Cooperativas: el otro relevo generacional en marcha

Compañías como la salmantina Dehesa Grande impulsan fórmulas con sus socios más jóvenes para acompañarles en su estabilización en el sector y, a la vez, impulsar su formación para favorecer su entrada y participación activa en los órganos de dirección.

Juntos somos más fuertes, principio fundacional del cooperativismo, ha arraigado con fuerza en el mundo agro, donde este fenómeno ha avanzado a pasos agigantados hasta el punto de que, al cierre de 2020, estas agrupaciones superaban las 3.600, los 34.180 millones de euros de facturación conjunta y el millón de socios en todo el territorio nacional –según datos del Observatorio Socioeconómico del Cooperativismo Agroalimentario Español–. Haber construido entidades competitivas y bien dimensionadas es fruto del duro y dilatado trabajo de muchos –fundamentalmente hombres hasta hace bien poco–, que, satisfechos de su bagaje, pero conscientes de la vertiginosa evolución que campo y agroalimentación experimentan día a día, sienten la necesidad de ceder ya los mandos. Así, en muchos consejos rectores se abona el terreno para que los jóvenes, por lo general más abiertos a las nuevas tendencias y más familiarizados con las nuevas tecnologías, tomen las riendas –y, ahora sí, con un protagonismo femenino creciente–.

Un claro ejemplo lo encontramos en Dehesa Grande, cooperativa salmantina de vacuno de carne nacida en el año 2000 e integrada por 600 ganaderos de seis cooperativas de primer grado. Hace poco más de un año impulsó su Consejo de Jóvenes Cooperativistas, fruto de un plan estratégico en cuyo diseño se detectó, tal y como explica su gerente, Octavio Gonzalo, que una de las grandes debilidades de la entidad es –como le ocurre a todo el sector–, “el del relevo generacional”. Había, pues, que mostrar el vacuno de carne como una actividad atractiva y la Cooperativa como un vehículo idóneo para garantizar la eficacia y la viabilidad de las explotaciones. Y qué mejor forma de hacerlo que a través de los asociados más jóvenes.

“Queríamos darles protagonismo, dar valor al trabajo que hacen y que se sientan reconocidos”, afirma Octavio Gonzalo antes de señalar que, creando este Consejo, además, se abordaba un segundo y vital objetivo: sentar la bases para que esos jóvenes ganaderos “asuman responsabilidades”, “hacer cantera” para encauzar el necesario “plan renove” en la entidad.

Del WhatsApp a un grupo de apoyo afianzado

José María García Prieto (28 años), de la pequeña localidad de Cipérez y uno de los técnicos de campo de Dehesa Grande, fue uno de los que se involucró al cien por cien en este Consejo de Jóvenes Cooperativistas desde que dio sus primeros pasos a través de un simple grupo de WhatsApp. De hecho, afirma que también fue un poco “cabezonería” propia porque, cuando decidió hacerse cargo de la explotación de uno de sus tíos a su jubilación, con apenas 20 años y sin vinculación previa con el sector, pero totalmente convencido de su “amor al campo”, se topó con ciertas carencias que le dificultaron la arrancada. “Me di cuenta de la desinformación” a la que se enfrentan muchos en la nueva incorporación; “no sabíamos ni calcular la rentabilidad de una explotación”, ejemplifica para precisar que este Consejo pretende dar respuesta a esas carencias, ofrecer información, formación y asesoramiento a los jóvenes para “profesionalizar” la ganadería bovina salmantina del futuro y hacerles ver la importancia de la cooperativa y de su participación en ella.

Tras el grupo de WhatsApp, llegó un encuentro de presentación con jornada formativa inaugural, precisamente con el funcionamiento interno de la cooperativa como eje. Le han seguido otras enfocadas a nutrición del bovino, sanidad animal, gestión cooperativista, economía de las explotaciones, cuidados veterinarios... La PAC protagonizará la próxima cita en la agenda de la veintena de ganaderos de menos de 35 años que forman este Consejo de Jóvenes de Dehesa Grande; una agenda que, como explica José María, está condicionada por momentos ineludibles en el quehacer de todo agricultor y/o ganadero, como pueden ser la sementera o las pariciones, pero que intenta incluir un encuentro “cada mes o dos meses”.

La respuesta es muy buena, confirma porque, además de la formación en sí que reciben –gracias a técnicos de la Unión Regional de Cooperativas Agrarias de Castilla y León, Urcacyl–, estas reuniones les han servido para crear un “grupo de amigos, un grupo de apoyo” en el que compartir problemas y beber de la experiencia de profesionales similares a uno mismo, algo de suma importancia, incluso personalmente, en una zona muy afectada por “la despoblación”. Además, añade, con estas citas se refuerza el sentimiento cooperativista, la pertenencia a una Cooperativa que, incide José María, garantiza el elemento clave de todo negocio, “tener asegurado el cobro según mercado” y, además, ofrece asesoramiento, acompañamiento en la búsqueda de crecimiento y rentabilidad y todos los servicios que el profesional puede necesitar. Y todo, “sin preocupaciones” -amén de las incontrolables, como el actual incremento de los costes de producción-.

El ejemplo del Envero de Cuatro Rayas

Dehesa Grande no es la única que ha dado el paso. Otras muchas han emprendido acciones similares, caso de la cooperativa Bodega Cuatro Rayas con su Comisión Envero, una agrupación que aglutina a hijos e hijas de sus socios viticultores, así como a los cooperativistas más jóvenes, y con la que se pretende que quienes heredarán la responsabilidad de mantener vivo el legado de la entidad de referencia de los vinos blancos españoles conozcan y formen parte activa del día a día de la bodega, aportando su visión y aprendiendo de sus antecesores la pasión por la viticultura como medio de vida.

Como entidad ejemplarizante, el pasado octubre, Cuatro Rayas recibió en sus instalaciones de La Seca (Valladolid) a 120 jóvenes profesionales representantes de agrupaciones cooperativas del ámbito agroalimentario para, en el marco del III Encuentro Estatal de Jóvenes Cooperativistas, compartir esta experiencia de fomento del relevo generacional.

En la misma línea de hacer cantera, hace solo unos días, Urcacyl celebraba las VIII Jornadas de Jóvenes Cooperativistas reuniendo en Soria a 35 agricultores y ganaderos de Castilla y León con una media de edad de 27 años para, asimismo, contribuir a su formación como futuros miembros de los consejos rectores de unas entidades que, cabe no olvidar, resultan vitales para la sostenibilidad social, económica y medioambiental en el medio rural español y con un importante plus: no se deslocalizan.