Rioja y Rueda suman excedentes de casi 60 millones de litros

Las dos principales denominaciones de origen españolas de vino tinto y blanco emprenden medidas para reducir la producción ante la acumulación de existencias y evitar así bajadas de precios que devalúen la marca y que se desplome el precio de la uva que reciben los agricultores.

Aunque parece que septiembre está muy lejos, en el reloj del campo la vendimia está a la vuelta de la esquina. Y la preocupación ante la llegada de una nueva cosecha con muchas bodegas llenas comienza a hacer mella no solo en zonas emblemáticas como Rioja y Rueda, sino también en Comunidades productoras como Extremadura.

Las dos denominaciones de origen líderes en vino tinto y blanco han dado ya pasos para reducir una sobreproducción que difícilmente va a poder absorber el mercado, aunque las causas son de naturaleza bien distinta. En el caso de Rioja responde a una caída de las ventas que ha dejado en torno a 28 millones de litros sin comercializar tanto en 2021 como en 2022, mientras que en el caso de Rueda el origen se encuentra en el desbocado crecimiento de la superficie de viñedo de la Denominación, que ha disparado la producción en 30 millones de litros sobre las ventas al mercado, de 110 millones.

En ambos casos, las alarmas han saltado ante la llegada de la nueva cosecha. En la parte productora, por el temor a una caída de los precios en origen o, en los casos más graves, la pérdida de compradores de la cosecha. Para los elaboradores, la situación excedentaria conlleva también graves efectos, como una posible guerra de precios entre las bodegas para sacar el vino sobrante no solo por cuestiones de lógica comercial, sino para hacer hueco a la añada entrante. La consecuencia puede ser una devaluación de la marca.

En Rioja, buque insignia del vino español, la crisis económica ha aguado las expectativas de recuperación del sector, azotado primero por el Brexit y luego por pandemia. Cuando a principios de 2022 las cosas pintaban bien, el abrupto crecimiento de la inflación, agudizado por la guerra de Ucrania, volvió a ensombrecer las expectativas. De fondo, además, una tendencia generalizada de caída del consumo de tintos. Los últimos datos del Observatorio del Mercado del Vino en noviembre, último mes del que hay datos, señalaba una caída interanual en España del 7,2% en los vinos tranquilos.

El Consejo Regulador aprobó a principios de esta semana un ajuste de los rendimientos de producción para las vendimias de 2023 y 2024, que será del 90% (el pasado año fue del 95%) en el caso de la uva tinta, También se reduce al 69%, el rendimiento de transformación.

Con estas medidas, la producción de vino será de 271,71 millones de litros frente a los 281,64 de 2021 (año en el que se dejaron sin comercializar 27,7 millones) y los 285,11 millones de 2022 (con un excedente de 28,11 millones).

Junto a estas medidas, el órgano regulador ha aprobado otras para reducir las existencias acumuladas durante los últimos años, que a 31 de diciembre de 2022 alcanzaban un récord histórico de 937,67 millones de litros, 27 más que un año antes.

Así para reducir las existencias en un volumen mínimo de 30 millones de litros por año en 2023 y 2024, el Consejo solicita a las Comunidades Autónomas en las que está asentada la Denominación -La Rioja, País Vasco y Navarra- ayudas para la destilación y la descalificación de vinos amparados con una prima mínima de 0,8 euros/litro en el primer caso y de 0,6 euros en el segundo.

De aplicarse estas dos ayudas, la previsión sería reducir las existencias a finales de 2024 a 837,3 millones de litros, recuperando el equilibrio perdido en la ratio producción/existencias y salidas. Todo ello bajo la premisa de un aumento de las ventas, clave indispensable señalan fuentes del sector, de un 5%.

Junto a esto, el Consejo Regulador impulsará otras medidas como la prohibición de plantar nuevos viñedos durante los próximos tres años y solicitará la bonificación del reinjerto de variedades tintas a variedades blancas o tintas minoritarias, además de la intensificación de los controles para reforzar la calidad.

El caso de Rioja es fundamentalmente coyuntural por una caída de ventas que tuvo su inicio con el Brexit. El Reino Unido es el destino de una de cada tres botellas que exporta. “Uno de los errores de la Denominación fue no apostar más por el vino blanco cuyo interés crecía para el consumidor”, asegura Constantino Gil, miembro de Unión de Uniones.

“El mayor reto de la historia de Rueda”

En la otra gran denominación, Rueda, la crisis es estructural. El anterior Consejo Regulador no solicitó la prohibición de plantaciones en 2017 cuando ya se advertía el grave riesgo de desequilibrio oferta- demanda, de manera que el crecimiento de la superficie de viñedo ha pasado de 13.700 a 20.954 hectáreas en apenas ocho años. En 2022, la producción alcanzó los 163 millones de litros, muy por encima de las ventas que, aunque fueron récord, se situaron en 109,9 millones de botellas. Eso a pesar de que un informe del Consejo Regulador reconoce que no toda la uva producida pudo tener entrada en las bodegas adscritas a la Denominación de Origen, bien por falta de espacio en las mismas, o bien por falta de posibilidades reales de comercializar todo lo producido, o una mezcla de ambas.

El desequilibrio en los próximos años se mantendrá. Ese mismo informe, realizado para justificar la limitación a nuevas plantaciones de viñedo, estimaba un exceso de producción en 2023 de más de 40 millones de botellas de vino (30 millones de litros), y de prácticamente 20 millones en 2027 si se cumple el criterio más optimista de un incremento de ventas anual de un 3%. “En cualquier caso, la DO Rueda se enfrenta probablemente al mayor reto que ha podido tener en sus más de 40 años de existencia”, advierte ese informe.

La limitación de nuevos viñedos no será suficiente. Hace un par de semanas, el Consejo Regulador aprobó solicitar la cosecha en verde por la que los agricultores pueden retirar uva del campo a cambio de una indemnización. Los viticultores del Consejo, sin embargo, creen que la medida no será suficiente y han reclamado que se pregunte al Ministerio sobre la posibilidad de que puedan articularse ayudas al arranque de viñedos.

Y es que la reducción de la superficie aprobada en una de las Denominaciones de origen más señeras de Francia, Burdeos, aparece de fondo en las dos denominaciones españoles. El Gobierno francés ha aprobado la eliminación de 9.500 hectáreas de viñedos, lo que equivale al 10% de la superficie vitícola de la zona. Esta medida se llevará a cabo a través de una prima de 6.000 euros por hectárea, que se traduce en un total de 57 millones de euros, y tiene como objetivo reducir el excedente de producción y mejorar la calidad y la competitividad de los vinos locales.