Internet de las Cosas: hacia una nueva era en la digitalización

La conectividad de los datos es el paso necesario para aprovechar todo el potencial que ofrece la recopilación masiva de información. La IoT ya se está aplicando en granjas para aumentar la producción de leche, reducir gases de efecto invernadero o incorporar trabajadores al campo.

En los últimos años, España ha hecho un auténtico esprint en digitalización. De acuerdo con el último informe Agrotech en España 2021 de la Asociación Española para la Digitalización de la Agricultura, Ganadería, Pesca y Zonas Rurales, el país cuenta con más de 750 empresas agrotech. Una cifra con la que se sitúa en tercera posición a nivel mundial por detrás de EEUU e India con 2.896 compañías y 1.338 compañías, respectivamente. Además, el 60% se han creado hace menos de cinco años.

“La expansión del 5G en el ámbito rural y el impulso para la disponibilidad de datos abiertos nos hace pensar que esto irá en aumento en los próximos años, sobre todo, en el territorio español”, afirma Alicia Asín, CEO de Libelium, empresa especializada en IoT (Internet de las Cosas) que ha realizado el informe Connected Human Report -junto con farmB Digital Agricultura SA (de digitalización y robótica) e IMS Envolve (actividad centrada en IoT)- en Europa con el fin de analizar la madurez del sector agroalimentario en relación al uso de la tecnología conectada, la importancia de los datos y los próximos pasos que las organizaciones en agroalimentación pueden dar para aprovechar el potencial de la IoT en el sector.

Entre sus conclusiones destaca que el sector agrícola está siendo particularmente lento en adoptar nuevas tecnologías digitales, y muchos profesionales del sector aún desconocen los beneficios que IoT y otras tecnologías conectadas pueden traer a su sector. Si bien se ha comenzado a utilizar nuevas tecnologías y robótica en las prácticas agrícolas, en general, estas herramientas no están conectadas y, por lo tanto, no se aprecian los beneficios potenciales. Superar los problemas de almacenamiento de datos a través de protocolos comunes y mejores métodos de recopilación de datos es clave para construir la infraestructura digital.

Generar confianza

“La tecnología en sí ofrece excelentes resultados para el sector, pero el desafío es ayudar a los trabajadores a comprender sus capacidades y usarlas de manera efectiva”, asevera Alicia Asín, quien incide en que “es un sector muy tradicional. Son conscientes del potencial pero, para utilizar estas herramientas, se necesita asesoramiento continúo. El desafío más importante para los proveedores de soluciones inteligentes para la agricultura es generar esa confianza”.

De hecho, el sector, que ha pasado por varias evoluciones tecnológicas en el pasado a los albores de la maquinaria y las cadenas de suministro globales avanzadas, está en la cúspide de dar otro salto adelante. En esta ocasión, hacia una nueva era digitalizada. Y, aunque gran parte de la tecnología está lista para mejorar la agroalimentación, el sector se resiste a cambiar rápidamente. “Todavía está en pañales en transformación digital. La principal razón es que, en la agricultura, todo funciona más lento que en otras industrias. El rendimiento de los cultivos lleva tiempo, la cría de ganado lleva tiempo y, por lo tanto, los plazos para implementar nueva tecnología y cosechar los beneficios también llevará más tiempo que en las transformaciones digitales tradicionales”, afirma Dionysis Bochtis, de farmB. No obstante, “la digitalización en la industria está creciendo. La tecnología conectada no se usa lo suficiente en este momento, pero la robótica es importante para muchas organizaciones. Los cimientos de la digitalización y la tecnología conectada definitivamente están ahí, es más una cuestión de cuándo”. Una lentitud que, sin embargo, no tiene por qué ser negativa. “Cuando tienes más tiempo para incorporar algo, dispones de más tiempo para teorizar y probar cosas. El nivel básico de tecnología será más sólido en el sector agrícola en relación a otros sectores”, asevera Bochtis.

Modelar dato

Una opinión que secunda Edward Porter, de IMS Evolve, quien a su vez incide en que “el problema al que se enfrenta el sector no es necesariamente implementar tecnología para capturar datos, sino qué hacer con el volumen que se recopila. El sector agroalimentario recoge una gran cantidad de datos y se toma valor de una parte pequeña de ellos por lo que el coste de almacenamiento seguro es muy alto”. Un hándicap que se solucionaría con la creación de un protocolo estandarizado sobre cómo modelar datos y discernir mejor sobre los que se compilan porque también hay que saber mejor qué se necesita. “No hay que recoger todo”, apunta Porter. Además, de acuerdo con el informe, es preciso un cambio de mentalidad en el sector porque las empresas agrarias son muy celosas de la información que obtienen por los datos, lo que se explica por la alta competitividad no solo en términos de ganancias, sino por producir mejor fruta o vino, entre otros productos. “Su productividad depende de tener los mejores datos y usarlos para mejorar el producto final”.

A pesar de la lentitud en la transformación, los beneficios de la digitalización ya se dejan ver. En el informe se recoge que la IoT se está incorporando para optimizar el riego, prevenir enfermedades en los cultivos y mejorar los tratamientos de fertilización.

Pero aún hay más. En la granja inteligente lechera Voshazhnokivo, ha aumentado la producción de 28 a 33 litros por vaca con Internet de las Cosas y aprendizaje automático. La empresa ALAN-IT desarrolló un servicio de gestión diaria de producción láctea DPA (Dairy Production Analytics) soportado en la nube con el servicio analítico Smart4Agro para ayudar en la toma de decisiones ganaderas con una precisión de pronóstico de entre el 92% y el 97%. Además, DPA ofrece información adicional al equipo veterinario sobre temperatura, humedad, precisión, salud de la ganadería y otros parámetros. Así se observó que, si la temperatura disminuye en la granja, crecen las necesidades de alimento de las vacas. El sistema, al lanzar esta advertencia, ha permitido ajustar las operaciones y se ha logrado un ahorro en la alimentación de 2.000 vacas lecheras de alrededor de 340.000 euros en 180 días.

La tecnología también aporta beneficios ambientales. Utilizando IoT y Blockchain se está midiendo el metano producido por las vacas para tomar medidas de cara a mitigar las emisiones naturales. En el proyecto europeo, cuya fase piloto finalizó en septiembre de 2022, se ha logrado reducir en un 16,5% los gases de efecto invernadero en las tres instalaciones con las que se ha trabajado: dos granjas en Rumanía y otra en Grecia. Aparte de la mejora medioambiental, otro impacto positivo es el abono de menos impuestos -a más contaminación, más gravamen a pagar-, y la creación de contratos públicos inteligentes para automáticamente ofrecer los mejores precios para productos agrícolas con las menores emisiones de gases de efecto invernadero.

Y otro caso de éxito es el de la cooperativa social Agribio, en Cerdeña, Italia, con más de cinco hectáreas de terreno para cultivo y cinco invernaderos con una superficie total cubierta de unos 6.000 metros cuadrados. Este proyecto, gracias a la tecnología conectada, ha reunido datos del suelo y la temperatura y monitoriza los cultivos en tiempo real a la vez que se ha creado un modelo predictivo para ayudar a planificar futuras plantaciones y cosechas. En esta explotación, en la que se trabaja por incorporar a mujeres y personas en riesgo de exclusión social, la tecnología es clave para atraer a las nuevas generaciones hacia el mundo rural y evitar la despoblación porque se ha conseguido hacer el sector más atractivo.