Hacia la reconstrucción de España con una economía verde

Iniciativas como ‘Plan A. Economía para la vida’ y las acciones del Gobierno y las instituciones estudian cómo reflotar el tejido productivo y afrontar la crisis social y financiera post-Covid-19

Reconstruir económicamente España tras la crisis del coronavirus a través de un nuevo modelo transformador, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que priorice el servicio a las personas y al planeta. Este es el principal objetivo de Plan A. Economía para la vida, una iniciativa coordinada e impulsada por el Foro Nesi de Nueva Economía e Innovación Social, que cuenta con el apoyo de más de un centenar de líderes empresariales y sociales. También se han sumado 40 organizaciones, entidades sociales, ONG y medios de comunicación. Es un proyecto basado en la cocreación y diseñado a partir de un novedoso método: todas las personas, empresas y organizaciones adheridas pueden contribuir a definir propuestas concretas aplicables a cada sector económico. Posteriormente, estas propuestas se harán llegar al Congreso de los Diputados y a los gobiernos locales.

El Plan A apuesta por comprometerse con un modelo económico para la vida basado en cinco pilares: una economía con sentido, en la que las empresas midan su impacto social y ambiental además de su rentabilidad económica; una economía local y resiliente, que nos permita ser autosuficientes y estar prevenidos ante futuras crisis sanitarias, climáticas o energéticas; el fomento de una economía solidaria y colaborativa, aprendiendo de las iniciativas ciudadanas y empresariales surgidas durante el confinamiento; la reinvención del trabajo, transformando el modelo educativo y el mercado laboral para que podamos desarrollarnos como personas y profesionales gracias a actividades laborales motivantes, y, por último, la articulación de una economía circular y regenerativa, que aprenda de la naturaleza y que conserve y recupere ecosistemas.

Este último punto se ha convertido en uno de los pilares esenciales de la recuperación económica en clave ecológica. Y es que, tal y como aseguraba hace unos días Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, “el coronavirus ha puesto en evidencia que el actual sistema económico no funciona”. La recuperación debe regirse por los principios de una economía inclusiva y sostenible, dos conceptos clave para la economía circular que apuesta por dejar atrás el tradicional modelo basado en el despilfarro, el concepto de usar y tirar que ha impulsado la extracción desmedida de recursos y ha generado millones de toneladas de residuos.

Actuaciones públicas

Consciente de este hecho, el Gobierno tiene previsto aprobar próximamente la estrategia española de economía circular que situará por debajo de los 10 millones de toneladas las emisiones de gases de efecto invernadero y absorberá parte del desempleo derivado de la pandemia. El objetivo del proyecto es reducir en esta década un 30% el consumo nacional de materiales y en alrededor de un 15% la generación de residuos, lo que permitirá que las emisiones de gases de efecto invernadero no superen los 10 millones de toneladas.

Según ha adelantado recientemente Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, cumplir con los objetivos que recoge esta estrategia requerirá de una inversión de más de 2.000 millones de euros en los próximos 15 años. La estrategia favorecerá, además, la creación de puestos de trabajo “que no requieren de un elevado nivel de especialización”, por lo que su puesta en marcha podría contribuir a absorber con rapidez parte del desempleo generado por la crisis”. La vicepresidenta cuarta del Gobierno aseguró que la iniciativa se desarrollará en seis sectores: construcción, agroalimentario, pesquero y forestal, industrial, bienes de consumo, turismo y textil, y recalcó que deberá ir acompañada de nuevos materiales para la industria, así como de un cambio de hábito en los consumidores y su estrategia.

La estrategia de economía circular irá acompañada de un paquete normativo que incluye una nueva ley de residuos que regule los plásticos de un solo uso, cuya utilización ha crecido notablemente en los últimos meses por miedo al coronavirus, incluso entre ciudadanos que lo habían limitado al mínimo por su impacto medioambiental.