Aguas residuales regeneradas, una oportunidad para un campo sediento

El próximo 26 de junio entra en vigor el nuevo reglamento europeo que obligará a implantar nuevas tecnologías de filtración y desinfección e impondrá más requisitos a la gestión del riesgo de este recurso llamado a despuntar por su carácter vital ante el estrés hídrico.

España se seca y no, la culpa no es del cambio climático; al menos, no toda. No en vano, nada tiene que ver el gran mal del siglo XXI con uno de los factores que más indicen en la creciente desertificación de nuestros suelos: la gestión que hacemos de los recursos hídricos. Y en esa, a todas luces, deficiente gestión, tenemos mucho por hacer, sobre todo en el terreno agrícola, un sector que acapara buena parte de los usos del agua para darnos de comer -en España el 82%-, y que ha de seguir creciendo en producción para cubrir las necesidades alimenticias de una población mundial en aumento. En lo que más directamente nos atañe, el estrés hídrico avanza en nuestro país, donde las OPAs ya pusieron sobre la Mesa de la Sequía su afectación sobre el 60% del campo español.

Era 19 de abril y lo peor es que, ante la ausencia generalizada de lluvias, ese porcentaje va en aumento. Y, a la espera de que los ruegos a San Isidro surtan efecto, surgen las dudas: ¿podremos seguir siendo la huerta de Europa?, ¿hay alternativa para esos miles de profesionales que sienten la espada de Damocles pender sobre sus campos?

En numerosos proyectos de innovación de organismos públicos y privados, en el seno de las comunidades de regantes, en los desarrollos de múltiples empresas tecnológicas y también en la legislación europea, parece estar la respuesta: el futuro del regadío -que representaba en 2021 el 22,9% de la superficie de cultivo en nuestro país, pero generaba más del 50% de la producción vegetal total-, pasa en buena medida por la desalación y, más sostenible aún, por el aprovechamiento de aguas residuales regeneradas. Y es que, aunque se han dado pasos de gigante en modernización de sistemas de riego agrícola, el cambio climático obliga a más.

Muy presente lo tiene Europa, que hace ya dos años impulsó el nuevo Reglamento 2020/741, relativo a los requisitos mínimos para la reutilización del agua. Este nuevo marco regulatorio entrará en vigor el próximo 26 de junio y con él, Bruselas pretende garantizar la seguridad de las aguas regeneradas para el riego de cultivos y avalar con ello un alto nivel de protección al medio ambiente y a la salud humana y animal, como también promover la economía circular y apoyar la adaptación al cambio climático.

Preparando el terreno para esa nueva regulación comunitaria, el Ejecutivo español aprobó el pasado día 11 un Real Decreto Ley que contempla inversiones por 2.190 millones de euros para afrontar la sequía y aumentar la disponibilidad de recursos hídricos. Entre sus medidas, modifica la Ley de Aguas para impulsar la reutilización de las urbanas, de modo que se crezca de los 400 hectómetros cúbicos que hoy regeneramos al año, hasta el millar a 2027.

España, bien preparada

No duda de que España se encuentra “bastante preparada y no va a tener problemas”, Domingo Zarzo, presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR), quien asegura que, de las 2.500 EDARs que existen en nuestro país, “aproximadamente un 30%” están dotadas de los equipamientos para realizar los tratamientos terciarios necesarios para esa regeneración de aguas, “algunos muy sencillos y otros mucho más avanzados”, dependiendo de la calidad requerida para su uso final. En este mismo sentido, el también director de Innovación y Proyectos Estratégicos de Sacyr Agua subraya que España “es el primer país de Europa en regeneración y reutilización de agua”, aglutinando “más del 40%” de toda la Unión, gracias a nuestro Real Decreto 1620/2007 de 7 de diciembre, que supuso una legislación avanzada y única en el continente para su tiempo.

En vigor, la normativa nacional establece 14 posibles usos de las aguas residuales regeneradas agrupados en cinco categorías (urbano, agrícola, industrial, usos recreativos y usos medioambientales). Y aquí, precisamente, es donde encontramos la primera gran afectación del nuevo reglamento europeo, ya que regulará los usos agrícolas (con cuatro niveles de calidad) y, por tanto, sólo esa categoría tendrá que adaptarse, mientras que el resto quedan intactas y “siguen vigentes”.

La adaptación supondrá, como principal novedad, la implantación de “nuevas tecnologías para la eliminación de microorganismos con sistemas de filtración y con sistemas de filtración con membranas”. Asimismo, expone Zarzo, “va a obligar a utilizar sistemas de desinfección más exigentes”, como la radiación ultravioleta “con lámparas más potentes”, mientras que, en el apartado de la gestión del riesgo, el Reglamento (UE) 2020/741 impone nuevos requisitos para establecer los distintos grados de responsabilidad desde que el agua sale ya regenerada de una instalación, hasta el momento de su uso en los cultivos.

Nuevas puertas, pero con hándicaps

Ni qué decir tiene, el nuevo texto europeo, como también los fondos de planes como el Next Generation, el Plan Nacional DSEAR (Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización) o diferentes programas autonómicos, abren importantes puertas a empresas entre las que España tiene “líderes mundiales” gracias a fuertes departamentos de innovación que, como precisa el directivo de Sacyr Agua, cuentan con un notable recorrido en materias relacionadas con la regeneración, díganse desinfección, implementación de energías renovables en todo el proceso, uso de inteligencia artificial o nuevas tecnologías de eliminación de contaminantes emergentes y microplásticos.

No obstante, también reconoce que ha habido importantes hándicaps que han frenado el avance de ésta a mayor velocidad. Así, la crisis económica ha hecho que muchos proyectos de infraestructuras hídricas se hayan aplazado; sigue habiendo un cierto rechazo social al agua reutilizada que genera barreras a los mercados de productos agrícolas regados con ésta; la capacidad de regeneración es finita ya que sólo puede aplicarse al agua que entra en EDARs preparadas para ello y, más importante si cabe, nos encontramos con regulaciones y visiones muy dispares en la propia UE, donde, por ejemplo, explica el presidente de AEDyR, países nórdicos ya han avanzado que no se acogerán al nuevo reglamento porque no tienen necesidad de agua y mucho menos de regenerarla.

En España la conciencia entre territorios también es muy distinta y, según el experto, falta tradición y cultura de la regeneración, a excepción de en esos territorios de agricultura intensiva y mayores carencias hídricas en los que comunidades de regantes, como la de Écija (Sevilla) o la Tintín, de Montilla (Córdoba), así como sus gobiernos autonómicos, sí vienen apostando desde hace años de una manera clara por la reutilización.

Es el caso de la Región de Murcia. La sequía ha sido siempre un gran talón de Aquiles para ella, pero hace más de dos décadas, ya incluyó en su I Plan de Saneamiento como objetivo “la recuperación del agua usada como recurso natural”. Hoy regenera casi la totalidad de sus aguas residuales, reutilizando el 98%, frente al 5% en Europa y al 8,1% de la media española. En concreto, el centenar de depuradoras de la Región que gestiona Esamur ponen a disposición de sus regantes 110 hectómetros cúbicos de agua regenerada cada año.

140 son los que espera, por otro lado, poner al servicio de los regantes andaluces el nuevo plan del Ejecutivo autonómico 2022-2027, frente a los 49 que los agricultores de sus cuatro cuencas disponían en el anterior. Así lo confirma el responsable técnico de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), Francisco Carrasco, quien no duda en afirmar que en este recurso está “parte del futuro” de la agricultura andaluza y que “va a jugar un papel muy importante” como recurso “complementario”, especialmente en las zonas costeras. Eso sí, señala el técnico de un colectivo que aglutina 330.000 hectáreas asociadas de riego -5.000 de ellas regadas con aguas regeneradas-, hay que seguir invirtiendo en infraestructuras y no perder de vista que la reutilización ha de garantizar una calidad al agricultor y a un precio accesible para que, cumpliendo ambos requisitos, despunte efectivamente como alternativa medioambiental y económicamente sostenible.

Si ambos territorios son ejemplos para el mundo en lo que a la regeneración se refiere, no menos lo es la Comunidad Valenciana, líder europeo en agua regenerada tras someter a los tratamientos terciarios al 90% de la que pasa por sus depuradoras.