Dos décadas que han cambiado el sector agrario en Castilla y León

Hace veinte años tuvo lugar la primera reunión del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). Una fecha fundamental para la evolución de la competitividad y rentabilidad del sector agroalimentario de esta Comunidad Autónoma, sin la que hoy no serían posible los avances y producciones actuales.

El 27 de enero de 2003 se celebró la primera reunión del Consejo del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, un organismo que empezó prácticamente de cero, con apenas algunos técnicos de la Consejería de Agricultura y Ganadería y que en la actualidad cuenta con más de 300 personas, ocho centros tecnológicos y de investigación y nueve unidades territoriales (una por provincia).

La actividad y el apoyo del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) ha sido clave como motor de cambio en la actividad del sector agrario y de sus industrias de transformación, mediante el impulso del desarrollo tecnológico y la dinamización de iniciativas que han dado como resultado nuevas orientaciones productivas y de adecuación al mercado y a sus exigencias de calidad y competitividad. “El principal objetivo siempre ha sido el de aumentar la competitividad y la rentabilidad del sector agrario. Somos líderes europeos en desarrollos tecnológicos, como la aplicación de la información de satélites en la agricultura, y tenemos una alta especialización en técnicas agronómicas, ganaderas, en tecnología de uso del agua y en procesos de transformación alimentaria, así como en valorización de subproductos”, explica el actual director del ITACyL, Rafael Sáez González.

Actualmente se está trabajando en más de 130 actividades de I+D+i entre las que se incluyen proyectos de investigación con financiación europea, nacional o regional, servicios a empresas, convenios con diferentes entidades, etc. Para este año, cuenta con un presupuesto de 89.184.949 euros. Para dotar de mayor eficacia, desde el ITACyL, van a revisar la Plataforma de Dinamización de la Investigación e Innovación Agraria y Agroalimentaria, de forma que permita una mayor especialización en torno a tres ejes: “la producción agraria y alimentaria más competitiva, efectiva y sostenible, el desarrollo de la bioeconomía circular, que valorice recursos y subproductos de manera sostenible; y la vinculación de la investigación e innovación a la demanda de los mercados y consumidores”, señala Sáez.

Desde hace más de 10 años, ITACyL trabaja en el desarrollo de nuevos cultivos. Las condiciones climáticas actuales permiten el desarrollo vegetativo de nuevas especies herbáceas y leñosas, no cultivadas de modo tradicional en Castilla y León y que de modo progresivo están siendo introducidas por los agricultores para diversificar sus producciones.

En el caso de los cultivos leñosos, destacan los frutos secos incluyendo almendro, pistacho y en menor medida el nogal y avellano. Ámbito en el que se está profundizando en el estudio de las características del cultivo y su tecnificación, con el objeto de aumentar su rentabilidad y fomentar su implantación a nivel regional.

Combatir la sequía y el cambio climático

En Castilla y León, con su gran base territorial no puede olvidar los cultivos herbáceos extensivos, donde además de trabajar en la búsqueda de nuevas variedades de cereal mejor adaptadas a nuestro entorno, este instituto investiga la adaptación de nuevos cultivos como el cáñamo, la quinoa, la chía, el amaranto o variedades de trigo tradicionales como el trigo sarraceno. Asimismo, destacar los trabajos sobre el cultivo del girasol y las leguminosas. “En todos los casos, se están aplicando técnicas de teledetección como los índices de vigor obtenidos a través de imágenes satélite y sus aplicaciones para zonificar, hacer seguimiento del cultivo, etc.”, destaca el director del ITACyL.

Desde el ITACyL se trabaja tanto en la adaptación del manejo del cultivo como en estudios de mejora para tratar de reducir sus efectos.

En colaboración con la Universidad de Barcelona tienen un programa de mejora específico para trigo duro para obtener variedades de calidad y adaptadas a las áreas donde se van a cultivar. En dichos programas, es necesario evaluar gran cantidad de plantas para detectar los distintos caracteres, de tipo morfológico, fenológico, así como de adaptación a estreses abióticos o bióticos, siendo este fenotipado el gran cuello de botella de la mejora.

También se colabora en procesos de pre-mejora de cebada para mejorar la tolerancia de las variedades al estrés hídrico, para aumentar su resistencia a la sequía y conseguir una mayor precocidad que eviten los condicionantes ambientales.

En el caso del viñedo, destacan los trabajos para la puesta en valor de las variedades minoritarias tradicionales, aportando una diferenciación de mercado claro en los vinos elaborados, así como el estudio de nuevas variedades de vid con el objetivo de mantener a la Comunidad en máximos niveles de competitividad nacional e internacional. Asimismo, se trabaja en adaptar el manejo para lograr una mejor viticultura. Así, se está trabajando en la evaluación de distintos momentos de poda, con el objeto de retrasar la maduración. También se están evaluando nuevos manejos del suelo mediante el empleo de cubiertas vegetales para ralentizar el ritmo de crecimiento de la vid, así como el manejo de la vegetación. Así como el uso de sustancias antitranspirantes, como el caolín, para retrasar la maduración y que el final de ésta se desarrolle en mejores condiciones, con noches más frescas.

Todo ello apoyado en nuevas tecnologías como la teledetección (en constante avance) sensores de nueva generación in situ, con gestión adecuada y diferenciada, básicas para mejorar la competitividad.

Digitalización imparable

En este sentido, son muchas las herramientas y plataformas que ha presentado el ITACyL. Para autoguiado y control de secciones ofrece el servicio RTK de la Red GNSS de Castilla y León. “Un servicio público gratuito que te permite el posicionamiento centimétrico y que ya tiene más de 7.000 usuarios dados de alta”, comenta Rafael Sáez. En lo que respecta a la dosificación variable ha lanzado un nuevo módulo de SATIVUM que te permite hacer una zonificación para cualquier parcela en el territorio a partir de imágenes de satélite, incluso mezclar imágenes de varias fechas.

En ganadería, el Instituto Tecnológico de Castilla y León desarrolla soluciones tecnológicas para que el productor disponga de información online sobre el estado de salud y bienestar animal, reduciendo costes de desplazamiento y tiempo de trabajo, o a través de otras herramientas tecnológicas orientadas a la gestión técnico-económica de las explotaciones que mejoren la eficiencia y rentabilidad, cómo la plataforma GESVAC 4.0 para el vacuno de carne o el proyecto SmartOvi que contribuirá al desarrollo del importante sector ovino de la Comunidad Autónoma.