponemos de una cantidad enorme de información. Igual que las empresas, los gobiernos deben sacar el máximo provecho de esos datos y utilizarlos para tomar las mejores decisiones posibles. No para vender más, o con el objetivo final de conseguir más votos, que es lo que obsesiona a muchos responsables políticos. Es hora de que usen los datos en beneficio de la ciudadanía, en beneficio de sus territorios, en beneficio de la humanidad, en beneficio del planeta.

Así pues, recabemos datos, analicémoslos, tomemos decisiones y midamos los resultados. De ese modo, el camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible será más accesible.