Las gallinas españolas avanzan hacia el fin de las jaulas

Nuestro país se anticipa a la reforma legislativa de la UE que prohibirá las jaulas en 2027 y eleva un 18% el censo de aves en sistemas alternativos. El sector exige ayudas y plazos para una transición gradual que no deje a nadie atrás.

El año 2027 marcará un importante hito para los animales con residencia en la UE. Esa es la fecha marcada para la desaparición de las jaulas en las granjas de cría de los estados comunitarios y, previsiblemente, quedará reflejada en la reforma de la Ley de Bienestar Animal que Bruselas presentará durante este segundo semestre de 2023, bajo la Presidencia Europea de turno que le corresponde precisamente a nuestro país. La prohibición de estos sistemas de cría y explotación supondrá también, qué duda cabe, un gran cambio para los ganaderos y, de un modo más especial, para los avicultores.

Habiendo consolidado a España como tercer productor de huevos del continente y conscientes de la importancia de acometer el cambio a sistemas alternativos, nuestros criadores de ponedoras vienen anticipándose al cambio y el censo de gallinas fuera de jaula se incrementó ya un 18% al cierre de 2022 -las productoras en jaula acondicionada representaban el 69% frente al 92,9% de 2016-.

Lo subraya Ester Muñoz Gil, elegida hace apenas dos meses y medio nueva presidenta de la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo), quien asegura que esta anticipación es fruto de “un enorme esfuerzo de todo el sector productor español” y conlleva, indudablemente, “grandes inversiones” por parte del mismo. A pesar de ello, destaca, no ha dudado en acometerlo “de forma voluntaria” y “siendo muy consciente” de que el bienestar animal es, hoy por hoy, una cuestión ética que gana peso en la conciencia del consumidor.

Afirma Muñoz Gil, al respecto, que hay una tendencia mayoritaria en la comercialización de huevos frescos en la que, a la hora de efectuar la lista de la compra, siguen pesando factores como “cantidad y precio”, pero no es menos cierto que le come cada vez más terreno esa otra en la que el comprador busca huevos nacidos de animales en suelo. “A nivel nutricional es el mismo huevo”, asegura la también presidenta desde 2012 de la Federación Española de Empresas del Sector de la Producción del Huevo y Ovoproductos (Federovo), pero dar respuesta a un cliente cada vez más exigente con el bienestar animal viene animando esa reconversión en la que el sector español está plenamente inmerso toda vez que, además, está a punto de convertirse en una imposición legislativa a nivel comunitario. Y es que Europa se ha propuesto mejorar sin más dilación la situación de los animales utilizados por la industria, conforme a los nuevos avances científicos y al mejor conocimiento de sus necesidades fisiológicas y comportamientos.

Medidas, ayudas y plazos para la reconversión

Eso sí, reconoce la nueva presidenta de Inprovo, que hay cierta “preocupación” por cómo va a acometerse el proceso global hasta ese fin de las jaulas en 2027. En este sentido, asegura que, efectivamente, el sector está “abierto” y “receptivo” al cambio, siendo la prueba más evidente los pasos que ya está dando. Pero, para este importante gremio de la agroalimentación española -representa el 5% de la producción final ganadera-, además de impactar positivamente en el bienestar de las ponedoras, esta normativa debe acometerse “de forma gradual”, teniendo en cuenta “la situación concreta y particular de cada país”, estableciendo “plazos” y definiendo “ayudas y medidas concretas enfocadas a que los pequeños productores no se queden atrás” ni sean excluidos.

Asimismo, considera fundamental que la Comisión europea articule instrumentos que protejan el mercado comunitario, tanto a nivel de productores como de consumidores, frente a los productos de otros países que no cumplen el exigente modelo europeo de producción, sustentado sobre unas “70 reglamentaciones” para garantizar la firmeza de los pilares de la “calidad y seguridad alimentaria, el menor impacto al medio ambiente y el respeto al bienestar animal”.

Precisamente, esa competencia desleal es uno de los problemas que el sector del huevo de la Unión Europea abordó en su asamblea general celebrada en Madrid el pasado mayo una reunión en la que también se habló sobre la que fue una de sus grandes amenazas en 2022, la influenza aviar. Esta, reportó “2.550 casos entre octubre de 2021 y septiembre de 2022 en 37 países”, estando Francia entre los más afectados y siendo España, en este caso afortunadamente, “una isla” con apenas “38 brotes” atajados, según Muñoz Gil, “gracias a las medidas de bioseguridad implantadas por veterinarios y ganaderos”, así como a la coordinación con las administraciones públicas, para llegar hoy a una situación “estable” y con las granjas afectadas “recuperadas”.

El impacto positivo de la Ley de la Cadena

Estable es también, en líneas generales, la salud del sector español de la producción, la industria y la comercialización del huevo en fresco y los ovoproductos -huevo cocido y huevo líquido, clara y yema pasteurizada, mayoritariamente-, un sector que pasó de una facturación de 1.035 millones de euros en 2021 a 1.200 en 2022 y que, como subraya la presidenta de Inprovo, tiene un impacto muy positivo en el medio rural gracias a sus 15.000 puestos de trabajo directos y alrededor de 60.000 indirectos.

Y eso, que no ha quedado al margen de los incrementos de los costes de producción -energía y envases principalmente-, que, como destaca la también responsable de Comunicación y Relaciones Externas del Grupo huevos Guillén, le afectan desde 2018 y se han hecho más palpables desde la invasión rusa de Ucrania. Según Ester Muñoz, este episodio bélico ha incrementado notablemente los precios de cereales y soja, base alimenticia de las ponedoras, lo que impactado en el bolsillo de los avicultores dado que la alimentación de los animales supone “entre un 65 y un 70% de los costes” de producción. Sin embargo, el precio del huevo ha subido, ya que, si bien en 2019 y 2020 no se pudo repercutir, ha sido ahora cuando, gracias a la nueva Ley de la Cadena Alimentaria, ha podido ajustarse a los costes, volviendo con ello, “entre el segundo semestre de 2022 y el primero de 2023” a los “márgenes positivos”, lo cual es “fundamental”, enfatiza la presidenta de Inprovo, para abordar ese paso a sistemas alternativos que impone Europa y que precisa fuertes inversiones.

En lo que a la comercialización se refiere, y a falta aún de los datos oficiales definitivos, este apartado reflejará un “descenso leve” que se compensa en la cuenta de resultados con esa creciente inclinación del consumidor hacia un huevo proveniente de gallinas de sistemas alternativos a la jaula, que suponen entre un 15 y un 30% más de coste para el productor, pero que también tienen un precio más alto en el mercado.

Además, y como dato más positivo, avanza Ester Muñoz Gil, comienza a verse tirar de las ventas la fuerza del huevo “como fuente de proteína versátil y más económica que la carne o el pescado” en un contexto de fuerte inflación y encarecimiento de la cesta de la compra. Gracias a su versatilidad en la cocina, a la costumbre española del pincheo, donde la tortilla es la gran protagonista; a los desayunos al estilo anglosajón que van poco a poco ganando terreno, y a un creciente maridaje con las tan consumidas hamburguesas -en 2021 se sirvieron en nuestro país 71 millones de hamburguesas con él como complemento-, el huevo “gana cuota de estómago”.