¿Está en peligro el suministro de alimentos?

De acuerdo con la ONU en el planeta actualmente viven 7.800 millones de personas, de estas más del 60% residen en las ciudades, mientras que el resto, 40%, lo hacen en el campo, aunque se espera que en 2050 la población supere los 9.000 millones de personas y que casi el 70% de la población resida en las ciudades debido al éxodo rural. Esta migración es superior en los países desarrollados, llegando a ser en la actualidad el porcentaje de personas que residen en núcleos urbanos de entre el 75 y el 90%, como por ejemplo en Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, etc., por el contrario, en el continente africano en los núcleos urbanos tan solo residen algo más del 25% de los habitantes. Esta evolución está siendo tan rápida y consistente que en las 20 ciudades más grandes del mundo ya viven más de 400 millones de personas.

En la UE el 75% de las personas residen en núcleos urbanos, y tan solo el 25% lo hace en zonas rurales, en España este dato es mucho más alarmante, siendo del 16% para las zonas rurales y del 84% para núcleos urbanos.

La población activa mundial actual es de 3.450 millones de personas, de estas el 25% trabajan en agricultura, 51% en el sector servicios y el resto, 24% en el sector industrial.

Refiriéndonos a la agricultura se ha pasado de 2000 a 2021 de 1.100 millones de personas a tan solo 862 millones de personas empleadas en agricultura. Es decir, el sector primario ha pasado de ser el de mayor empleo generado a casi el último en generación de empleo, de otro modo, aun incrementándose la población activa mundial de 2.600 millones de personas a 3.450 millones de personas en el periodo objeto de estudio (más de 850 millones de personas), el empleo en la agricultura ha cedido en un 21%, o lo que es lo mismo, en 21 años han dejado de trabajar en el campo 238 millones de personas, sin embargo, la producción de alimentos agrícolas en el mismo periodo creció un 50%. Si nos referimos a la Unión Europea, el desglose de la población activa aun es más drástico con respecto a la caída del sector primario, siendo para el sector servicios del 63%, la industria del 31%, y la agricultura tan solo, del 6%, de un total de 320 millones de personas.

La tierra cultivable en el mundo es de15,2 millones de kilómetros cuadrados, y en los últimos 20 años, por la evolución de la población se ha pasado de una superficie de tierra cultivable por persona de 0,45 a 0,18 en 20 años, y se estima que en 2050 la situación sea aún peor, pudiendo situarse en 0,10 hectáreas por persona. Si nos referimos al agua, en la agricultura en la actualidad cada ser humano de forma per cápita podría acceder a 50 litros por día, no obstante el 20% de la población mundial no tiene acceso a agua potable, y el 40 viven con escasez de líquido elemento, y se prevé, según las reservas actuales, que en 2050, se habrá llegado al tope de agua disponible por persona y año.

Para concluir este recorrido que vincula población, agricultura y alimentación, poner de manifiesto que en todo el mundo, un 14% de los alimentos, con un valor estimado de 400.000 millones de euros, se pierde entre la cosecha y la distribución (FAO, 2019), y otro 17%, unos 500.000 millones de euros, se desperdicia en la distribución, y entre los consumidores finales (PNUMA 2021). En total casi un tercio de los alimentos con un valor de casi mil millones de euros se desperdicia entre el campo y la mesa.

Por lo tanto, en la actualidad el planeta se encuentra ante una tendencia cuya evolución en magnitudes sería la siguiente. Como resumen, en función de la evolución de la población en 2050 no dispondremos de recursos suficientes como son la tierra, o el agua para poder alimentar a la totalidad de los ciudadanos de la Tierra. En un entorno en el que la mayor parte de la población residirá en núcleos urbanos, y en un punto en que la agricultura será más necesaria que nunca, en países como España tan solo ocupará al 3 o 4% de la población activa, pues en la actualidad dicho porcentaje ya es del 6%, y en un estadio en el cual, casi un tercio de los alimentos se desperdician por la gestión que se hace durante la cadena del valor desde el campo hasta la mesa.

Ante dicho insostenible entorno de falta de optimización, desperdicio de alimentos, y escasez de recursos, entre ellos tierra, agua y mano de obra, con una creciente población, y concentración en núcleos urbanos, se hace necesario más que nunca, la aplicación de una agricultura moderna, eficiente, rentable, sostenible, profesionalizada y digitalizada, solo de este modo se podrá ser condescendiente con el planeta en la explotación de la tierra, fijando la población al entorno rural con empleos sofisticados y duraderos, garantizando la pervivencia de la agricultura, evitando el desperdicio y optimizando la productividad en la cadena de valor, y de este único modo poder garantizar el suministro de alimentos a la creciente población del planeta, y la despoblación del mundo rural, de otro modo resultaría imposible.