El agua, fuente de solidaridad en tiempos críticos

La pandemia causada por el COVID-19 no solo está poniendo a prueba los sistemas de salud de la mayoría de los países, sino que además está demostrando que la unión entre inversión en I+D+i y solidaridad es la fórmula más efectiva para derrotar a un enemigo común e invisible. En situaciones de crisis, salvar vidas y proteger la salud de los más vulnerables nos obliga a aprender –y actuar– rápido y bien.

Hoy en día, empleados y voluntarios de empresas y organizaciones no se limitan a realizar su trabajo diario. Más allá de esta misión natural, utilizan la tecnología que ellos mismos generan, su experiencia y sus recursos en bien de la humanidad para investigar, prevenir y, en su caso, hacer frente a los retos relacionados con el agua allí donde más se necesita. Y de modo especial, atendiendo situaciones de emergencia provocadas por fenómenos naturales o, como el caso que nos ocupa, enfermedades.

Ya en los primeros momentos del brote del Covid-19, muchas organizaciones y empresas tuvieron claro que, más allá de proclamar recomendaciones y buenos propósitos, lo que realmente importa es salvar vidas. Para ello, es vital afrontar el problema y buscar soluciones que el sector del agua puede aportar desde un triple ángulo: económico-financiero, tecnológico y social.

En el plano económico-financiero se ha hecho un importante esfuerzo de inversión en iniciativas solidarias. Se han destinado, por ejemplo, tres millones de dólares al Programa de Subvenciones Comunitarias para Socios, por un lado, y a la puesta en marcha de acciones con partners locales, por otro.

El 50% de dicha asignación se ha dedicado a apoyar los programas con dos socios globales: Americares, organización de ayuda al desarrollo centrada en salud, y UNICEF. Dicha cantidad ayudará a cada ONG a colaborar con centros de salud de todo el mundo en las áreas de agua y saneamiento –incluyendo provisión de suministros y formación– y a apoyar a niños y familias vulnerables. En concreto, Americares está distribuyendo 50.000 equipos de protección a instalaciones sanitarias de aquellas comunidades con menos recursos y formará a unos 2.500 trabajadores del sector sanitario. Las sesiones de formación estarán centradas en la prevención y el control de infecciones, incluyendo agua, saneamiento y buenas prácticas de higiene para controlar la propagación del virus.

Asimismo, los empleados colaborarán en remoto como voluntarios con el equipo de respuesta a emergencias de la organización, desarrollando un módulo de formación para ayudar a los sanitarios a detener la expansión del COVID-19 y prevenir futuros brotes. El acuerdo de cinco años incluye la colaboración mutua para mejorar las infraestructuras de instalaciones sanitarias afectadas por la pandemia para dar respuesta a problemas relacionados con agua y saneamiento y con el fin de incrementar la resiliencia frente a posibles rebrotes.

Por su parte, la asociación con UNICEF sirve para financiar en parte acciones globales destinadas a ayudar a niños y familias afectados por el virus, en los países con peores infraestructuras de salud pública y sistemas de ayuda social. El programa incluye el suministro de artículos de higiene, la mejora de programas comunitarios de salud para la prevención de infecciones, el compromiso de los más jóvenes y el apoyo a programas de crecimiento sostenible.

En el capítulo tecnológico, acometimos la instalación de bombas para evacuación de aguas residuales en tres hospitales chinos construidos en tiempo récord para afrontar los primeros y más duros momentos de la pandemia. En Italia, el país europeo más afectado, fue necesario dar respuesta a la propagación del virus y garantizar la continuidad de los servicios sanitarios. Para ello, la Autoridad Sanitaria Provincial de Palermo requirió la ampliación del hospital Civil de Partinico con el fin de tratar a los pacientes en la región de Sicilia. El mandato suponía una adaptación considerable y una recalificación parcial del centro, incluyendo la instalación de dos UCI con 28 camas de cuidados intensivos.

Al mismo tiempo, y con el objetivo de seguir prestando los servicios de salud habituales, el hospital italiano necesitaba crear una nueva planta para gestionar el gran volumen de aguas residuales, según los parámetros establecidos por las autoridades.

En el plano social, mediante iniciativas realizadas en España, Italia, Alemania y Reino Unido entre otros países europeos, nuestros empleados prestan un importante apoyo a sus comunidades a través de voluntariados, apoyando a ONG locales y recaudando fondos a través de las donaciones en las que los socios locales son clave. En nuestro país, tenemos abiertas líneas de colaboración con entidades sin ánimo de lucro como la Asociación Apadrina la Ciencia, Cruz Roja, Acción Contra El Hambre, Fundación Banco de Alimentos o Médicos Sin Fronteras. Se pretende así apoyar a científicos en su investigación para encontrar terapias contra el coronavirus y también prestando apoyo a los más directamente afectados y sus familias a través del suministro de alimentos, asistencia sanitaria y medidas de prevención en instalaciones destinadas al cuidado de enfermos.

Con estas palabras y estos datos he querido destacar no solo los logros de una empresa especializada en gestión del agua en concreto sino, sobre todo, las iniciativas personales y el altruismo que estamos viendo en tantos lugares del mundo. Si la tecnología y la buena gestión son claves para resolver los retos relacionados con el agua, en una situación sanitaria de extrema gravedad es esencial que la investigación y la solidaridad se den la mano allí donde más se necesite.

La innovación tecnológica constante, unida a una conciencia social centrada en prestar apoyo material y humano, distingue a una empresa meramente de servicios de otra que realmente es consciente y participa del entorno en la que desarrolla su actividad.