La agricultura regenerativa mira a los créditos de carbono para crecer

Francesc Font, consultor y divulgador, se lanza a la venta en el mercado voluntario de créditos de carbono procedentes de esta fórmula de cultivo para reforzar su rentabilidad y animar a otros a abrazar un sistema que contribuye al objetivo europeo de cero emisiones netas a 2050.

El arado, ancestral utensilio de labranza con 5.500 años de historia, podría tener los días contados. Al menos, así lo quieren numerosos expertos que han concluido que su utilización destruye los suelos de manera progresiva, y también agricultores como Francesc Font Rovira, uno de los grandes exponentes en nuestro país de la agricultura regenerativa, o lo que es lo mismo, de un sistema productivo basado en “dejar de labrar el suelo” y eliminar completamente la aplicación de “pesticidas y químicos” para recuperar su estructura orgánica y devolverle, no sólo la fertilidad, sino también su condición de trascendental sumidero de carbono.

Hace ocho años Font Rovira tomó la decisión de reconvertir las fincas familiares a este tipo de agricultura que, si bien tiene “mucho camino por recorrer, despierta muchísimo interés”. Y más que puede hacerlo, teniendo en cuenta que las soluciones sostenibles de captura de dióxido de carbono en suelos agrícolas -o carbon farming-, se ha erigido en todo un puntal para el objetivo de la UE de convertirse en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050 y en una de las innovaciones a impulsar en la propuesta aprobada por la Comisión Europea a finales de 2022 para la certificación fiable de las eliminaciones de CO2 de alta calidad. Precisamente, con ese impulso en el punto de mira, este gerundense de Vilajüiga de 43 años, emprende ahora una innovadora iniciativa con su consultora Agroassessor: la comercialización de créditos de carbono procedentes de la agricultura regenerativa en el llamado mercado voluntario.

En torno a “junio, julio”, estará listo para su lanzamiento este servicio de comercialización en el que Francesc Font se embarca con su mujer, Nuri Madeo, ingeniera técnica agrícola como él y codirectora de la explotación Can Font Organic. Juntos iniciaron en 2015 la transición de la misma, ubicada en Pedret i Marzà (Girona) y cultivada durante nueve generaciones, a la agricultura regenerativa, y juntos buscan ahora convertir los ingresos extra de esa venta de créditos de carbono en acicate que empuje a más profesionales del campo a este tipo de sistema productivo basado en manejos eficientes en alianza con la naturaleza.

De no ganarse la vida a una explotación rentable

Con esta nueva vía, Font Rovira trata de reforzar el carácter rentable de la agricultura regenerativa para el planeta, pero también para el bolsillo del profesional; una rentabilidad que él y Nuri llevan corroborando en las 50 hectáreas de olivos, almendros, viñas y cereales de Can Font desde hace ocho años y a la que han conducido también a “unos 1.000 clientes de distintos países, desde pequeños agricultores, a cooperativas, gobiernos autonómicos o multinacionales como Pepsico o Alpro”. De hecho, ellos iniciaron la transición porque se dieron cuenta hace una década de que con el modelo de agricultura convencional que venían desarrollando no se ganaban “la vida” y, además, “esa forma de producir empobrecía los suelos”.

Comenzaron a “ver vídeos y leer libros”, canales que les conectaron con los planteamientos de Joel Salatin y Darren J. Doherti, dos de los grandes referentes mundiales; incluso, los Font Madeo convivieron en Australia con este último para empaparse de sus enseñanzas. Fruto de ellas, en el olivar y la viña han optado por las cubiertas vegetales pues, “de forma natural, los suelos están cubiertos”. Así, entre ambos cultivos leñosos, siembran plantas que “capturan carbono, crean mucha biodiversidad y atraen insectos que ayudan a luchar de forma natural contra plagas”. En el terreno destinado al cereal y en su huerto siembran “un cultivo tras otro, para que el suelo igualmente nunca esté desnudo”, y controlando que “se creen sinergias” y lo que uno aporta al suelo sea aprovechado por el siguiente.

Asimismo, en Can Font han implantado otra de las prácticas más importantes de la agricultura regenerativa, la vuelta de los animales al campo mediante un pastoreo rotativo que ayuda a mantener la hierba en buenas condiciones y aporta abono natural a la tierra. Ambas tareas las hacen allí gallinas y ovejas propias y de otros ganaderos.

Así, y aunque en los dos años de conversión los costes se elevaron, a partir de entonces mejoró la productividad de los suelos -efecto que han monitorizado con universidades-, y aumentaron los beneficios, gracias también al valor añadido del producto certificado ecológico cuya procedencia de agricultura regenerativa Francesc y Nuri se han encargado de subrayar y contar bien a sus clientes.