¿Cómo afecta la biodiversidad de plantas en la producción de forraje?

La presencia de demasiadas especies vegetales puede generar una reducción del 29% en la producción de forrajes para alimentación animal. Una disminución que se vería compensada con otros efectos positivos sobre el control de plagas, la polinización y la fertilidad y acumulación de agua del suelo.

Las plantas tienen un papel fundamental. De forma generalizada son importantes en los ecosistemas porque permiten la presencia de herbívoros, contribuyen a la polinización y ayudan a la infiltración de agua, entre otros beneficios, lo que repercute de forma positiva en los hábitats al funcionar de una manera más eficiente. Sin embargo, ¿qué sucede en la producción de forrajes para alimentación animal? La biodiversidad de plantas tiene beneficios para el medio rural, pero no siempre en relación a esta producción, que puede disminuir, según se recoge en la investigación Biodiversity Exploratories, realizada en 150 pastizales naturales no situados en campos de cultivo y localizados en praderas en las que entra el ganado para su alimentación o bien se siega la vegetación para hacer forraje para alimento animal. Estas parcelas, en las que las especies vegetales son las que viven en el ecosistema de forma natural, son representativas de los diferentes tipos de Europa central y se ubican en las regiones alemanas Schwäbische Alb del sur del país, Hainich-Dün de la zona centro y la de la reserva de la biosfera Schorfheide-Chorin, situada esta última al norte de Berlín. La investigación, en total, analiza 16 diferentes servicios ecosistémicos (beneficios que los ecosistemas aportan a la sociedad).

El estudio, que comenzó hace diez años, refleja que la diversidad de plantas en una misma parcela puede tener efectos negativos de cara a la producción. “Para el forraje para alimentación animal es mejor tener pocas especies muy productivas que muchas especies diferentes”, afirma Hugo Saiz, investigador “María Zambrano” de la Universidad de Zaragoza, quien ha colaborado en esta investigación. De este modo, la diversidad de plantas reduciría en el 29% el servicio ecosistémico de aprovisionamiento (calidad y cantidad del forraje). No obstante, la calidad y cantidad de forraje depende en un 49% de la intensidad de la actividad agraria (incluye uso de fertilizantes, pastoreo y número de siegas al año). “Los efectos son siempre positivos porque más intensidad agrícola aumenta la cantidad de forraje”. Sin embargo, si se relacionan ambas variables, se observa que la diversidad es tres veces más importante que la intensidad agrícola.

La disminución de la producción de forraje por la mayor biodiversidad de plantas se vería compensada por otros efectos positivos al meter el ganado y/o fertilizar algunas especies, en concreto, las que crecen más rápido y producen más forraje. También se observan efectos positivos sobre los polinizadores, el control de plagas o la fertilidad del suelo.

Además, el estudio, que analiza tanto la propia pradera como las tierras colindantes, pone de manifiesto que la diversidad alrededor de la parcela sí tiene un efecto positivo porque “seguramente actúa como hábitat para especies beneficiosas como polinizadores o biocontroladores de plagas”, añade Hugo Saiz. En concreto, la disminución de calidad y cantidad de forraje, atendiendo a la diversidad del entorno, sería del 8%. De este modo, “promover la diversidad de plantas es positivo para todos los grupos sociales del medio rural sin perjuicio para los agricultores”, incide el investigador.

La investigación igualmente analiza las especies naturales de los pastizales para conocer cuáles son las más productivas. “Las especies que más producción dan son, sobre todo, gramíneas como la lolium perenne (llamada comúnmente ballica o césped inglés, entre otras denominaciones) y la poa pratensis (espiguilla o pasto azul de Kentucky), así como alguna leguminosa como el trifolium repens (trébol blanco)”, señala el investigador.

Otros beneficios

La biodiversidad de plantas tendría aún más efectos positivos. Por ejemplo, la diversidad de especies vegetales en la misma pradera tendría un impacto beneficioso del 26% en los servicios ecosistémicos reguladores superficiales (polinización y presencia de plagas), porcentaje que se situaría en el 13% si se atiende a la biodiversidad del entorno.

En el caso de los servicios ecosistémicos de regulación subterráneos (fertilidad y acumulación de agua del suelo), la contribución de la biodiversidad sería igualmente positiva: un 2% si se atiende a la propia parcela y un 5% en las praderas de los alrededores.

Los efectos positivos de la biodiversidad también se observan en otros servicios ecosistémicos como es el caso de los culturales (diversidad de pájaros y flores, lo que atrae a los turistas). La contribución sería del 6%, atendiendo al entorno local y del 33% en las zonas de alrededor de las praderas. “Más diversidad de plantas aumenta el atractivo turístico”, explica el investigador. Precisamente, esto permitiría atraer a más turistas y dinamizar el medio rural.

Los resultados de esta investigación son importantes porque se analiza tanto la biodiversidad como la diversidad de especies, además de ser útiles para la gestión del medio rural al poner de manifiesto la importancia de las distintas especies vegetales y de los ecosistemas para los habitantes de las zonas. “La información es clave para que los gestores puedan tomar decisiones más beneficiosas para el medio rural”, afirma Saiz.