El Mar Menor requiere de una actuación política urgente y un control del regadío

El Mar Menor requiere de una actuación política urgente que sirva para resolver un problema que parece aparcado por parte de las Administraciones, tanto nacional como autonómica. Las causas del desastre ambiental están claramente identificadas y las soluciones para mitigar esta situación pasan por tomar medidas frente al regadío ilegal que se está asentando en el Campo de Cartagena.

La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha dado a conocer la superficie que se está regando sin autorización en la zona y estima la existencia de unas 9.500 hectáreas sin concesión en el Registro de Aguas del organismo de la cuenca. En 2018 se autorizó el regadío en 43.071 hectáreas, es decir, un 22% más de lo permitido el año pasado.

El cálculo se ha realizado por teledetección -técnica que compara la superficie autorizada con la que se detecta por satélite-, y ahora la CHS tendrá que comprobar la veracidad de los datos. De momento, ha determinado que 1.600 de esas 9.500 hectáreas no cuentan con ninguna posibilidad de tener derechos de agua, por lo que se han enviado los 147 expedientes correspondientes a la Consejería de Agricultura de Murcia -la competente para desmantelar los regadíos ilegales- y los terrenos deberán volver a su estado natural.

Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) lleva meses trabajando en un Programa Verde integrado por actuaciones para la recuperación del humedal, que “ordena, selecciona y prioriza” las propuestas del plan de Vertido Cero que los científicos recomiendan para minorar las principales presiones que está sufriendo el Mar Menor: la disminución de cota del acuífero y el recorte drástico de entrada de agua dulce por las ramblas, principalmente la del Albujón, con el bombeo que sigue pendiente.

Ante todos estos hechos, ha llegado el momento de que las Administraciones tomen verdaderamente cartas en el asunto y traten de evitar que vuelva a reproducirse una situación como la vivida el pasado 12 de octubre, con la aparición de una gran cantidad de peces muertos en la orilla.

Esta situación resulta, además, especialmente negativa en un momento en el que España tendrá que redoblar sus esfuerzos para volver a convertirse en el centro de atracción turística que fue y recobrar la confianza de los que nos visitan cada año. Nuestro país, y Murcia, especialmente, necesitan dar pasos adelante. Resolver cuanto antes los expedientes abiertos y solucionar lo antes posible una herida ambiental que tardará en curarse, pero que está alcanzando unas proporciones inadmisibles.