¿Qué son los cultivos cubierta y qué beneficios tienen?

La reducción de los riesgos asociados a la posible erosión o escorrentía del suelo agrícola o la aportación de nutrientes son algunas de las ventajas de estos cultivos complementarios.

Si bien es normal que dediques tu tierra de cultivo a la producción de aquellas especies vegetales que te permiten incrementar tus expectativas de rentabilidad, en base a su capacidad de crecimiento óptimo y salida comercial, es más que conveniente que te plantees la posibilidad de complementar esta práctica con el desarrollo de lo que se conoce como cultivos cubierta.

En términos agrícolas, cuando se habla de cultivos cubierta se hace referencia a aquellas especies que se siembran con posterioridad a la recolección de la cosecha y con carácter previo a la realización de las labores dirigidas a retomar la producción de este cultivo principal, o de otro cultivo alternativo en caso de rotación, con el fin de reducir lo más posible los riesgos asociados a la posible erosión o escorrentía del suelo agrícola a causa de las condiciones ambientales o meteorológicas a las que está expuesto el terreno.

De esta forma, a través del desarrollo de cultivos cubierta no solo se consigue favorecer el mantenimiento óptimo del suelo, reduciendo su compactación, sino que, al mismo tiempo, este tipo de cultivos permiten incrementar notablemente el contenido y calidad de su materia orgánica, sobre todo si se emplean especies capaces de aportarle, de forma natural, los nutrientes que el cultivo principal requiere para su crecimiento y, por tanto, absorbe de forma más intensiva.

En este sentido, si te estás planteando el empleo de esta práctica para incrementar la riqueza orgánica de tu suelo agrícola en la cosecha y recolección de tu cultivo principal, desde Aepla te recomendamos que tengas en cuenta estas recomendaciones.

Para comenzar, selecciona un cultivo cubierta que se ajuste lo más posible a las condiciones requeridas para que este sea efectivo, en cuanto al periodo del año en el que deseas que cumpla su función, su rapidez de crecimiento y sus expectativas para alcanzar la mayor densidad posible.

En el caso de que tu parcela agrícola se encuentre en pendiente, realiza la siembra de este cultivo, así como de tu cultivo principal, siempre en perpendicular a la inclinación del terreno, para disminuir lo más posible la pérdida de suelo a causa de la escorrentía y la erosión provocada por el viento y otros factores.

Para obtener los resultados deseados, será preciso mantener los restos vegetales de este cultivo, incluso posteriormente a su siega si consideras necesario llevarla a cabo, hasta que tu nuevo cultivo comience a germinar. De esta forma, esta capa servirá de protección natural para favorecer el desarrollo de las semillas en las mejores condiciones posibles.

Más allá de las recomendaciones anteriores, debes tener presente la idoneidad o no de optar por este cultivo complementario en el caso de que tu suelo agrícola presente un déficit acusado de recursos hídricos, optando en estos casos por especies que requieran de una menor cantidad de agua para su crecimiento.