La sequía llevará la importación de cereales a cotas históricas

La peor cosecha de cereales de las últimas décadas disparará a cotas históricas el déficit estructural en cereales de nuestro país, que deberá importar cuatro veces la producción nacional para garantizar el consumo. El sector prevé problemas logísticos y teme por la continuidad de 5.000 almacenistas.

España consume alrededor de 37 millones de trigo, cebada y maíz anualmente, de los que 28 millones son para alimentación animal, 5 para humana, 3 para usos industriales mientras que el resto se destina a semillas. Un volumen de cereales que no puede satisfacer con la producción nacional y que obliga a nuestro país a recurrir a la importación, que este año alcanzará cotas históricas a causa de la sequía.

Las primeras estimaciones realizadas por Cooperativas Agroalimentarias de España sitúan la producción en esta campaña en 9 millones de toneladas, la peor de las últimas tres décadas y menos de la mitad de la media desde 1990, que se sitúa en 19,24 millones de toneladas.

Las caídas respecto a la campaña del año pasado, que ya fue corta, son dramáticas en todos los cultivos: un 43% en trigo blando hasta los 2,8 millones de toneladas; un 45% en cebada (3,6 millones) y un 46% en maíz (que cae a los 2 millones de toneladas). Con esta producción, España apenas producirá una cuarta parte de las necesidades de su mercado interno.

Las estimaciones de cooperativas no son las más pesimistas. La organización agraria Asaja reduce aún más la cosecha hasta situarla en los 5 millones de toneladas, en este caso sin cuantificar el maíz. Por su parte, la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas (Accoe) eleva la producción de cereales de invierno a 8 millones de toneladas.

Pese a las desastrosas cifras, los expertos consultados por elEconomista Agro coinciden en que no habrá problemas de desabastecimiento. Alfonso Palomo, director comercial de Octaviano Palomo, uno de los principales operadores de cereales de nuestro país, asegura en este sentido que Brasil tiene una superproducción de maíz, aunque reconoce que “la logística puede complicarse a finales de verano cuando se concluya la cosecha europea y luego venga la del hemisferio sur”.

Antonio Catón coincide en que no habrá desabastecimiento. “Europa no va a tener problemas. Rusia va a seguir siendo un pulmón en el mundo y aunque nosotros no le compremos, otros países sí, con lo que se va a quitar competencia del mercado. Brasil está disparado y en Estados Unidos, menos el trigo, todo apunta a que va a haber un cosechón”.

Catón también señala problemas logísticos ante el importante volumen de cereal que se va a tener que importar. “El transporte a granel cada vez es más pequeño y va a haber dificultad para encontrar camiones, que van a ser más caros porque casi todos van a ir de vacío en un recorrido”. Además, “podemos tener problemas con Brasil, que tiene una gran cosecha de maíz, pero también de soja, y a ésta se le va a dar salida antes al tener más valor”.

Otra de las claves es saber cómo afectará un volumen tan elevado a los costes. “El precio de importación está por debajo del nacional, con una diferencia de 11 euros por toneladas. Es la ley de la oferta y la demanda y si llega un barco grande, como no hay mucha capacidad de almacenamiento y hay que darle salida se hace a base de bajar precios”, afirma Alfonso Palomo.

Y para los agricultores, que además de la baja producción han tenido que soportar los costes más altos de la historia ¿cómo van a evolucionar los precios que reciben? El director comercial de Octaviano Palomo, asegura que “cuando se prevé que llega la mercancía de fuera es cuando van a bajar más. Cuando tengamos la presión de la cosecha de Brasil puede bajar a 220 euros ya que un maíz muy barato desplaza de la fórmula a los trigos, que bajan”.

Antonio Catón considera que “ahora están bajando porque hay un cosechón en el mundo brutal y además todo está bajando: energía, fertilizantes... Este año va a ser difícil que baje mucho más porque estamos ya rozando el nivel de costes y están tocando el suelo”. No obstante, señala que si se retrasa la llegada de materias primas de importación, la demanda puede salir asustada a comprar y los precios pueden subir, pero no mucho. Puede haber repuntes por las necesidades urgentes de la demanda”.

El aspecto más dramático en el comercio de cereales por la sequía se lo llevan los almacenistas. El secretario general de Accoe, José Manuel Álvarez, ha lanzado la voz de alarma ante el riesgo que sufren los cerca de 5.000 negocios que hay en nuestro país. “Ha habido muchas zonas de España donde la producción ha sido cero. El problema que tienen los almacenistas allí es que no tienen con que comercializar, es como un taller sin coches o una carnicería sin carne. En muchas zonas de Castilla-La Mancha, Aragón y Cataluña ha sido un año en blanco”.

La inmensa mayoría de sus socios están situado en poblaciones de menos de 20.000 habitantes y muchísimos de ellos en poblaciones de menos de 5.000. “Son negocios que vertebran esas zonas, en las que no hay posibilidad de comercializar y vas al almacenista”.

Su asociación ha mantenido alguna reunión con el ministerio, al que han hecho algunas peticiones de ayuda. “Pero parece que somos el eslabón olvidado de la cadena. Los agricultores reciben ayudas, los fabricantes de piensos también y nosotros nos quedamos en el medio porque parece que el comercio tradicional de cereales siempre se ha visto con malos ojos y eso sigue ocurriendo, algo que no entendemos porque sin nosotros la cadena se rompe”.

Álvarez no teme problemas logísticos. “Independientemente de la situación en el interior, la cadena de importación está muy bien vertebrada. Los puertos españoles tienen capacidad de sobra para esto y un poco más, el problema está en que el agricultor se está enfrentando a la poca producción con precios bajos porque se marcan fuera. Va a ser una campaña complicadísima”.