Enrique Estrada, apicultor, criador, seleccionador y maestro en inseminación artificial de abejas: “España tiene buena masa de abejas nativas para supervivencia y producción”

Acaba de visitar nuestro país para inaugurar el primer laboratorio privado de sanidad apícola de Castilla y León, instalaciones con las que el Bierzo aspira a convertirse en referente nacional en el estudio y seguimiento de enfermedades en las abejas. Y es que, qué mejores manos para estrenarlo, que las de un experto de la talla de Enrique Estrada de la Mora, quien, a sus 68 años, suma 43 “trabajando con las abejas” y “viviendo” de los cerca de 200.000 vuelos que, en sus 50 días de vida, se estima realizan estos pequeños insectos, esenciales por su labor polinizadora y auténticos magos por su capacidad de transformar esos viajes en un saludable alimento. Con una experiencia así bajo el brazo, el también presidente de la Federación Mexicana de Apicultura ejerció de profesor, el pasado marzo, en sendos cursos sobre mecánica de selección genética y creación de reinas, y sobre inseminación artificial de estos himenópteros.

Según explica, esta reproducción intervenida -y alternativa a la natural, en la que “el apareamiento se efectúa en vuelo”-, es una técnica enfocada a la obtención controlada de reinas para selección y mejora genética del rebaño del apicultor. Todo comienza en los “registros de cada colonia”, a partir de los cuales se llevan a cabo “análisis estadísticos” para valorar su genética. Con esa base, añade Enrique Estrada, es el apicultor el que decide qué reinas va a reproducir mediante esa inseminación artificial. “Puede querer las que sobreviven mejor al invierno, las que producen más miel, las que son más dóciles, etc.”, enumera no sin dejar de subrayar la importancia también de la producción de zánganos igualmente seleccionados, pues de ellos van a depender el 50% de los genes de las nuevas reinas.

De todo ello y del manejo del instrumental necesario para este proceso les ha hablado a unos alumnos de los que se prevé salgan en torno a una decena de empleados para el nuevo Laboratorio de Camponaraya, en el que apicultores de toda España podrán formarse, analizar sus cabañas, enviar muestras y alcanzar acuerdos de colaboración.

Se trata de mejorar si bien, en opinión de Estrada, hay bastante “profesionalización” apícola en España, además de que disponemos de una “buena masa de abejas nativas para un buen nivel de supervivencia y de producción”. Sin embargo, nuestro país, como el suyo, reconoce, tiene un grave problema: “la entrada de mieles falsas” que tira por el suelo los precios de la miel nacional y sitúa a los verdaderos productores en desventaja pese a cumplir con controles mucho más estrictos. “No estoy en condiciones de aseverar, pero se habla de miel de China que en realidad es jarabe o sirope de arroz que no se puede detectar”, afirma para concluir incidiendo en la necesidad de “nuevos análisis” que sí sean capaces de señalar la miel adulterada para poner fin a este riesgo para los productores y también para los consumidores.