Pilotaje de drones: Las mujeres rurales emprenden el vuelo

Los drones sobrevuelan el medio rural español para aplicar la última tecnología al campo y aprovechar sus ventajas para la optimización de los cultivos y facilitar la actividad en la ganadería extensiva. Al mando de estos vehículos aéreos no tripulados se encuentran ya las mujeres rurales.

Tractores de vanguardia, sistemas de riego avanzados, monitorización con sensores, programas para estudiar y detectar las necesidades del campo vía satélite, gemelos digitales para reducir costes en los cultivos o big data para analizar los datos y sacarles el máximo partido. Son algunas de las innovaciones y tecnología que cada vez están más presentes en el campo. Y, ¿por qué no aprovechar también las posibilidades que ofrece el aire? Al igual que en otros sectores, los drones no son ajenos al campo español. Y las mujeres están tomando la delantera para obtener la licencia de pilotas y emplearlas en beneficio de su día a día.

Mónica Panera es una de las agricultoras que está apostando por el uso de dron. Cuando se incorporó en 2006 al sector, ya intuyó las ventajas que tenían los drones para su actividad de agricultura de regadío y secano de cereal a la que, recientemente, ha sumado la ganadería de ovino y la apicultura en Saelices del Payuelo, en León. “Hace años vendimos maíz para silo. Cuando vinieron, cogieron un dron y nos fotografiaron desde arriba. Detectaron que había zonas en las que se estaba regando peor. Son hectáreas de riego pivot o a manta. Si el maíz está muy alto, no ves si las cañas riegan o no. La solución es patear todo. Y, cuando vi el dron, lo pensé”.

Y dicho y hecho. Mónica Panera se está formando para obtener la licencia de pilota de drones de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Es una de las cerca de 100 mujeres rurales que ahora se están formando con los cursos puestos en marcha por la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur).

La formación no es compleja, aunque reconoce que “sí es difícil porque estoy en una vorágine de no parar y tengo poco tiempo para ver los vídeos. Cuando me centro en el curso, hay muchas cosas de las que no he oído hablar. Es como si te hablan en chino. No es superfácil, tienes que tener mucha motivación”, añade la agricultora leonesa, quien reconoce que las tutorías online son de gran ayuda, al igual que la mentorización. “Me sirve más porque te lo cuentan”, incide.

Es la primera vez que tiene contacto con la tecnología. “Hay gente que lo coge con facilidad, pero tengo que reconocer que me cuesta. Yo soy de la época de me subo al tractor y adelante y atrás. Por ejemplo, mis hijos cogen el guiado a la primera. Las generaciones venideras ya vienen más preparadas, pero no por eso voy a dejar de hacerlo. Es cuestión de tiempo”, añade.

Ya está finalizando la primera fase del programa formativo -en su caso en agricultura de precisión-, y luego comenzará la segunda parte y las prácticas. “Nos irán diciendo más usos sobre el aporte hídrico o la carencia y las mediciones que se hacen de productividad”, entre otras posibles aplicaciones.

Y, a pesar de la falta de tiempo, Mónica Panera lo tiene claro: “Hay que formarse. Existe un abanico de posibilidades, pero hay que seleccionar porque se está trabajando. Tenemos épocas en la que se va a destajo y los cursos salen cuando salen y no siempre cuando nos viene bien, pero hay que hacerlos” para lo que los programas online son una ventaja para acceder al conocimiento tal y como hizo con el módulo ganadero, que también cursó en esta modalidad.

Objetivo: 500 mujeres piloto

Hasta el momento Fademur está llevando a cabo cuatro acciones formativas en Aragón, Cataluña, Castilla y León y Extremadura, y se está impulsando el programa en Castilla-La Mancha. El objetivo es “formar a 500 mujeres en 10 comunidades autónomas en los años 2023 y 2024” para que puedan adquirir formación especializada en este campo, afirma Teresa López, presidenta de Fademur, quien afirma que “ya tenemos las primeras mujeres que son pilotas. Nos dan muy buenas impresiones” sobre las utilidades y lo que les puede ayudar en la gestión de sus explotaciones”.

“Siempre tratamos de buscar iniciativa para mejorar las oportunidades laborales de las mujeres. Creemos que tenemos que prestar atención a los desarrollos tecnológicos y hacerlos accesibles. Nos preocupa que puedan tener acceso y dominar la tecnología. El uso de drones puede mejorar mucho” la agricultura y también la ganadería.

Y esta finalidad de acercar la tecnología a las mujeres del medio rural hizo que hace un par de años Fademur apostase por la formación para ser pilota de drones, según la norma de la AESA. Para ello, en el marco del programa Allen Rural y en colaboración con IKEA, se ha puesto en marcha esta acción formativa para las mujeres del sector agroalimentario y del ámbito rural. “Ante la acogida del módulo anterior, de agricultura de precisión, decidimos buscar los recursos necesarios para poner en marcha ‘Fademur Vuela’, cuyos cursos son gratuitos.

Es una formación necesaria porque “la tecnología y la inteligencia artificial lo están copando todo. Los drones son accesibles para las grandes explotaciones y no para las pequeñas. Es una formación tremendamente positiva. Les abre un amplio abanico de análisis de datos, mejora de las explotaciones, optimización de fitosanitarios, un aporte más equilibrado de los abonos, el inicio de una plaga, ver dónde están los animales en la ganadería extensiva, etc. Es una mejora de la explotación y de la toma de decisiones más adecuadas para tener un mejor rendimiento, más equilibrio en la producción y ahorro de costes”, entre otras muchas ventajas.

Además, también se contribuye a romper la brecha de género. “El manejo de los drones está relacionado con el sector aeronáutico, que está muy masculinizado. Estamos intentando cerrar la brecha de género y haciendo que las productoras puedan disponer de la última tecnología, avances y conocimientos para la gestión de las explotaciones”.

El curso de formación comienza con la teoría online. Tras seis semanas, se realizan las prácticas de vuelo y fotometría. A continuación, llega el examen práctico y, la semana siguiente, comienza la segunda especialidad. Esta parte también se imparte vía online durante dos semanas. Una vez terminada esta etapa, se hacen las prácticas y otro examen. La formación “se hace escalonadamente para tener más control y más atención de las alumnas”, además de darles la tutorización, porque son cursos largos, incide la presidenta de Fademur.