Rubén Jiménez, director de Viticultura de Bodegas Luis Cañas y Bodegas Amaren: “Las variedades rescatadas serán la piedra angular del vino al que aboca el Clima”

Tener un padre agricultor le ha vinculado al campo desde niño y, como no podía ser de otro modo, nacer en Gimileo (La Rioja), al viñedo. Y de tales semillas, estos frutos: ingeniero técnico agrícola y licenciado en Enología, ha sido nombrado ‘Viticultor 2023 de la DOCa La Rioja’ por el prestigioso crítico Tim Atkin.

Dirige a 12 personas enroladas en producir buenos vinos y, a la vez, frenar la erosión genética del viñedo en Rioja Alavesa. Para evitar la pérdida de variedades ancestrales condenadas por el arranque masivo de viñedos viejos, Rubén Jiménez (1977) y su equipo rescatan cepas náufragas en el mar de vides que se extiende por las 460 hectáreas que Bodegas Luis Cañas y Amaren poseen entre Samaniego, Villanueva de Álava, Leza y Navaridas. Es todo un arqueólogo de la vid y, precisamente, ese carácter le han valido el título de ‘Viticultor 2023 de la DOCa Rioja’.

Rubén considera tal reconocimiento “de todo el equipo y de la bodega” y lo vincula al “ADN y la diferente forma de trabajar” en ella, a un entendimiento de la viticultura no sólo como un medio para producir uva, sino de hacerlo respetando el medio ambiente. “No usamos herbicidas, colocamos casetas de pájaros, comederos de aves, bebederos, lagunas para anfibios, recuperamos viejos muros y guardaviñas, dejamos corredores verdes, etc.”, ejemplifica antes de recalcar que, entre sus máximas, también están las de demostrar a los jóvenes que se pueden labrar un futuro en las viñas y contribuir con ello a que no se pierdan los pequeños negocios en el medio rural, y poner en valor los viñedos viejos, “tesoros”, enfatiza, que son los que hacen que los vinos “tengan personalidad”.

Precisamente, hallar personalidades y autenticidad para los caldos del futuro es lo que pretende con esa particular búsqueda del tesoro que arrancó hace ya siete años. Haber esperado más, dice, supondría llegar tarde. Y es que “el cambio climático está aquí, ha venido para quedarse” y la prueba fehaciente entre vides es que “cada vez se vendimia antes”. Es por ello que se muestra completamente convencido de que algunas de las más de 40 variedades recuperadas en este tiempo “van a ser la piedra angular del futuro de Luis Cañas. De hecho, “se ha hecho una selección de biotipos para encontrar los clones que mejor se adapten al Clima que se nos viene” y tener cuanto antes el conocimiento, “que es lo más importante”, para adelantar la solución y, además, “compartirla”.

Entre el amplio catálogo de variedades recuperadas, este experto que ahora vigila la salud de los brotes de 1.200 parcelas, anticipa una gran protagonista, la uva Benedicto, “madre de la Tempranillo” y que en sus primeras elaboraciones ha dado un “vino con aroma muy intenso, una nota floral, más acidez y ph más bajo que la Tempranillo, mucho color y un tanino muy sedoso, amable”. También dice tener “mucha fe” en la Cadrete, “que tiene de todo y todo bueno”. Quizá por ambas pase buena parte del futuro de una DOCa Rioja que, según Rubén, vive “un momento muy complicado” que ha de ser aprovechado para plantearse qué quiere ser dentro de 15 años. Él lo tiene claro: “creo que se tiene que posicionar en vinos de calidad y crecer en valor, imagen y prestigio”.