Luis Cortes, coordinador estatal de Unión de Uniones: “La PAC es un auténtico sudoku y mucho dinero de los ecorregímenes se va a quedar sin cobrar”

A sus 62 años, este cacereño que cultiva frutales de pepita asume las riendas a nivenl nacional de Unión de Uniones. Llega al cargo con la experiencia de haber dirigido la Unión de Extremadura desde 2017 y con el reto de lograr unas elecciones en el campo que reflejen la representatividad real de las organizaciones agrarias.

¿Por qué se ha decidido a dar el paso y asumir el cargo de coordinador estatal?

Más bien me han dado el paso (sonríe) porque nunca pensé que iba a ser coordinador estatal. Lo que ha habido es un cambio de generación, el primer grupo que entró, con José Manuel de las Heras, ya se quería jubilar y yo tenía disponibilidad. Para mí ha sido un ejercicio de responsabilidad porque Unión de Uniones ha hecho mucho por Extremadura y tenía que aceptar.

José Manuel de las Heras reconocía que su espinita ha sido no llevar la plena democracia al campo. ¿Seguirá siendo una de sus principales líneas reivindicativas?

Como organización es la principal. No puede ser que después de tantísimos años de democracia en España, sigamos teniendo una representación decidida por las administraciones. Eso ya lo tuvimos 40 años en España. Nosotros entendemos que a los agricultores los tienen que representar quienes ellos decidan y no el ministro o el consejero de turno. Esa va a ser la espina dorsal de nuestras reivindicaciones como organización.

¿Y por qué cree que no hay elecciones?

Lo dijo el ministro cuando afirmó que no quería llevar las elecciones al sector agrario sin consenso. Si a los que no quieren elecciones les quieren convencer de que las hagan con lo a gusto que están recibiendo cada uno el 33% de las ayudas, el 33% de la representatividad y siendo los únicos interlocutores sin dar cuentas a nadie y hacer los que les da la gana... De ahí el divorcio que hay entre agricultores y ganaderos y sus representantes. La Administración está muy contenta de que no haya elecciones porque el sector está mucho más tranquilo. Las organizaciones más representativas también porque no tienen que dar explicaciones a nadie y el que sale perdiendo es el agricultor y el ganadero. Pero eso no vamos a permitirlo. Si en España hubiésemos tenido que llegar a un consenso para hacer las elecciones seguiríamos con la Dictadura porque fueron unas Cortes franquistas las que decidieron que las hubiese. A ver si lo que hicieron esas Cortes franquistas no se va a poder hacer en 2023.

Estamos en pleno proceso de presentación de las ayudas de la PAC. ¿Cómo está siendo el proceso?

Nos gustaría de verdad estar en plena campaña, pero todavía no se ha registrado ninguna solicitud con garantía de que se va a cobrar. Es una PAC muy complicada, la administración ha metido demasiada burocracia para la que es capaz de gestionar. Estamos de acuerdo en que se tenga en cuenta la protección del medio ambiente y todas las cuestiones que exige la UE, pero se podía haber hecho de manera menos complicada no para los agricultores, sino para la propia administración, que no son capaces, y de ahí los problemas de la aplicación informática. La impresión que tenemos es que se van a quedar mucho dinero de los ecorregímenes sin cobrar. Hay sudokus que son más fáciles de resolver que la PAC.

Uno de los principales recelos es el cuaderno digital ¿Está el sector preparado?

No. El Ministerio debe ser consciente de la pirámide de edad. De las 600.000 solicitudes de la PAC que se hacen, más de 400.000 son personas mayores de 60 años a las que no les puedes exigir un cuaderno digital en el que todos los meses tienes que grabar las actuaciones en fitosanitarios, abonados, etc. Se nos quiere digitalizar a marchas forzadas cuando luego la propia administración tiene que retrasar la entrada en vigor porque no está preparada para hacer la aplicación informática. Dudamos mucho de que se pueda poner en marcha con garantías el 1 de septiembre para las explotaciones de más dimensión y para el resto va a ser imposible el año que viene.

En el Gobierno sobrevuela la idea de poner un tope al precio de los alimentos. ¿Puede ser el sector el pagano de la situación?

Hemos mandado cartas a varios ministros, entre ellos el de Consumo, porque entendemos que hay una ley que está en vigor, la de Comercio Minorista, que permite a las administraciones, en función de las circunstancias que tenemos actualmente, marcar los márgenes comerciales. Eso es mejor que topar los alimentos, no vaya a ser que yo venda a 20 céntimos y el techo suponga que tenga que venderlo a 10. El agricultor está vendiendo muy barato y el incremento de los precios no se hace en origen, sino en el resto de los eslabones de la cadena. La administración debe tener ese compromiso para controlar la cesta de la compra por ahí y no poniendo un tope que afecte exclusivamente a los productores. Y en esa línea, hay que aclarar a la vicepresidenta Nadia Calviño que no somos los que ponemos el precio final del producto.

La inflación ha disparado los costes de los insumos. ¿Son rentables la agricultura y la ganadería en España?

La Ley de la Cadena Alimentaria lo que establece, al menos, es vender por encima de los costes de producción y dicen que no pueden pagarlo. Eso significa que no lo están haciendo, de ahí la disminución del número de explotaciones y que los jóvenes no quieran instalarse porque el campo no es rentable y prefieren irse a las ciudades a buscar un trabajo. Cuando un sector es dinámico, se mueve y es rentable, atrae a los jóvenes.

¿La Ley de la Cadena Alimentaria está sirviendo para algo?

Primero hay que aclarar que todavía no ha entrado plenamente en vigor, sino que lo hará a los seis meses de aprobarse el Real Decreto. El Ministerio tiene hasta junio para publicar los criterios para establecer los costes de producción y hasta entonces estamos indefensos en los contratos. Por tanto, esa Ley tan cacareada no será efectiva hasta junio. Luego ya veremos si somos capaces de que se cumpla.

Una de las asignaturas pendientes es el relevo generacional. ¿Antes hablaba de la rentabilidad, pero qué otras medidas habría que implantar?

Que se valore la actividad agraria, que no se dé la impresión a la opinión pública de que los agricultores y ganaderos somos unos contaminantes, que estamos contra el Medio Ambiente, que una vaca contamina más que un coche... Se está desvalorizando lo que es la actividad agraria y si eso lo unimos a que no es rentable, pues la gente sale corriendo. Se nos tiene que valorar como lo que realmente somos, productores de alimentos saludables y a buen precio y que además tratamos de ganarnos la vida con ello. Si las administraciones entran en ese juego seremos capaces de hacer la actividad atractiva, pero si siguen como hasta ahora, que cada dos por tres sale un ministro dándonos un susto, no conseguiremos que los jóvenes se entusiasmen por esta actividad.

En Holanda ha causado sorpresa el éxito cosechado por un partido de agricultores. ¿Cómo lo valora y dígame si cree que es posible que pueda ocurrir en España?

En España ahora lo veo difícil. En Holanda ha sido una sorpresa porque en los países del Norte de Europa los temas medioambientales tienen muchísima fuerza. Aquí no hay tanto porcentaje de población activa agraria como para que un partido pueda cosechar esos resultados. Pero si siguen apretándonos se dará la ocasión.

España va a asumir la Presidencia del Consejo de la UE. ¿Qué pediría a Pedro Sánchez?

Que nos hiciera un poquito de caso. Primero que vea lo que es el sector, a qué nos dedicamos, qué es lo que estamos haciendo y que en base a eso se le tenga un poquito más en cuenta en las políticas que hace el Ministerio. Calviño nos echaba en cara que nos habían dado 300 millones por la subida del precio de los fertilizantes y teniendo en cuenta que hay poco más de 250.000 agricultores salimos a poco más de 1.000 euros por explotación. Al presidente le diría que si quiere que haya alimentos de calidad y que los pueblos no se abandonen, tendrá que hacer políticas para que haya rentabilidad. Si siguen las políticas actuales, ojo como las que también hizo el Gobierno del Partido Popular en su momento, toda la palabrería de que queremos un mundo rural vivo será una falacia.