Daniel Prats, Miembro del Comité de Dirección de AEDyRD, catedrático y coordinador del Proyecto del IUACA: “La gestión de los fenómenos meteorológicos extremos es un reto global”

Una de cada tres personas en el mundo vive sin agua potable, según la ONU. En 2050, augura que hasta 5.700 millones habitarán zonas donde el agua es escasa, al menos, un mes al año. La planificación y gestión de procesos de desalación y reutilización del agua es, entonces, objetivo mundial apremiante. Dibujamos las previsiones de futuro con Daniel Prats

Experto en procesos de desalinización y reutilización del agua, el catedrático Daniel Prats repasa con nosotros las claves de estos dos procesos, claves para el aprovechamiento de recursos hídricos en el contexto actual.

¿La reciente representación de eventos meteorológicos extremos, ha convertido la gestión de las aguas en un reto global?

Es evidente que hay un aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, tales como sequías prolongadas o precipitaciones muy intensas, que se asocian a un acelerado cambio climático provocado por las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero y por otras actuaciones humanas que contribuyen al calentamiento global. Además, cada vez resulta más aleatorio el lugar del mundo o la época del año en la que se manifiestan estos fenómenos. En consecuencia, su gestión se revela, efectivamente, como un reto global ya que sus consecuencias, tales como pérdida de vidas, grandes migraciones, hambrunas, inundaciones, enormes pérdidas de bienes e infraestructuras, pueden afectar a todos los países. Por tanto, resulta necesario que los gobiernos e instituciones responsables realicen las apropiadas evaluaciones de los riesgos que se puedan derivar de estos fenómenos meteorológicos extremos para tomar las medidas apropiadas que minimicen sus consecuencias negativas, lo que sin duda representa un gran reto para todos.

¿Cómo influye el cambio climático en los recursos hídricos con los que hoy contamos?

El agua es un elemento clave directamente asociado tanto al origen como a las consecuencias del cambio climático. Voy a intentar explicarlo. Por una parte, el vapor de agua es un gas que también produce incremento del efecto invernadero, aunque su mayor presencia en la atmósfera no se deriva de emisiones antropogénicas, como ocurre por ejemplo con los gases asociados al uso de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas natural-, sino que es consecuencia del propio aumento de temperatura en la superficie terrestre, que facilita su evaporación. Por otra parte, la contribución del vapor de agua al cambio climático es muy difícil de evaluar, ya que su permanencia en la atmósfera es temporal, al condensarse y precipitar en forma de lluvia -ciclo del agua-, y además la concentración de este vapor de agua en la atmósfera, o sea la humedad atmosférica, varía enormemente en el espacio y con el tiempo. Como consecuencia, la modelización predictiva de cómo está afectando y puede afectar en el futuro el cambio climático a los recursos hídricos es compleja. La mayoría de los modelos predicen que una serie de regiones verán incrementadas las precipitaciones anuales, mientras que, en otras regiones, como las cuencas mediterráneas, disminuirán las precipitaciones anuales, aunque puedan tener episodios de mucha intensidad, tal como estamos desgraciadamente comprobando. En consecuencia, el cambio climático influirá negativamente sobre los recursos hídricos en nuestro país. Los modelos predictivos, y la realidad observada en estos últimos años, conducen a que los episodios de lluvia serán eventualmente muy intensos, y aportarán menos recursos a nuestros cauces.

Actualmente, más del 10% del agua que se consume en España proviene de plantas desaladoras. ¿Considera que nuestro país presta suficiente atención y recursos a incrementar ese porcentaje?

Nuestro país es pionero en desalinización. Como se cuenta en la historia de la desalación en España que elaboró la Asociación Española de Desalación y Reutilización, AEDyR, en su 20 aniversario, la primera desaladora en España se instaló en Lanzarote en 1964. Desde entonces el agua desalada en España no ha cesado de crecer para ir solucionando los problemas de escasez para abastecimiento -desarrollo turístico-, regadío y usos industriales. Al mismo tiempo se han ido mejorando los procesos de desalación para obtener un agua de mejor calidad, con un menor consumo energético y un menor impacto ambiental. Dentro de esta evolución, a partir del año 2004 hubo un gran impulso de la desalación al ponerse en marcha el programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y la Utilización del Agua) que buscaba, entre otros objetivos de gestión y reutilización, la implantación de desaladoras para incrementar en unos 500 hm3 al año el agua desalada. Hay que indicar que, como consecuencia de este programa, muchas empresas españolas se especializaron en estas tecnologías, y adquirieron un valioso conocimiento y experiencia que les ha facilitado ganar numerosos concursos internacionales para la implantación y explotación de grandes desaladoras, y otras infraestructuras relacionadas con el agua en todo el mundo. De hecho, entre las 20 primeras empresas del sector a escala mundial, ocho son españolas.

En cuanto a la reutilización, España, el país con mayor índice de consumo de Europa, cuenta desde 2007 con un marco legislativo para regularla. ¿La normativa española actual potencia el uso del agua reutilizada?

La entrada en vigor de la normativa española sobre reutilización, R.D. 1620/2007, fue un hito muy importante y trascendente para el buen uso del agua depurada. La norma establece perfectamente la calidad que tiene que tener el agua regenerada -agua residual depurada para ser reutilizada- en cada uno de los usos a los que sea destinada, urbano, agrícola, industrial, ambiental, etc. Hay algunos aspectos que podrían ser mejorables en base a la experiencia de su aplicación, aunque cualquier posible modificación debe tener en cuenta la próxima regulación comunitaria.

La Unión Europea está tramitando la aprobación de una regulación comunitaria para el riego agrícola que fomente el uso de aguas regeneradas de manera segura para el medio ambiente. ¿Es la reutilización una práctica más sencilla y fiable que los trasvases o la desalinización?

El agua residual urbana regenerada es un recurso cuyo origen es el agua consumida en las poblaciones, y por tanto un recurso fiable en el tiempo, lo que representa una ventaja a la hora de la planificación. Desde el punto de vista ambiental, cabe indicar que el proceso de regeneración tiene unos consumos energéticos inferiores a los asociados con trasvases o desalinización, sobre todo si el agua a regenerar no es muy salina. Además, puede aportar nutrientes a los cultivos y minimizar de esta forma los abonos químicos a emplear. Hay que señalar que la nueva regulación comunitaria es más restrictiva respecto a la calidad que la actual normativa española, ya que incorporará más requerimientos microbiológicos y químicos, lo que obligará a una regeneración más avanzada. Los procesos de regeneración pueden ser complejos, aunque las tecnologías que se aplican están suficientemente desarrolladas y verificadas.

Ambas alternativas, la depuración y la desalinización de aguas, conllevan altos costes tanto económicos como medioambientales. ¿Cree que el fin compensa el impacto?

Para responder a esta cuestión voy a plantear que ocurriría si prescindimos de estos recursos, denominados no convencionales, pero que son cada vez más imprescindibles. En zonas con estrés hídrico, si no reutilizamos, tendremos que emplear agua dulce natural para todos los usos, lo que conducirá en periodos de escasez a una competencia entre los distintos sectores que precisan el agua, y parte de las demandas no podrán ser cubiertas, con el consiguiente perjuicio económico y social. Por otra parte, en periodos de sequía puede haber incluso escasez de agua potable en la zona afectada, lo que obligará a buscar alternativas de abastecimiento costosas. También se puede producir, y de hecho se está produciendo, sobreexplotación de acuíferos.

Respecto a la desalinización, recordemos que ya resulta imprescindible en múltiples circunstancias. Si se dejara de desalinizar la repercusión sería enorme. Por ejemplo, en las Islas Canarias se dejaría sin agua dulce a la casi totalidad de los residentes y turistas de Lanzarote o Fuerteventura, y se reduciría en un 86% el abastecimiento a las poblaciones de Gran Canaria y en un 47% a las poblaciones de Tenerife. También se afectaría gravemente a múltiples poblaciones del Mediterráneo español, que tienen en el agua desalada un aporte complementario de seguridad, y que hubiesen tenido restricciones en el pasado periodo de sequía de 2017 y 2018. Además, se perderían múltiples cultivos regados con agua desalada, con graves consecuencias económicas, pérdida de empleos, etc. O sea, no es posible prescindir de la desalación.

En relación con el impacto ambiental de la desalación derivado del consumo de energía, en mi opinión conviene relativizarlo, ya que la energía es necesaria para lograr todos los bienes de consumo, incluidos los de primera necesidad. Y sobre el impacto ambiental relacionado con la evacuación de rechazos al mar, hay que resaltar que es muy reducido, ya que se diseña el vertido para que no haya afección a especies sensibles, y además hay un seguimiento ambiental para detectar posibles desviaciones y corregirlas.

¿Considera factible alcanzar el objetivo que la ONU marca para 2030: lograr, en diez años, el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos? ¿Qué compromisos relacionados con este objetivo considera que deberían acompañarle?

Sinceramente, alcanzar este objetivo me parece muy improbable. Al igual que las medidas necesarias para reducir la emisión de gases de efecto invernadero para moderar el cambio climático, sería necesario la colaboración de todos los países, fundamentalmente aquellos con más recursos. La tendencia de cooperación no apunta en este sentido, sino más bien al contrario. No se pueden alcanzar estos objetivos para 2030 sin que se realicen grandes inversiones en infraestructuras y sin que se alcance la paz social en todos los pueblos y países. Ojalá fuera así.

Pensando de nuevo en nuestro país, usted coordina el único título universitario oficial dedicado específicamente a las dos alternativas para obtener recursos hídricos, el curso de Especialista en Desalación y Reutilización del Agua de la Universidad de Alicante. ¿Cree que necesitamos más profesionales formados específicamente en estas disciplinas?

Sin duda. En España, y en muchos países del mundo, hay muchas regiones con estrés hídrico elevado, o sea zonas o cuencas en las que para suplir las demandas actuales o futuras es necesario extraer caudales de agua que representan un elevado porcentaje de los recursos renovables disponibles. En muchas de estas regiones las necesidades superan a todos los recursos renovables disponibles. Por tanto, en todos estos casos hay que aplicar los recursos de desalación y reutilización de forma complementaria a los recursos renovables disponibles. Además, estas regiones con estrés hídrico irán aumentando debido al incremento de la población y a los efectos del cambio climático.

Por tanto, son necesarios cada vez más profesionales especializados en estas disciplinas. Si me permite invito a los posibles lectores a examinar los contenidos, cuadro docente académico y profesional y metodología para la impartición del curso que coordino en la Universidad de Alicante, para comprobar que representa una auténtica especialización, con un contenido teórico que se adquiere online, y un contenido práctico presencial que permite conocer muchas instalaciones de ambos tipos. El curso cuenta con la colaboración directa de AEDyRD.