La desalación y la reutilización, claves para contar con recursos hídricos de calidad

Atendiendo a los escenarios que auguran la progresiva disminución de los recursos de agua derivados del ciclo hídrico en España, como consecuencia del cambio climático, la desalación se revela como la forma más segura de aportar agua dulce para consumo a las regiones deficitarias. Naturalmente, también es posible la transferencia desde cuencas excedentarias, aunque es evidente que, en periodos de sequías prolongadas, e independientemente de decisiones políticas sobre trasvases, la desalación será imprescindible para cubrir o complementar el agua dulce para abastecimiento a poblaciones. Por tanto, se hace necesario mantener operativas y en buen estado todas las desaladoras que las abastecen, directamente o a través de redes de distribución, para poder complementar las necesarias dotaciones de agua potable cuando sea preciso; hay que señalar que ya hay ampliaciones en marcha, y a medio y largo plazo es posible que también haya que plantearse alguna instalación nueva.

Por otra parte, el uso de aguas desaladas para regadío viene consolidándose y creciendo en España desde hace bastantes años. Esta práctica es muy habitual en las islas Canarias y está aumentando en el Levante español. Una vez superados, con buenas prácticas, ciertos recelos de los agricultores respecto a la calidad del agua desalada en su uso para regadío, la principal dificultad para su empleo es el coste de producción cuando el origen es agua de mar, ya que supera al del agua de regadío obtenida de otras fuentes. En consecuencia, el uso de agua de mar desalada para regadío es económicamente viable en cultivos de suficiente valor añadido -elevado rendimiento por metro cúbico de agua empleado-. En otros casos sería necesario sufragar parte de los costes de producción. Creo interesante señalar que en muchas zonas del litoral español se dispone de acuíferos con aguas salinas, cuya desalinización tendría unos costes muy inferiores a los de agua del mar, y sin duda aceptables para su uso en regadío.

Respecto a la reutilización, aunque es un recurso cada vez más necesario para la planificación hidrológica, los caudales reutilizados a escala nacional no aumentan desde hace bastantes años. Una de las razones es que el coste para el usuario es elevado frente a otros recursos disponibles. Para que los costes de la regeneración de aguas residuales no repercutan en el usuario del agua reutilizada, en mi opinión, sería necesario establecer, a escala nacional, unas tasas de depuración sobre las aguas usadas que permitan financiar el tratamiento hasta alcanzar un nivel de calidad en las aguas depuradas lo más elevado posible, de tal forma que sea factible su reutilización directa para todos los usos.

Por otro lado, pienso que la sociedad todavía no es plenamente consciente de las ventajas ambientales de la reutilización de aguas depuradas, y que su implicación debería ser una pieza fundamental para la apuesta por estos recursos. Los beneficios de la reutilización, paradigma de la economía circular, se pueden resumir en que permite incrementar los recursos hídricos; posibilita la sustitución de algunos usos del agua natural, como regadío, con aguas regeneradas; reduce la entrada de contaminantes a las zonas de vertido; en algunos casos puede contribuir además al ahorro energético, y, en caso de uso para regadío, permite también aprovechar los elementos nutritivos contenidos en el agua depurada. También, al ser un recurso estable, permite mayor fiabilidad en su disponibilidad.

Además, hay avances tecnológicos que facilitan el desarrollo de la reutilización de aguas. Uno de ellos, muy prometedor, es el uso de membranas semipermeables para eliminar los contaminantes de las aguas residuales. Considero que su uso debería generalizarse en todas las depuradoras por su alta potencialidad para separar cualquier tipo de químico o elemento microbiológico, habilitando el agua regenerada para todos los usos posibles.

Respecto a la desalinización, hay que buscar la optimización de cada una de las etapas del proceso para obtener la máxima calidad de agua desalada, al menor coste y con el mínimo impacto ambiental. Las plantas ejecutadas a partir del programa AGUA ya incorporan los elementos avanzados para la recuperación de energía de los rechazos -cámaras isobáricas-, con lo que se consigue alcanzar consumos específicos en la etapa de ósmosis inversa próximos a 2 kWh por cada metro cúbico desalinizado, lo que a su vez se aproxima al límite termodinámico que no se puede rebasar (0,9 kWh por metro cúbico para agua de mar). Complementariamente, una opción que afortunadamente está incorporándose es la aplicación de energías alternativas, concretamente la fotovoltaica. Esta energía es cada vez más factible, ya que los generadores fotovoltaicos son cada vez más eficientes y económicos.

Nadie duda que la disponibilidad de agua es imprescindible para el bienestar de los pueblos, su desarrollo y su salud, así como para el buen estado ecológico de las masas de agua. Por lo tanto, en ningún caso se debe renunciar a ninguna de las alternativas que permitan acceder a recursos hídricos de calidad. Siempre he defendido algo que es de sentido común, y es que todas las opciones son válidas y su aplicación dependerá de las circunstancias en cada caso. Si se dispone de suficiente agua renovable en los cauces la opción es usar ése agua y, una vez usada, depurarla hasta obtener una elevada calidad que no contamine la masa de agua donde sea vertida; si no se dispone, es fundamental que en el futuro próximo haya una apuesta más decidida por la desalación y la reutilización; mucho más decidida de la que hay en la actualidad, para ser capaces de resolver o minimizar los problemas de, cada vez más, regiones deficitarias y con más población afectada.

Las empresas españolas disponen de la tecnología y, además, saben aplicarla. El inconveniente puede surgir de la financiación. En este sentido, dado que se busca un beneficio ambiental que redundará en la recuperación y mantenimiento del buen estado ecológico de las masas de agua, considero que la financiación de las infraestructuras debe venir a través del IRPF, y la financiación de la operación de depuración a través de los consumidores de agua, que son quienes la contaminan.