España acaricia con el pistacho el nuevo ‘El Dorado’ verde

El ‘boom’ de este cultivo estallará en dos años según el experto que abandera el camino, Ángel Minaya, y conducirá a nuestro país, por sus condiciones privilegiadas, al liderato mundial en producción de calidad en apenas 15 años.

El amarillo cereal deja paso al verde pistacho. Lo dice el color del campo español y lo corroboran los datos. Si en 2010 en nuestro país apenas se contabilizaban 1.800 hectáreas de pistacheras, en este 2022 vamos a aproximarnos a las 60.000. Detrás de este formidable salto, la atractiva rentabilidad de un cultivo que en apenas cinco años retorna la inversión al agricultor -entre 10.000 y 14.000 euros por hectárea ya con plantas injertadas en suelo-, y que en torno al octavo ya puede dejar en su bolsillo entre 3.000 y 10.000 euros por hectárea. No es de extrañar, pues, que muchos hayan sucumbido al fruto seco de moda. Y no sólo particulares; también grupos de inversión y grandes fortunas miran al campo español teniendo en cuenta que buena parte de nuestro territorio goza de condiciones “privilegiadas” para producir este saludable alimento cargado de proteínas vegetales cuya demanda mundial crece. Hay todo un El Dorado a la vista y parece que nuestro país está dispuesto, efectivamente, a teñirse de verde pistacho.

El boom estallará en dos años. Así lo vaticina Ángel Minaya, un joven conquense de sólo 32 años que, podríamos decir, abandera el camino hacia este particular El Dorado español del pistacho. Lo hace con Agróptimum, una empresa que, tras arrancar como emprendimiento en 2015 con Agróptimum Desarrollos Globales, enfocada al asesoramiento técnico, el desarrollo de proyectos agrícolas leñosos llave en mano y a la prestación de servicios integrales de gestión, se ha visto ampliada en apenas seis años por otros dos brazos complementarios (Agróptimum Logistics y Acemi Spain). En consonancia con esta buena marcha, si el año pasado el conglomerado empresarial alcanzó una facturación de 7 millones de euros, sus previsiones apuntan a cerrar el presente ejercicio con 15 en su cuenta de resultados y con un ebitda que rondará los cuatro millones de euros.

De familia de agricultores dedicados al viñedo y otros leñosos, el carácter “inquieto e innovador” llevó a Ángel en 2019 a viajar al Valle de San Joaquín en California, una de las zonas de referencia mundial del cultivo pistachero. Allí, explica, vio cosas muy diferentes a las que se hacían aquí y se le encendió “el piloto”. “Vi un filón brutal y que había mucho por recorrer en un territorio peninsular con un clima, que es el factor más importante -recalca-, con un potencial grandísimo”.

El vivero más grande de Europa

A su regreso, el joven aún veinteañero se trajo un acuerdo con un socio para poner en marcha Acemi Spain, filial del gigante californiano Acemi Incorporporation y convertida hoy en el vivero más grande de Europa del considerado mejor pie para pistacho del mercado, el portainjerto UCB1, que crece en maceta de cinco litros y al que se injertan a posteriori las variedades que mejor se adaptan a cada terreno. El objetivo de este enorme vivero en la localidad de origen de Ángel Minaya, Villanueva de la Jara, es aproximarse este año “al millón de plantas”. “Para ser buenos, hay que ir de la mano de los mejores”, afirma el fundador y gerente de Agróptimum sobre este acuerdo que dio un fuerte espaldarazo a un grupo empresarial que suma más de mil proyectos llave en mano entregados, una cartera de 500 clientes, “cada vez más grandes y con más hectáreas”, y 150 empleos directos y entre 50 y 100 indirectos.

La tecla, dice el empresario apegado a esta pequeña localidad conquense de sólo 2.300 habitantes ha estado en su propio “afán de superación, en la ambición adaptada al trabajo y, sobre todo, en el conocimiento y la perseverancia”, dos elementos que considera imprescindibles para alcanzar el éxito.

No obstante, más allá de lo personal y extrapolando ese éxito al plano profesional, la clave del fulgurante despegue de Agróptimum ha estado, ni qué decir tiene, en ese viaje a California, en una visita que permitió a Minaya traerse para su empresa española un “know how de 40 años”. “Se hablada de oro verde sin saber por qué” y, por eso, él se fue a descubrir las razones a uno de los centros neurálgicos mundiales del pistacho. “Buscamos nuevos marcos de plantación, nuevas fórmulas de gestión de poda, sistemas mecanizados para la plantación con maquinaria especializada y puntera, etc.”; en definitiva, un conjunto de elementos que, contando con lo más importante, que es el terreno, -y, en este sentido, España goza del privilegio de disponer de buena parte de sus espacios de cultivo en una franja de latitudes con unas condiciones de calor diurno y frío nocturno óptimas para la producción de pistacho-, permiten gestionar mejor una plantación y, con ello, mejorar los rendimientos y la rentabilidad. “No se puede poner una planta “sin saber si el clima y la analítica del suelo son idóneos para ella”, asegura el gerente de Agróptimum para subrayar la importancia que supone el hecho de que a las pistacheras españolas hayan llegado esos métodos californianos a los que avalan nada más y nada menos que cuatro décadas de experiencia.

Profesionalización

Con ellos, resume Minaya, hemos ganado, sobre todo, “rentabilidades por hectárea”. Pero no de forma general. De hecho, considera el empresario conquense que de las más de 55.000 hectáreas de pistacheras que actualmente cubren suelo español, “el 80% son poco productivas”. Y la razón, según su propia explicación, es sencilla: desde hace unos años el pistacho se ha convertido en “alternativa al desuso del suelo” y ha sustituido al cereal en zonas en las que se abandonaba éste; sin embargo, ha habido por norma general un mal asesoramiento, se han utilizado en esas nuevas pistacheras plantas tradicionales y se han llevado a cabo para sus plantaciones trabajos poco profesionales. “Con todo y con eso, se obtenían resultados económicos”, y de ahí el meteórico despegue de un cultivo que, eso sí, está asistiendo “desde hace uno o dos años a una importante profesionalización”, especialmente en Castilla-La Mancha, comunidad que lidera con creces al ranking nacional al aglutinar el 80% de las plantaciones.

Estos dos factores, la proliferación de pistacheras y esa reciente profesionalización, propiciará, reafirma Minaya, que en un par de años se produzca ese boom del oro verde en un campo español en el que, no obstante, “todo está por llegar”. Y es que, según este experto, “en el 45-50%” del terreno cultivable de nuestro país, especialmente en Castilla- La Mancha, Norte de Andalucía y Extremadura, Sur de Castilla y León y algunas zonas de Cataluña, “puede funcionar muy bien” tanto en regadío, como en secano, dado el clima, pero también las condiciones del suelo y del agua. Si a ello se une el hecho de que, según sus previsiones, otros países van a ver caer su producción fuertemente en los próximos años a consecuencia de la sequía, España podría convertirse, de aquí a unos 15 años, en potencia mundial del pistacho con sabor. Con sabor y, más aún, de calidad garantizada, dados los estrictos estándares que impone la UE con respecto a esos otros grandes productores, EEUU e Irán, en los que las exigencias no son tantas.

Por lo pronto, España es ya líder mundial en pistacho ecológico dado que, precisamente la combinación de clima, suelo y agua, permite una producción prácticamente natural. Eso sí, “el desconocimiento está y no puedes aprender mirando la finca del vecino de al lado”, por lo que es fundamental “dejarse asesorar por profesionales”, por quienes realizan un estudio previo antes de marcar unas directrices para el cultivo y dan una garantía. Así lo subraya Ángel Minaya, gerente de una empresa cuyos espectaculares datos económicos dictan que, efectivamente, puede guiar a España hacia El Dorado verde.